jueves, 31 de mayo de 2012

HALLAZGO DE UN RINOCERONTE FÓSIL EN EL YACIMIENTO DE LA VALENCINA

Debido a la construcción de una rotonda y a la ampliación del arcén, de la carretera, que va desde Gelida a Sant Sadurní d´Anoia dejó al descubierto el yacimiento paleontológico de la Valencina.
 Un grupo de paleontólogos del ICP en colaboración con el Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid están llevando a cabo dicho trabajo de excavación.

Proceso de excavación por los miembros del ICP. Isaac Casanova.

En dichos trabajos se han recuperado numerosos restos de huesos, de tortugas gigantes, y el costillar un fémur y algunos molares de un rinoceronte adulto.

Resto de una costilla de un rinoceronte en el yacimiento. Isaac Casanova.

El rinoceronte pertenece al género Plesiaceratherium, del que se han encontrado restos de ésta especie en otras excavaciones de la zona.
Estos rinocerontes extintos serían de pequeño tamaño, un poco mas pequeño que los actuales rinocerontes de Sumatra, la especie actual más pequeña, que puede llegar a tener una masa de unos 800 kilos. El Plesiaceratherium posiblemente habría sido un rinoceronte rechoncho, sin cuernos y,  seguramente, de costumbres semiacuáticas.
La identificación de las diferentes especies de roedores junto a los grandes mamíferos que se han recuperado permitirá a los investigadores reconstruir el paisaje de Cataluña, durante el Mioceno Inferior, y los diferentes animales que la poblaban.
El yacimiento de Valencina corresponde a un pequeño lago que existió en la zona durante el Mioceno Inferior hace 16,5 millones de años. Durante esta época la temperatura en Cataluña era de clima tropical y seco.

                                                        

martes, 29 de mayo de 2012

RESTOS DE MAMUT MERIDIONAL EN EL YACIMIENTO DEL FORN DE LA BOELLA (Tarragona)


Josep Vallverdú, del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y director del Proyecto de excavación que se viene realizando en la zona de La  Canonja. Desde hace cinco años, está dando como resultado, el hallazgo de restos de mamut meridional (Mammuthus meridionalis), con una antigüedad de 800.000 años, así como, restos de animales como cérvidos, caballos, hipopótamos y fragmentos dentarios de una hiena con una antigüedad de unos 200.000 años.

Restos de una costilla y tibia de mamut. Foto: ACN/ Marc Cervelló

En este yacimiento del Forn de la Boella, se han registrado fragmentos de una tibia, restos de dientes, de una costilla y de un hueso articular de mamut, asociados a restos de piedra tallada y herramientas fabricadas con sílex, por los humanos.  
De los restos de dientes encontrados corresponden a los terceros molares superiores, de derecha e izquierda, de un mismo individuo. Dado que estas piezas dentales son de corona muy baja y presentan respectivamente catorce y quince láminas, hace suponer que pertenezca a una forma de especie tardía, de los últimos registros que en Europa se sitúan entre los 800.000 y el millón de años. 
El mamut meridionalis era un elefante de grandes dimensiones, de hasta 4,5 metros de altura, conocido por sus grandes defensas o colmillos con varias curvaturas y que podía llegar a pesar hasta doce toneladas, es decir, el doble de los elefantes actuales.

Fragmento de  tibia de mamut hallada en la Boella (Imagen: IPHES)

Este tipo de animales comían hierbas y ramas y necesitaban de espacios abiertos con mucha agua por lo que se entrevé que la vida en La Boella transcurría en un ambiente muy cálido y húmedo. Esta especie vivió en Eurasia.
Este proyecto servirá para explicar la teoría de la evolución, la geología de la cuenca del río Francolí y los diferentes ecosistemas de la zona.  
El Proyecto que se ha firmado en colaboración con el Ayuntamiento de La Canonja, a unos veinte años vista, se ha incorporado la construcción de un muro de contención para proteger de las riadas, la zona de La Mina, dada la importancia del yacimiento, que es uno más, con un registro que puede llegar al millón y medio de años.
Una de las noticias, más interesante, de este Proyecto de Colaboración con el Ayuntamiento es que lleva parejo la construcción de un Centro de Interpretación, donde se mostrarán los restos hallados y explicación de la zona, y se darán puestos de trabajo. Una vez más seda el binomio protección y divulgación, de nuestro Patrimonio Arqueológico.
                        

                                                    

martes, 22 de mayo de 2012

DESCUBREN EN “CAMP DELS NINOTS” UN TAPIR Y UN BÓVIDO DE TRES MILLONES DE AÑOS DE ANTIGÜEDAD

Los arqueólogos B. Gómez y G. Campeny, del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social –IPHES-, han puesto al descubierto los esqueletos de un tapir y un bóvido de 3,3 millones de años de antigüedad, en la localidad gerundense de Caldes de Malavella.
El yacimiento de El Camp dels Ninots es uno de los pocos registros donde se han encontrado éste tipo de hallazgo, en conexión anatómica; el encuentro de este ejemplar junto a los dos hallados en las campañas anteriores, configuran al yacimiento como un lugar adecuado para el desarrollo de esta especie.  El esqueleto del tapir corresponde a un individuo adulto, de la especie Tapirus arvemensis, de 1,80 metros de largo y 1,30 de altura, con una masa aproximada de 250 kgs.


El ejemplar de bóvido también se encuentra en conexión anatómica y es una especie que apareció en Europa, hace dieciocho millones de años.
El tapir es un perisodáctilo que desapareció de Europa, a principios del Pleistoceno, como consecuencia de un cambio climático provocado por la ciclicidad, de los periodos glaciares e interglaciares, momento en que el paisaje subtropical fue sustituido por una vegetación de tipo mediterránea, rica en bosque de laurisilva, chopos, sauces, encina, acebos y algunos árboles caducifolios como los nogales.
En este contexto ambiental los tapires encontraron las condiciones idóneas para vivir. Estos animales son mamíferos, muy corpulentos, que basan su alimentación en hojas y frutas, disponibles durante prácticamente todo el año.

Esqueleto de tapir. Foto: IPHES

El tapir es uno de los mamíferos más antiguos, y básicamente no ha cambiado mucho en los último 50 millones de años. Es fácilmente reconocible por su pequeña trompa y su cuerpo grande y robusto; conservando un aspecto primitivo que en nada recuerda a sus parientes lejanos actuales, como los equinos y los rinocerontes.


Hoy día se encuentra en Centroamérica y Asía, pertenecen a la especie de Tapirus indicus, donde su principal característica es su color, el fuerte contraste entre su dorso blanco y el resto del cuerpo negro. Su peso oscila entre 250 y 350 kgs. Son animales solitarios que se alimentan, exclusivamente, de plantas y en general pastan tranquilamente en el bosque.

                                                       

EL REGISTRO FAUNÍSTICO EN EL YACIMIENTO DE PRERESA (Getafe-Madrid).

Preresa es un yacimiento, del primer tercio del Pleistoceno Superior, final del MIS 5, del que se han excavado 255 metros cuadrados y donde se han recuperado 754 piezas líticas, de cuarcita y sílex.


En él se han recuperado abundantes restos de micro y macrovertebrados. La microfauna ha sido estudiada por los paleontólogos Sesé, Rubio-Jara, Panera y Pérez-Gonzalez. Y la macrofauna por el arqueólogo,  José Yravedra.
Los micromamiferos identificados en el yacimiento han sido: Erinaceus europaeus; Crocidura russula; Rhinolophus ferrumequinum; Eliomys quercinus quercinus; Apodemus sp.; Cricetulus bursae, Arvicola aff. sapidus, Microtus cabrerae, Microtus duodemcostatus; Oryctolagus cuniculus.
Esta asociación faunística fundamentada por la presencia de Microtus cabrerae, es del Pleistoceno Superior. El estadio evolutivo de Microtus cabrerae y Arvicola aff. sapidus indican la antigüedad de esta asociación dentro de la primera parte de dicho periodo, lo que es acorde con la fecha de 84 +5,6 ka BP obtenida por OSL.
Todos los taxones que se registran en Preresa viven, actualmente, en la zona en la que se ubica el yacimiento, excepto Cricetulus bursae que se extinguió, en la Península Ibérica, al final del Pleistoceno Superior.
Las observaciones realizadas, sobre el material, indican que la acumulación de restos de micromamíferos, en el yacimiento, es debida, en su mayor parte, a la acción de predadores, y se han conservado por la acción de las egagrópilas, de aves rapaces. 
La asociación de micromamíferos, de Preresa, indican unas condiciones de clima templado, con cierta humedad, y un desarrollo de la vegetación con algunas zonas boscosas y , fundamentalmente, áreas abiertas pero con vegetación arbustiva, herbácea, praderas secas y húmedas, y ribereñas.

                   

Del estudio de la macrofauna se desprende que los humanos, que poblaron la orilla del río Manzanares, durante el Paleolítico Medio, se alimentaban de la carne y médula de los paquidermos que cazaban.
Los arqueólogos hallaron huesos con marcas de corte, referidas a un consumo de carne y con marcas de percusión, para la extracción de la médula ósea.
 Se han registrado 82 restos óseos pertenecientes a un mismo individuo asociadas a 754 herramientas de industria lítica. También, se han registrado marcas de corte en animales más pequeño dentro del yacimiento.




                                                         

viernes, 11 de mayo de 2012

MUSEO NACIONAL DE ARQUEOLOGÍA SUBACUÁTICA (ARQUA)

Cuando visitas la región de Murcia te llevas una grata sorpresa por su rico Patrimonio Histórico y Cultural que encierran sus muros, sobre todo la ciudad de Cartagena, donde podemos hacer un recorrido desde la Historia Antigua hasta la más Moderna. Y, sobre todo, cómo han sabido incorporar todo este Patrimonio Arqueológico a su ciudad más nueva y urbana.
Si visitamos esta ciudad no debemos de dejar de adentrarnos en su Museo Nacional de Arqueología Subacuática.


Adentrarte en el edificio, ya es sumergirte unos metros adentro del mar Mediterráneo, en su puerto marítimo, donde se encuentra ubicado. Ha sido galardonado con el premio Nacional de Arquitectura. El museo cuenta con dos espacios, bien definidos, uno dedicado a la construcción naval y la navegación; y otro, a los pecios y puertos del Mediterráneo. Una parte del museo alberga un gran anforario con réplicas, de los diversos tipos de ánforas, que eran los recipientes de líquidos de la época y 


se ha convertido en el fósil director, de las excavaciones subacuáticas, al encontrarse esparcidas por todo el Mediterráneo albergando el centro diferentes tipos, así como, una sala con archivos de documentación administrativa, fotografías y planos.  En su recorrido podemos disfrutar de materiales tanto fenicios, cómo del mundo púnico, helenístico y romano.
Una de las piezas más emblemáticas del museo son los restos del barco fenicio Mazarrón 1 y 2. Los restos de la embarcación de Mazarrón 1 son de la segunda mitad del s. VII a.C., se encontraron en la playa de la Isla, en Mazarrón, y fueron excavados entre 1993 y 1995. 
El pecio apareció fragmentado e incompleto, conservándose únicamente la quilla, realizada en madera de ciprés, y los restos de cuatro cuadernas, realizadas en madera de higuera. Parece ser que el interior del barco estuvo con resina, seguramente para afianzar su estanqueidad.
La embarcación de Mazarrón 2 se halló casi completa, de modo que podemos observar su estructura interna perfectamente: quilla, cuadernas, roda y codaste, carlinga…Pero además, de la estructura del barco, a un metro de la proa, se encontró el ancla prácticamente completa, y en el centro de la embarcación, un cargamento de lingotes de metal de plomo y varios elementos de la tripulación, cómo una ánfora, un molino de mano y restos de cabos de esparto. La embarcación está datada en la segunda mitad del s. VII a.C.


El museo cuenta con una pequeña vitrina donde se recoge la fauna encontrada, en una de las embarcaciones, y se han conservado restos de huesos de cabra, conejo y algo de bóvido.


En otra vitrina, nos encontramos con restos de defensas de elefantes, muy bien conservados, parece ser que, en los años 50 del siglo pasado, en el bajo de la Campana, en la manga del Mar Menor, se decide bombardear una formación rocosa situada casi en superficie que hacía encallar a los barcos, para evitar más desastres, y es 


en ese momento cuando se descubre un yacimiento con varios pecios, uno de ellos de época fenicia. En el cargamento de este barco destaca una serie de colmillos de elefantes, dotados entre los s. VII y VI a. C., cuya materia prima probablemente se destinaban a los talleres eborarios de la Península Ibérica o del Próximo Oriente. Algunos de ellos tienen inscripciones en caracteres fenicios.


Realizar una visita al Museo de Arqueología Subacuática de Cartagena es un lugar, que no te dejará indiferente ya que, nos aporta una rica información de la cultura de estos pueblos, quiénes eran, de dónde venían, qué materiales utilizaron en su elaboración y construcción de las naves, cómo navegaban, qué comercializaban y qué comían.

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jueves, 10 de mayo de 2012

EL LOBO Y EL COYOTE: DIFERENTES CAMINOS EN SU EVOLUCIÓN.

A raíz de la última glaciación (10.000 años), muchas especies de mamíferos sufrieron cambios en su evolución debido al cambió climático que se produjo. Esto se reflejó en que hubo especies que se extinguieron y otras simplemente sufrieron un proceso evolutivo en su morfología. Este cambio, lo vemos, por ejemplo, en los lobos y los coyotes dos especies de cánidos que siguieron dos líneas diferentes en su línea evolutiva. Así,  el lobo con una fuerte mandíbula y sus 42 piezas dentarias, junto a su amplia caja torácica y sus voluminosos músculos maseteros, son muestras de una evolución, en función de sus características depredadoras en la cadena trófica. 
Sin embargo, los coyotes aunque a veces se reúnen en manadas, por lo general, son animales solitarios y se suelen alimentar de pequeños  mamíferos como ratas, ardillas, conejos, frutos y granos vegetales.

Los lobos suelen medir entre 1,20 y 1,80 metros y una alzada a la cruz de entre 60 y 70 centímetros. Su peso, varía entre 30 y 50 kilos, aunque a veces pueden superar este peso. Mientras que los coyotes miden 60 cm de altura y es un animal que pesa entre 10 y 25 kg, por su aspecto es un animal muy delgado, y puede parecer desnutrido aunque goza de buena salud.

Aunque hoy día presenta diferencias notables, en su corpulencia, no fue así, durante el Pleistoceno. Así, lo avala un estudio realizado por Julie Meachen, del Centro Nacional Estadounidense de Síntesis Evolutiva y Josh Samuels, del Monumento Nacional Lechos de Fósiles John Day, en Oregón, que nos revelan la causa por la que los coyotes perdieron la corpulencia que tenían en su día  y que lo hacía más semejantes a los lobos grises de la actualidad.


Esqueleto de coyote. F:R.O´Keefe

Los coyotes arcaicos tenían sus cráneos y mandíbulas más gruesas y profundas que las poblaciones actuales . Los del Pleistoceno también tenían dientes más anchos para procesar carne, una adaptación útil para matar presas más grandes.  Este cambio, en la morfología corporal del coyote, vino dado porque desaparecieron sus presas de gran tamaño, así como, sus competidores directos de gran tamaño; por lo que ellos se adaptaron a una alimentación más ligera y diferente.