El Equipo de Investigación
GEOCANTABRICA, de la Universidad de Oviedo, acaba de publicar en la revista Quaternary Science Reviews, los
resultados del trabajo llevado a cabo, estos años, en el proyecto “Servicio
para la recuperación y estudio de restos fósiles de mamíferos localizados en
cuevas del Parque Nacional Picos de Europa, 2017-2018”. El estudio paleontológico ha estado dirigido por el profesor D. J. Álvarez Laó. Este proyecto surgió
con la finalidad de estudiar los restos que fueron encontrados en 1986, por dos
grupos de espeleólogos británicos que estaban explorando las cuevas de Picos de
Europa, del hallazgo de dos cráneos, que en principio fueron identificados como
vacas, que fue lo que dio nombre a la cavidad “Cueva de Cabeza de Vaca”
(Treviso).
De la revisión de éste material
se ha determinado que estos cráneos pertenecen a Buey Almizclero (Ovibos moschatus), que es un indicador
faunístico de clima frío extremo, que vivió en la Península Ibérica, a finales
de la última glaciación, junto a otras especies como mamuts lanudos, renos,
rinocerontes lanudos, y herbívoros como el bisonte de estepa, ciervo gigante y
caballos; y dentro de los carnívoros el león de las cavernas, el leopardo y la
hiena, en un ambiente de tundra esteparia.
Esta asociación de fauna, propia
de climas fríos, que habitaba por Europa continental, se fueron desplazando
hacia zonas más meridionales de la península, que son las especies que se
suelen denominar la “fauna del mamut”, que son las típicas asociaciones de
animales de las glaciaciones. Esta asociación se suele encontrar en la
Península Ibérica repartida por yacimientos de Asturias, Cantabria y Cataluña.
Genéticamente, éste ungulado,
está más emparentado con las cabras y ovejas que con los bueyes.
Este estudio está enfocado al
registro de los dos individuos de buey almizclero, con una datación de 35.000
años, uno es macho de 20 meses de edad y se conserva su cráneo casi completo y
otro individuo subadulto, de 3 a 4 años.
A través del estudio de
microdesgastes, en sus molares, se ha determinado que el animal se alimentaba
principalmente de hojas de sauces y abedules. La causa de su muerte fue una
caída por una dolina que comunicaba la cueva con el exterior.
Durante las glaciaciones del
pleistoceno superior, el buey almizclero se extendió por las regiones de
Eurasia y Norteamérica, actualmente, ha conseguido sobrevivir e reintroducirse
por Canadá, Groenlandia, Noruega y Siberia.
En la Península Ibérica tan sólo
se había registrado en dos yacimientos de Girona, entre ellos el de L´Arbreda,
por lo que su presencia en los Picos de Europa es muy interesante para
determinar las áreas de distribución, de ésta especie, durante el pleistoceno.
Ilustración de Buey Almizclero. Collecta.biz |
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