En éste post vamos hablar del juguete, cómo utensilio utilizado por los niños/as, durante la prehistoria, a través del registro arqueológico.
Lo primero a considerar es que el
juguete, en la prehistoria, no es uno de los enfoques que más se contemplen en
la investigación arqueológica, por lo que los restos materiales que los niño/as
dejan en el registro son rara vez mencionados o considerados.
Como dice la Prof. Margarita
Sánchez, la cultura material asociada con la infancia ha pasado desapercibida
en la mayor parte de las investigaciones, bien por las características de los
materiales, que éstos no han perdurado, bien por problemas metodológicos o de
recogida de materiales en la excavación, bien porque los restos se han
interpretado de manera errónea o bien porque directamente se han descartado
como elemento de explicación social.
En general podemos decir que la
cultura material que nos aporta el registro arqueológico como los ajuares de
los enterramientos, la organización espacial y las áreas de producción, así
como los objetos producidos por los propios niños/as en sus juegos, no permiten
su conservación.
Por eso, en arqueología, nos
tenemos que plantear miradas alternativas que contemplen de otra forma el
registro y que suponga una reinterpretación significativa de categorías, ya
aportando nuevas informaciones sobre ellos. Porque la invisibilidad de estos
objetos no nos viene del pasado sino de la mirada que desde el presente se
adopta hacia esta producción.
Dicho esto, consideramos que el
juguete es un objeto o artilugio relacionado con el entretenimiento de los niños/as.
Digamos que, por su naturaleza, es un elemento que siempre ha existido porque
todos hemos sido niños y además forma parte de su desarrollo.
Además, el juego es un factor
multifuncional dependiendo del campo que lo queramos utilizar, por eso, nos
centraremos en lo que es el juguete en sí, como una de las primeras fases de la
producción humana.
Como he comentado, encontrar
estos objetos en los registros arqueológicos es difícil, principalmente, por
ser materiales caducos, que no suelen dejar huella en el registro, porque
suelen estar elaborados en madera, materiales orgánicos o de arcilla que por su
fragilidad se rompe y no se conservan; y también por la misma naturaleza del
juguete que está creado y concebido para un periodo concreto, sin intención de
perdurabilidad en el tiempo.
Pero voy hacer una selección, de
una serie de artefactos, que han perdurado en el tiempo y han aparecido en los
registros arqueológicos; y que hasta la fecha están considerados por sus
descubridores como juguetes. Los niños/as son por tanto productores como
consumidores de la cultura material.
El registro más antiguo lo
encontramos en China, en el yacimiento de Heitougou, en la provincia de Hebei;
y está datado con 1,8 millones de años.
El yacimiento cuenta con unos
seis metros cuadrados y se han recuperado unas 700 piezas líticas; se trata de
una serie de objetos que han sido tallados. Según los investigadores afirman
que se trata de juguetes y no de artefactos líticos, por una parte, porque son
de pequeño tamaño y no presentan evidencias de desgastes al ser utilizado, y
por otra porque, además, consideran que se trata de una zona de juego, porque
tampoco han aparecido restos de animales, que son típicos en las zonas de
hábitat.
En el sudeste de Turquía, se ha
descubierto una tumba de un niño que contenía una especie de carroza en miniatura con cuatro ruedas,
con una datación de 5.000 años. Normalmente los niños se enterraban con sus
juguetes.
Foto: Halil Fidan/Anadolu Agency Images |
En la República de Jakasia, en el
sur de Siberia, en el noroeste del lago Itkul, se ha hallado una de las muñecas más antiguas, dentro del
registro de juguetes prehistóricos, con una datación de 4.500 años. Pertenecía
a la cultura okunnev, de la Edad del Bronce. La muñeca está elaborada en esteatita,
que es una roca blanda, lo que les ha permitido representar los rasgos
faciales, y posiblemente el cuerpo iría recubierto con vegetal. El tamaño es de
5cm de altura.
Foto: The Siberia Times |
En la campaña, de 2016, se
descubrió en el yacimiento Acemhöyük, en Akoarey (Turquía), un sonajero que se remonta a la Edad de
Bronce, con una datación de terracota de 4.200 años. El juguete está elaborado
en terracota y tiene forma de bolsa y probablemente tendría un asa. También
tiene una serie de adornos y pequeños guijarros en su interior, que produce
ruidos al agitarlo.
Foto: GTU Gazeturka |
En 2018, en la revista Journal of Current Anthropology, se ha
publicado el hallazgo en una aldea de Maszkowice, al sur de Polonia, un
asentamiento que ha sido considerado una casa, de uso doméstico, y se han
localizado junto a uno de sus muros, dos pequeñas figurillas zoomorfas realizadas
en arcilla con forma de cerdo, donde
se aprecian las orejas, ojos y morro, con una datación de 3.500 años;
perteneciente a la Edad del Bronce.
Foto: Grzegoz Momot/PAP |
Muy cerca del monumento de
Stonehenge, al sur de Inglaterra, fue recuperada la figura que representa a un erizo tallado en piedra caliza. Se
encontraba en la tumba de un niño de unos tres años, que fue enterrado con su
juguete preferido, está datada en 3.000 años, entre la Edad del Bronce y la Edad
del Hierro. También en la tumba había vasijas que contenían alimentos que se
cree que eran ofrendas para el niño.
Foto: N. Geographic. |
Casos de artefactos, a lo largo
de la prehistoria, se han localizado bastantes, elaborados en diferentes
materiales, normalmente estos suelen aparecer en los contextos arqueológicos
con los ajuares de los enterramientos infantiles, en diferentes momentos
cronológicos y también los encontrados en los lugares de habitación. Pero, hay
en determinados periodos, que no todos los estudios los incluyen como juguetes,
sino más bien como amuletos, elementos decorativos o con carácter ritual o
simbólico y es necesario llevar a cabo una revisión de determinados objetos
para determinar su verdadera función.
Otro tema es que, también, se han
encontrado determinadas herramientas y objetos en miniatura, con la misma forma
que la usada por los adultos, como pueden ser lanzas, el bastón perforado,
arpones, el arco y la flecha o las cerámicas que son considerados como
juguetes, pero habría que hacer más análisis para determinar si eran verdaderos
juguetes o eran herramientas que usaban los más pequeños para iniciarse en las
tareas de los adultos. La maduración de un niño en la época de la prehistoria
era mucho mayor que la de cualquier niño/a de hoy.
A modo de conclusión, tenemos que
decir que, desde hace unas décadas ha sido la arqueología postprocesual la que
ha dado visibilidad a las mujeres a través de los estudios de género, para
después ir incorporando todo lo referente a éste mundo, por ejemplo, la
incorporación de las muestras de materiales que componen los yacimientos arqueológicos.
Estos elementos nos descubren las
evidencias de las actividades cotidianas que se desarrollaban en el seno de estos
grupos humanos, que durante todo el Historicismo Cultural han permanecido
ocultos y, sin embargo, estos objetos y zonas son los que descubren momentos de
ocio y celebración en las diferentes culturas del pasado.
Referencias:
-Politis, G., 1999: La actividad infantil en la producción
del registro arqueológico de cazadores-recolectores. Revista de Museu de
Arqueología e Etnología, Sao Paulo, Suplement 3: 263-283.
-Morales Reyes, L., 2006: “La arqueología de la infancia”.
Arte, Arqueología e Historia, nº 13, pp 154-155. Córdoba.
-Sanahuja Yll, E., 2007: La cotidianidad en la prehistoria.
La vida y su sentimiento. Icara y antrazyt.
-Lillehammaer, G., 2010: “Archeology of Children”. Revista
Complutum, 21 (2), pp 14-45.
- Sánchez Romero, M., 2010: “¡Eso no se toca! Infancia
y cultura material en arqueología”. Revista Complutum, Vol, 21 (2): 9-13.
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