domingo, 25 de agosto de 2024

EL TESORO DE ALISEDA (Cáceres)

Tesoro es una palabra que a lo largo del tiempo ha dado lugar a muchos tópicos literarios, además nos ha venido de la mano de los templos y tumbas. Hay muchos tipos de tesoros, hoy nos vamos a centrar en los tesoros de oro.

En el primer tercio y a lo largo de mediados del siglo pasado fueron apareciendo de forma fortuita una serie de tesoros áureos, que han pasado a formar parte de nuestro patrimonio. El primero fue el Tesoro de Aliseda (Cáceres). Después vinieron muchos más como: el Tesoro de Bodonal de la Sierra (Badajoz), Tesoro de Caldas de Reis (Pontevedra), Tesoro de Segura de León (Badajoz), Tesoro de Villena (Alicante)… la mayoría de ellos pertenecientes a la Edad del Bronce; también el Tesoro del Carambolo (Sevilla), Tesoro de Ébora (Cádiz), Tesoro de La Puebla de los Infantes (Sevilla), y Tesoro de Mairena de Alcor (Sevilla), adscritos a la cultura púnico-turdetana.

El tesoro de Aliseda fue descubierto (febrero de 1920) de forma accidental por Jenaro, un niño que acompañaba a sus tíos, Juan Jesús y Victoriano Rodríguez Santano, a extraer arcilla para hacer tejas, en el término de Aliseda (Cáceres).

Este conjunto de joyas fue vendida a un joyero en Cáceres. El Ayuntamiento, tras conocer la noticia, lo puso en conocimiento de las autoridades judiciales, y las alhajas fueron confiscadas. La intervención del arqueólogo D. Juan Ramón Mélida a la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de Cáceres y, posteriormente, a la Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades, determinaron que el Tesoro debía de estar custodiado en el Museo Arqueológico Nacional, por el excepcional valor artístico y por el exquisito trabajo de orfebrería que mostraban las piezas, así pasaron a formar parte del patrimonio del Estado, previa aplicación de la Ley de Excavaciones de 1911.

El conjunto de piezas ascendía a 350 objetos de oro, plata, bronce, vidrio y piedras preciosas, entre las que destacan una diadema, tres collares con simbología diferentes, brazaletes, ocho anillos, dos arracadas, un cinturón compuesto por placas de oro, abalorio con forma de campana, un septum, un torque, cadenas, amuletos y pátera de oro. Un braseo y una vasija son de plata. El espejo es una pieza de bronce, y una jarra de vidrio con inscripciones egipcias. Joyas que fueron datadas entre los siglos VII-VI a. C (período orientalizante).

Estas piezas están realizadas siguiendo técnicas orientales, desarrolladas durante el período de la colonización fenicia de la península ibérica. Algunas de las técnicas utilizadas como el repujado, el laminado, la filigrana y el granulado, están vigentes hoy día.

Aún queda mucho por investigar y determinar si este conjunto de piezas fue un ajuar funerario, como hasta ahora se ha venido afirmando, pero no existen datos suficientes para respaldar esta hipótesis de un enterramiento o de varios. Sólo la aparición del brasero y de la jarra de vidrio son ejemplos de un enteramiento.

En los últimos años se han llevado a cabo una serie de intervenciones arqueológicas, por la Universidad de Extremadura, en la zona, dentro del proyecto GI PRETAGU. Según los trabajos se ha determinado que no existió ninguna tumba de prestigio, ni necrópolis, ni tampoco santuario como se ha venido postulando. Sin embargo, el registro arqueológico hallado en Las Cortinas ha mostrado bastante similitud con el espacio que excavó Juan Cabré en Ejido, por lo que se ha identificado como un espacio con carácter ritual donde los principales linajes de la zona celebrarían el comienzo de la primavera.

Como apreciamos observando el tesoro, no es una colección análoga de objetos, ya que hay joyas femeninas, hay objetos rituales y también elementos masculinos, es decir, es un conjunto escogido y destacado de piezas que han sido designadas para un ritual de indudable valor sociopolítico y simbólico, cuyos propietarios debieron adquirir progresivamente y administrar a través de diversos mecanismos, como por ejemplo regalos-adquisiciones y que se exhibirían en momentos o situaciones especiales, siendo transmitido de generación en generación.

Los investigadores han llegado a la conclusión, hasta nuevas intervenciones y datos, que en torno al 400 a .C es cuando pudo ser sepultado u ocultado el tesoro de Aliseda, en uno de los espacios de mayor significación político-religiosa de su dominio, como era el área ritual del Ejido-Cortinas, donde era mostrado periódicamente en las fiestas de la primavera y que a través del tiempo este paraje fue abandonado y marcaría el fin de un tiempo y de un ciclo histórico.

En el año 2020 se celebró el centenario del Tesoro de Aliseda con la publicación del libro: “El Tesoro de Aliseda, cien años después. En el laberinto de sus historias”, de A. Rodríguez, I. Pavón, P. Ortiz y D.M. Duque, donde se hace una reflexión de toda la historia y hallazgos que rodean al tesoro con una buena base documental y un Tomo II dedicado a las intervenciones arqueológicas.

La Diputación de Cáceres lleva a cabo un proyecto “Muro Crítico. Festival de Arte Urbano en el Medio Rural”; y el mes de abril de 2024, el mural de La Arracada ha sido galardonado como el mejor mural del mundo por el organismo internacional Street Art Cities. Este Muro Crítico es un programa de arte urbano que promueve el arte, el diálogo, el medio rural, la crítica. Muchos de estos murales se encuentran repartidos por los pueblos de Extremadura, aportando color y arte a los municipios. Hay que decir que es una iniciativa muy interesante y llamativa.

En el mismo municipio de Aliseda se encuentra el Centro de Interpretación del Tesoro, que comparte edificio con la oficina de Turismo. Aquí, hay una sala dedicada al Tesoro, son réplicas fieles al original. Hay una serie de paneles y audiovisuales que te van introduciendo en el tesoro de Aliseda, pero los que te cuentan, y muy bien, toda la historia son los técnicos Mario y Francisco Javier Cambero, que te adentran en todos los entresijos del Tesoro.

Referencias:

- A. Rodríguez, I. Pavón, D. M. Duque, 2020: El Tesoro de Aliseda (Cáceres): una relectura. NORBA. Revista de Historia. Vol. 33, pp 61-98.

- M. A. Orti Belmonte, 2020: El Tesoro fenicio de Aliseda (Cáceres). NORBA. Revista de Historia. Vol. 33, pp 15-60.

- A. Rodríguez, I. Pavón, D. M. Duque, 2018: Mas allá de las casas. Familias, linajes y comunidades en la protohistoria peninsular. CuPAUAM, nº 44. Universidad de Extremadura. Servicio de Publicaciones, pp 237-240.












La Arracada, mural de Sojo ganador del primer premio. Foto RRSS




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