domingo, 14 de abril de 2013

EL MARFIL COMO OBJETO DE INTERCAMBIO

El descubrimiento del yacimiento de Valencina de la Concepción (Sevilla) se remonta a mediados del s. XIX, cuando se produjo el descubrimiento del Dolmen de la Pastora. A principios de los años 70 se comienza las primeras intervenciones, con los hallazgos de las incipientes estructuras de hábitat.
Pero por este espacio prehistórico han pasado varias generaciones de investigadores, entre los que cave destacar, a Obermaier, Tubino, Carriazo, Collantes o Almagro, todos ellos, han aportado nuevas perspectivas a la disciplina arqueológica, y han establecido en Valencina de la Concepción, un lugar para el conocimiento de la Prehistoria Reciente en nuestro país, y que día a día, se va configurando como uno de los yacimientos referentes, para el conocimiento de las comunidades del III milenio a.n.e.
Con motivo de las ampliaciones urbanísticas de la localidad, tanto de Valencina de la Concepción como de Castilleja de Guzmán, se fueron excavando diferentes estructuras megalíticas y no-megalítica como silos, cabañas, fosos y estructuras de hábitat donde se han determinado evidencias habitacionales y productivas; entendidas no como una concentración de cabañas, sino como, un paraje de hábitat disperso con grandes zonas de actividad agropecuaria, artesanal o de almacenamiento. Todo éste espacio territorial se ha ido estableciendo, en lo que es hoy, el gran complejo arqueológico de Valencina.
Con los restos hallados del sector del barrio metalúrgico se ha determinado la dieta alimentaria de estas comunidades agropecuarias, con un predominio de especies domesticas, como el ganado porcino y vacuno, así como de ovejas, cabra, siendo el ciervo la única especie salvaje.
En estos días los investigadores de los equipos interdisciplinares, de la Universidad de Huelva, el Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, Museo de Valencina de la Concepción (Sevilla), el International Centre of Ivory Studies, de la Universidad de Maguncia (Alemania) y el Instituto Arqueológico Alemán en Madrid, que han estado  excavando en la zona, durante las campañas de 2005 y 2006, han sacado a la luz una serie de materiales de marfil, que han estado analizando durante estos años, y han ampliado la información de sus estudios, llevados a cabo en la publicación, de la revista Journal of Archaeological Science (2012). Los autores determinan que en Valencina de la Concepción se encuentra el yacimiento arqueológico con mayor espacio metalúrgico de la Europa Occidental, en el III milenio a.n.e; y el taller de marfil más antiguo de Europa con una estructura compleja en la producción local especializada y de importación de materias primas de todo el Mediterráneo. Así, formaría parte  de un complejo sistema de abastecimiento basado en el comercio a larga distancia y sería una de las áreas de entrada y salida de materias primas y productos de origen regional y transcontinental.
 
Entre los fragmentos recuperados se han identificado objetos semi acabados de marfil, asta y huesos, desechos de producción, matrices y una sierra de cobre. 
Estos fragmentos fueron hallados en una fosa localizada en un barrio metalúrgico del yacimiento, en concreto, el lugar corresponde con el antiguo Golfo Tartésico, una de las entradas más importantes de materias primas y productos exóticos, a la península Ibérica en la antigüedad. 

                                    

Aunque hay que destacar que en la península el comercio del marfil asiático era ya una practica repetida en la época del Calcolítico.
A las conclusiones que han llegado los autores es que las piezas de marfil halladas en esta zona corresponden a la primera mitad del III milenio y pertenecen a  un elefante asiático Elephas maximus, hasta ahora, se creía que el marfil utilizado en la península provenía exclusivamente del noroeste de África y de fósiles de Elephas antiquus, una especie ya extinta. 
Para llegar a estas conclusiones se han realizado analíticas con espectroscopia de infrarrojos y la medición de carbono y nitrógeno mediante espectroscopia de masas de relación isotópica.
Por lo que se puede deducir de los estudios llevados a cabo en la zona que Valencina es el lugar de la península ibérica donde se ha encontrado, hasta la fecha, la mayor cantidad de piezas prehistóricas elaboradas con marfil como brazaletes, peine, cajas cilíndricas, mangos de cuchillos y puñales, todos ellas halladas junto a materiales suntuosos como oro y piedras exóticas en estructuras funerarias monumentales. Estos objetos ponen de manifiesto el prestigio social que adjudicaban al marfil y la existencia de una élite en formación que fue enterrada en dichos monumentos.


                                     [Img #10872]

Afianzando, así, la hipótesis que los autores consideran a la zona como un centro de poder, que englobaría a toda la zona del bajo Guadalquivir, entendido como centro económico e ideológico alrededor del cual se disponen una serie de comunidades periféricas que mantienen con él vínculos materiales y lazos ideológicos.
  
-Referencias: J.M. Vargas Jiménez (2003). Elementos para la definición territorial del yacimiento prehistórico de Valencina de la Concepción (Sevilla). Spal12

-http://www.europapress.es/andalucia/sevilla-00357/noticia-investigacion-revela-valencina-taller-prehistorico-marfil-unico-toda-peninsula-20121127194849.html
  
                                                

martes, 9 de abril de 2013

LA GARGANTA DE OLDUVAI

 
Cuando tienes la suerte de pisar la garganta de Olduvai, al norte de Tanzania, la emoción se apodera de ti, sobre todo, cuando piensas que por ese mismo terreno han caminado Austrolopithecus boisei, Homo habilis, Homo ergaster, Homo sapiens… nuestros orígenes.
Su geomorfología está configurada por un valle que se bifurca formando una gran garganta, con una serie de barrancos, que conforman el gran valle del Rift. 



Te llama mucho la atención su colorido, que se entremezclan, entre los rojizos y amarillos pasando por las diversas gamas de grises. Y es que, en estos grandes espacios, se alternan sedimentos, de arenas y arcillas, de origen tanto lacustre, fluviales y aluviales, muchos de ellos, intercalados con tobas de los
volcanes Olmoti y Empakai; muchas de estas cenizas y piedras volcánicas han permitido datar la zona, es decir, se puede saber con fiabilidad la edad que tienen los objetos depositados en estos yacimientos.


La etimología de ésta palabra viene de la palabra masai “Oldupai”, que  da nombre a una planta, rica en agua.  Y la zona fue descubierta casualmente por el alemán Wilhelm Kahwinkel, allá por los años de 1911, cuando buscaba insectos. Cuando llegó a Berlín le enseñó unos fósiles de dientes de caballo, Hipparion, hoy extinto, que se había encontrado en la garganta a su amigo geólogo Hans Reck, que realiza la primera expedición organizada a la zona, en 1913 y desde entonces procedieron a transcribir el nombre como Olduvai.


A principios del siglo XX, los arqueólogos Mary y Louis Leakey, trabajan en la garganta de Olduvai, donde encuentran importantes yacimientos con registros fósiles; se recuperaron restos de industrias líticas, restos de fauna y restos óseos de homínidos. Mary Leakey descubrió el cráneo de un homínido que se llamó, Australopithecus boisei  y Louis Leakey, en 1961, descubrió un ejemplar de Homo habilis, de unos 2 Ma, que ha sido considerado, el primero en elaborar instrumentos. 


Cuando la familia Leakey publicó los hallazgos de los primeros tecnocomplejos de la región, de los lechos I y II de Olduvai, los denominó Olduvaiense, en honor a la zona, y otro grupo lítico más evolucionado, el Achelense, en relación a la morfología de las piezas líticas. 


Todo este complejo de industrias líticas ha sido fechado entre 2,5 y 1,6 Ma. Gracias a los trabajos realizados y a los registros tanto antropológicos como líticos hallados en la zona, por la familia Leakey, ésta región es conocida, hoy, como la Cuna de la Humanidad.
En el centro, del yacimiento,, han colocado una placa conmemorativa del Dr. Leakey y al hallazgo del Austrolopithecus boisei, sobre una especie de monolito. Pero, cuando estas observando, la estratigrafía del yacimiento, y adviertes entre el sedimento restos de fauna, en concreto, la cabeza de un fémur de un homínido, entonces tú emoción es doble.


Una vez que la familia Leakey abandona la zona, en la década de los 80, continuaron con las excavaciones, los equipos del Museo Nacional de Tanzania y el departamento de Antigüedades  de Tanzania, así cómo, el Instituto de Orígenes Humanos y la Universidad de California Berkeley, siendo prácticamente imposible tener acceso a excavar en la zona. Hasta que, en el año 2006, un equipo formado por hispatanzanos, están llevando a cabo el Proyecto Paleoantropológico The olduvai Paleoanthopological and Paleoecological Project, dónde participa un equipo de la Universidad de Madrid; dirigen éstos estudios en el Museo Nacional de Nairobi de las colecciones arqueológicas llevadas a cabo en la garganta por Louis Leakey.


El resultado de este primer estudio ha dado, como conclusión, que la asociación de industria lítica y los restos de fauna, en los yacimientos arqueológicos del lecho I de Olduvai, ha sido accidental y modificada por la acción de los carnívoros. Los felinos acumularon una serie de animales cazados y las hienas se encargaron de romper los huesos para extraer el tuétano.


Los objetivos que se plantean estos arqueólogos y paleontólogos, en el conjunto de yacimientos, de la zona es un regreso a las capas más antiguas de Olduvai para desentrañar el origen del comportamiento humano. Así como, estudiar el origen del comportamiento solidario humano, el origen funcional de las primeras industrias de piedra, el origen del comportamiento intencionado de alimentos y la dependencia de la carne en la dieta y vincular, todo esto, con la aparición de los primeros representantes del genero Homo. Sin lugar a dudas, estos investigadores tienen por delante un proyecto ambicioso, donde sus resultados tienen que ser de lo más interesante para conocer nuestra especie y poder determinar los orígenes de la caza.