jueves, 25 de septiembre de 2025

LA GRUTA DE GARGAS (Aventignan-Francia)

 La Gruta de Gargas se encuentra en el municipio de Aventignan, en Francia, a una altitud de 600m, en un promontorio prepirenaico, desde donde se divisa todo el valle de La Neste d´Aure. La cavidad se compone de dos partes. La gruta inferior (Gargas I) muy ancha, alta y adornada con construcciones de estalagmitas, con hileras de pilares, pilas y cavidades de terreno donde el agua circula en periodos húmedos.  La gruta superior (Gargas II), llamada así porque se sitúa en un nivel más elevado, y con el suelo repleto de cuencas de calcita llamadas "gours". 

La comunicación entre las dos, estrecha en los tiempos prehistóricos, se obstruyó; se restableció este pasillo perforándolo artificialmente, es decir, se mejoró la conexión de una cueva con la otra a través de un túnel artificial. La visita se inicia en la entrada superior y se sale al exterior por la inferior, por motivos de conservación, para deteriorar menos las pinturas, por el hecho de qué al subir escaleras el cuerpo produce y exhala más dióxido de carbono (CO2) y se desprende más calor al ambiente y la circulación del aire se amplifica.

El doctor Félix Garrigou fue el primero que dio noticias de la gruta a través de la riqueza de huesos fósiles de especies animales que encontró en ella, especialmente del Gran Oso de las cavernas (Ursus spelacus). También señala la presencia de hogares y de herramientas prehistóricas. Posteriormente, Félix Régnault descubre una red de galerías y comienzan los primeros sondeos arqueológicos, descubriendo las primeras manos pintadas. 

En 1911, el Abad Henri Breuil, el Doctor Cartailhac y H. Neuville reanudan los sondeos y futuras excavaciones que han demostrado una interesante estratigrafía de ocupación de Gargas, por las sociedades prehistóricas, durante la última glaciación de Würm. 

La primera cultura que nos encontramos es el musteriense, refugiándose de los rigores climáticos. El Chatoperroniense, el Auriñaciense y Perigordiense registran una acumulación muy rica, repleta de hogares, utensilios de piedra como buriles, punzones, raspadores... Se cree que las cuevas fueron utilizadas entre 28.000 y 24.000 años antes del presente por el Homo sapiens.

Los habitantes de la cavidad, se alejaron de la entrada donde llevaban a cabo su vida cotidiana y se adentraron en las profundidades de la gruta, para realizar diferentes pinturas y grabados en las paredes y en rincones escondidos. El arte parietal es de una riqueza inmensa de la vida y del pensamiento de nuestros ancestros. Contiene dos elementos diferentes, pero de una misma época: las manos pintadas y los grabados y pinturas de animales.

Las representaciones de pinturas de animales son numerosas y variadas; podemos apreciar el bisonte, buey, caballos, íbices, alces, ciervo, mamuts, aves, cuervo, jabalí, oso... Su representación nos deja ver una evolución de las condiciones climáticas en su ejecución. 

En un principio el clima fue templado dando lugar a una vegetación de estepa con arbolado, se fue haciendo cada vez más frío y más nevoso por lo que los íbices descendieron de las montañas hacia los valles y las planicies, mientras que los alces y los mamuts, animales de países fríos de la tundra y de la taiga vinieron a vivir a las cercanías de la gruta. Posteriormente, el clima se suavizó con la vuelta a la estepa del arbolado; los alces y mamuts desaparecen, y los bueyes, bisontes y caballos continúan presentes.

Lo que verdaderamente destaca de Gargas son las pinturas de las manos, que constituyen una visión espectacular, algunas son visibles al visitante, otras están ocultas por encontrarse en accesos difíciles, algunas están completas y otras han sufrido amputaciones de dedos o deformaciones. La primeras manos pintadas fueron descubiertas por Félix Régnault; Breuil y Cartailhac. También por Salhy y C. Barrière. En total 231 manos de diferentes colores: negras, rojas, ocres y blancas. Por sus dimensiones permite atribuir estas manos a adultos masculinos, a mujeres, adolescentes y niños.

La técnica utilizada en la pintura de manos fue por proyección de líquido de color, soplado con la boca, sobre la mano pegada contra la roca. Todas las manos se distribuyen en 10 conjuntos en la primera sala de gruta inferior, los paneles 6 y 8 son los más importantes; el panel 8 situado en la pared izquierda, al fondo, comprende 43 manos, negras, rojas y bistres. 

Otro de los conjuntos importantes se encuentra más lejos, en la sala III, al interior y al dorso de una masa rocosa hueca, revestida de estalagmitas, llamada por esta razón "Santuario de las manos".  A la izquierda de la entrada, se ve la bella mano negra izquierda, privada de dos falanges en los cuatro dedos, llamada la "mano del nicho". El interior ofrece 32 manos negras y rojas. 

En esta gran sala inferior se han realizado varios sondeos arqueológicos, tanto por Breuil en 1919, como por Cristina San Juan-Foucher y Pascal Foucher, desde 2004, donde han revelado huellas de ocupaciones domésticas. Entre los descubrimientos se encuentran restos de huesos de animales, herramientas prehistóricas y restos antropológicos. En esta sala de la cavidad abierta ampliamente al exterior, los grupos humanos disponían de iluminación natural; por lo que posiblemente la cavidad funcionaria como santuario pero también como lugar de refugio estacional durante las migraciones.

Antes de hacer la visita de la cueva, puedes pasar por el Centro de Interpretación Digital Nestploria, un espacio museístico que revela los secretos de la prehistoria; pantallas táctiles, grandes mesas digitales y películas atmosféricas, todo una gran puesta en escena digital. Dentro de la cueva no se pueden tomar fotos. Las fotos del post son de internet.










lunes, 25 de agosto de 2025

DESIGUALDAD. UNA HISTORIA GENÉTICA.



DESIGUALDAD. Una historia genética. 

Autor:  CARLES LALUEZA-FOX.

 Editorial: Crítica. 2023, pp 227., ISBN: 978-84-9199-475-6

Aunque, Desigualdad se publicó en 2023, ya va por la 2ª edición, es un libro que está presente en nuestras lecturas, y me ha parecido muy interesante traerlo a este apartado y, además, puede venir muy bien para aquellas personas que os estéis introduciendo en el mundo de la genética y, sobre todo, cómo se lleva a cabo los análisis del ADN en sociedades del pasado. A pesar, de que es un libro con un fuerte componente biológico, sin embargo, se vale de las evidencias arqueológicas para llegar a determinar determinados aspectos de cómo se desarrollo la vida de nuestros antepasadosCarles Lalueza es director del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona e investigador del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona; su campo de estudio es la paleogenética, es decir, la recuperación y análisis de genomas antiguos

El libro está estructurado en siete capítulos, que comienza con la era de la desigualdad y termina con el futuro de la desigualdad; en el Prefacio, Carles hace hincapié cómo su mujer le recriminaba, con buen criterio, que trataba los temas del pasado desde una perspectiva masculina, cuando la mitad de la población está compuesta de mujeres. El autor parte de una idea muy clara, y es que la migración, y no solo la propagación de las ideas, fue un fenómeno muy frecuente en el pasado y que, de hecho, las poblaciones humanas modernas se fueron formando mediante capas sucesivas de diferentes ancestros genómicos asociados a estas migraciones. Así, él se dio cuenta que los nuevos estudios genéticos estaban destapando las numerosas capas de desigualdad existentes en las sociedades pasadas, desde los potenciales sesgos de género que descubrimos en estas migraciones hasta las estructuras sociales implementadas para mantener dichas desigualdades, a la vez que nos ayudaban a encontrar pruebas en los cementerios que relacionaban la riqueza y el estatus social con el sexo, el parentesco y la ancestralidad. Por eso, la HISTORIA, transcurrida hasta el presente es una historia de desigualdad que modeló los genomas de la humanidad; pero también proyecta una larga sombra sobre el futuro de la sociedad.

Los estudios de ADN han significado un antes y un después en el análisis del pasado, en el apartado de la paleoantropología, ha significado ampliar el repertorio de especies humanas. Gracias a estos estudios genéticos, que han irrumpido en la formación de las sociedades del pasado, podemos llegar a conocer muchos más aspectos sistémicos de nuestros antepasados cómo, por ejemplo, llegar a determinar que la desigualdad tiene consecuencias genéticas que se pueden alargar tanto en las poblaciones de estudio como a través de las generaciones posteriores. Por eso Carles, en este libro, nos habla de las desigualdades que se han dado en el pasado pero que, sin embargo, éstas son esenciales para entender las desigualdades que tenemos en el presente.

La desigualdad hoy día la vivimos como un gran enfrentamiento en nuestra organización social y también en nuestro ámbito personal. Porque la desigualdad no se nos presenta como unidireccional, sino que tiene muchas facetas (social, económica, educativa…). Por eso Carles puntualiza que: “la desigualdad es hoy día uno de los mayores desafíos de nuestra organización social; pero no es un fenómeno nuevo, y ha dejado marcas genéticas en nuestros genomas a lo logo de la historia”.

Una lectura muy recomendable, para un público amplio que no esté relacionado o familiarizado con las investigaciones en el campo de la genómica, pero debido a su lectura fluida y de fácil comprensión, el autor consigue adentrarte en una serie de análisis que te permiten mirar más allá de lo que los huesos, por sí solo te cuentan y te sumergen en las historias pasadas y futuras.

 


jueves, 21 de agosto de 2025

HERRAMIENTAS ÓSEAS MULTIFUNCIONALES REALIZADAS POR NEANDERTALES PROCEDENTES DEL LEÓN CAVERNARIO (PANTHERA SPELAEA).

 

Recientemente se ha publicado, en la revista Scientific Reports, un artículo sobre la cueva Scladina (Andenne - Bélgica); llamada así por el hallazgo de los restos de un niño neandertal, en muy buenas condiciones de conservación. Con una antigüedad que oscila entre 80-127 mil años (Pleistoceno).

La cueva ubicada en el margen derecho del valle del río Mosa, entre Andenne y Namur, ha venido siendo objeto de estudios arqueológicos desde 1978. El yacimiento presenta una secuencia estratigráfica bien conservada, que comprende 120 capas, y abarcan aproximadamente 400.000 años. Durante dos décadas se ha profundizado en la composición de la dinámica sedimentaria, la historia paleoambiental y la cronoestratigrafía de la cueva.

Los resultados de este estudio se centran en el conjunto arqueológico de la Unidad 5, que corresponde con el tecnocomplejo Musteriense, asociado a poblaciones neandertales del Paleolítico Medio.

El conjunto de herramientas se compone, principalmente, de artefactos de sílex, de materia local y foráneo, la cadena operativa está basada en la preparación de núcleos y la producción sistemática de lascas. Las piezas retocadas, incluyen raspadores, muescas y denticulados. Estas herramientas fueron elaboradas in situ. La presencia de 29 retocadores de huesos, dentro del conjunto arqueológico 5, nos indica que uno de ellos fue elaborado a partir de restos de oso cavernario (Ursus spelaeus), y apunta a un conjunto de herramientas complejas que integraban tecnologías líticas y óseas.

Los análisis zooarqueológicos de la Unidad 5 indican que los neandertales cazaban principalmente rebecos (Rupicapra rupicapra), pero también procesaban una amplia gama de pequeños mamíferos hasta megafauna (rinoceronte lanudo, reno, caballo, bisonte…). Entre los carnívoros destacan el lobo (Canis lupus) y el zorro (Vulpes vulpes); pero el objetivo de este estudio es que entre los restos modificados por los neandertales y que fueron utilizados como herramientas se encuentran varios huesos pertenecientes al león cavernario.

El hallazgo, llevado a cabo, en la Unidad 5 representa la evidencia más temprana conocida de herramientas óseas hechas de restos de león cavernario, las cuatro piezas registradas fueron elaboradas a partir de la misma tibia del león cavernario, y demuestran un moldeado deliberado, fracturado y posterior reutilización como retoques, lo que nos constata aún más la complejidad de las prácticas tecnológicas de los neandertales.

A pesar de la diversidad taxonómica de las materias primas, incluyendo Ursus spelaeus, Panthera spelaea, Bos sp, Rangifer tarandus…, las dimensiones de los retocadores se mantuvieron constantes, lo que indica que el tamaño, forma y la integridad de hueso fresco fueron los criterios principales para la selección. Esto nos invita a pensar que los neandertales seleccionaban los huesos frescos, a veces remodelándolos, para cumplir con los requisitos funcionales específicos. El análisis morfométrico, de todos los retocadores encontrados, nos revela que los neandertales emplearon un retoque estandarizado para la elaboración de herramientas.

Con este hallazgo, nos viene a demostrar que estos grupos humanos desarrollaron una tradición tecnológica, en la que los huesos de grandes carnívoros se seleccionaron, trabajaron y reutilizaron con criterios funcionales bien definidos. Los neandertales no sólo competían con los leones, sino que también los utilizaban como un recurso más de la naturaleza.

Referencia:

- Abram, Gregory, et al. 2025: “Earliest evidence of Neanderthal multifunctional bone tool production from cave lion (Panthera spelaea) remains.” Scientific Reports, 15.1: 24010.

 

Situación de la cueva de Scladina en el valle del Mosa, al sur de la actual Bélgica. Fuente:

Tibia izquierda de león cavernario. Fuente: Abrmas et al.2025


Recomposición de las piezas Sc 1982-345-25 y 1986-1278-160, permite la reconstrucción de un fragmento de diáfisis de una tibia izquierda. Fuente: Abrams et al. 2025

Análisis de espectroscopía de rayos X de energía dispersiva (EDx), realizado con una inclusión lítica incrustada. Fuente: Abrams et al. 2025

Cuatro  de los retocadores de huesos hallados en la cueva de Scladina. Fuente: Abrams et al. 2025

Refacción de las piezas óseas. Fuente: Arams et al. 2025.




Recreación. Midjourney/Erica Couto.