La piedra es el material más antiguo utilizado por los grupos humanos, pero sin embargo piedra se refiere a cualquier fragmento de material mineral y el término roca se utiliza para describir una piedra que es dura y sólida que está formada por una asociación de minerales.
Pues bien, estas rocas fueron utilizadas por las sociedades
humanas para representar un conjunto de grabados rupestres, casi siempre, al
aire libre; se llevaba a cabo mediante la técnica de someterlo a la abrasión o
rayarlo, de esta forma nuestros antepasados se comunicaban mostrando una
historia. Su simbología es compleja y difícil de interpretar. Por eso, tenemos
que recalcar que sobre el mundo de los petroglifos hay muchas hipótesis, todas
ellas, hay que tomarlas con precaución.
En España encontramos muchas evidencias de estos grabados,
sobre todo, en la zona de Galicia, pero hoy nos vamos a centrar en los de La
Palma (Canarias). Los primeros habitantes de La Palma, los benahoritas o
aborígenes (llegaron a la isla, en torno al s. II a. C, procedentes de
África) vivían en cuevas y cabañas, y no conocían la navegación. Tenían una
economía principalmente de tipo pastoril, eran pastores trashumantes, su
cabaña ganadera (cabras, ovejas, cerdos…) servía no sólo para su subsistencia,
sino también para la obtención de una gran variedad de utensilios, que son
necesarios en la vida cotidiana de una comunidad (vestidos, mantas, calzados…).
El control de las manadas se realizaba mediante el uso de perros. El suministro
de la carne procedía de la ganadería doméstica que sacrificaban a lo largo de
todo el año. Pero, también practicaron la xinofagia (consumo de carne de perro
y gato), que pudo ser ritual o bien consumida en los períodos de catástrofes
naturales, donde se carecía de alimentos. Cuando llegaba la época estival, que
la carne es más escasa, se practicaba la pesca.
Una de las hipótesis más aceptadas, en esta zona, en cuanto a
la interpretación de los petroglifos es que en los santuarios se llevaban a
cabo ritos de lluvia. El agua era un recurso vital para la supervivencia de los
antiguos palmeros, su abundancia o escasez marcaba el ritmo de sus actividades
cotidianas. Así, el agua era un elemento esencial que garantizaba la
supervivencia de las personas y animales domésticos, puesto que su abundancia o
escasez marcaba los ritmos de la vida cotidiana. El agua significa vida,
pastos, comida, fertilidad, fecundidad, abundancia, futuro, etc.
En La Palma se han registrado más de quinientas estaciones de
grabados de tipo geométrico. Este tipo de petroglifo geométrico constituyen
entre los aborígenes, una de las manifestaciones prehispánicas más interesantes
y espectaculares de la Isla. El primer grabado que se encontró en ella fue en
1752, en la cueva de Belmaco (Mazo), su paralelo más próximo se encuentra en el
noroeste de África.
En la Caldera de Taburiente es la zona donde más se
concentran la actividad del pastoreo desde hace dos mil años. De ahí, que
muchos de los yacimientos que se han registrado están en la parte superior de
los lomos que conducen a los campos de pastoreo estacionales de la cumbre. En
estos campos de pastoreo estivales existen innumerables paraderos pastoriles
(puestos de vigilancia y control de las manadas de ovicápridos), asociados a
los grabados rupestres, casi siempre concentrados en torno a diques, resaltes
rocosos o lugares elevados desde los que se dominaban amplias extensiones de
terreno. Algunos petroglifos están colocados de forma estratégica que son
claramente visibles para quienes transitan por esos parajes, indicándoles los
diferentes puntos de agua, así como las sendas pastoriles, campos de pastoreo,
demarcaciones territoriales, etc.
A ello, hay que añadir, que también podría vincularse a
marcadores topográficos como, por ejemplo, los denominados “soliformes” que
podían representar los distintos asentamientos que se denominan desde allí y
los pastizales que tenían asignados, así como, los senderos para llegar a hasta
ellos. Estos soliformes (círculos radiados) podrán vincularse también con
símbolos solares o lunares, como podrían ser determinadas espirales.
Las fuentes naturales que tiene la isla, sobre todo en las
que no se secan nunca, se sitúan algunas de las estaciones
de grabados rupestres más grandes y vistosos. Estos lugares eran una
especie de santuario a los que se acudía para pedir a sus dioses que les
mandase las deseadas lluvias.
La temática de los petroglifos está bien diferenciada
respecto a los motivos realizados mediante la técnica del picado, destacando
los grupos de cruciformes, reticulado, naviformes, dameros, signos
alfabetiformes, zoomorfos, etc. Asimismo, sobresalen los trozos rectilíneos
paralelos en horizontal o en vertical, que se ubicase en afloramientos rocosos
o rocas sueltas situadas junto a los senderos, las fuentes, en medio de los
cercados asociados a asentamientos pastoriles, en los campos de pastoreo, de alta
montaña. Tenemos que decir que los grabados rupestres de la isla, se realizaron
sobre todo tipo de materiales, aunque la gran mayoría de los paneles se sitúan
sobre rocas y afloramientos basálticos y también sobre fonolita y granzón
compacto. Las representaciones de espirales y semicírculos concéntricos lo
encontramos sobre las vasijas de cerámica.
La Palma, aparentemente, es una isla aislada en medio del atlántico pero sin embargo conserva un rico patrimonio histórico-arqueológico, que han sabido conservar y poner en valor, gracias a los trabajos que se han venido realizando con los diferentes proyectos de investigación como Corpus de Grabados Rupestres de La Palma llevado a cabo en la década de los años 80 y 90 del siglo pasado; así como diferentes Cartas Arqueológicas, Preparque de La Caldera de Taburiente en 2022-2024. A raíz de la apertura del Museo Arqueológico Benahoarita (MAB), en 2007, se viene realizando la conservación y protección de los nuevos hallazgos de petroglifos dispersos por toda la Isla.
Círculos concéntricos adosado (Garafia) |
Grabado por las dos caras con semicírculos concéntricos y meandriforme (El Paso). |