miércoles, 28 de abril de 2021

LOS HUEVOS DE AVESTRUZ

 

El huevo, en general, es un elemento que está lleno de simbología y connotaciones a lo largo de la Historia. En todas las civilizaciones han representado diferentes conceptos y atributos. Hoy vamos hablar de los huevos de avestruz. Esta ave es la más grande que existe y, no puede volar por su tamaño, su existencia se remonta a 120 millones de años.

Como ya hemos comentado en otras entradas, con respecto a determinados objetos, la cultura material asociada a determinados materiales orgánicos exóticos han pasado desapercibidos en las excavaciones o bien se han descartado, directamente, como elemento de explicación social. Es lo que les ha pasado a las cáscaras de huevos de avestruz, al ser un material relativamente frágil, se han encontrado en los registros arqueológicos muy fragmentados, y la mayoría de las veces, no se les ha inventariado, son pocos los registros donde aparecen enteros. Pero desde hace unos años, para acá, debido a la aplicación de nuevas metodologías están dando unos hallazgos sorprendentes.

Cuando observamos una cáscara de huevo de avestruz, en una vitrina de un museo, lo asociamos a la cultura fenicio-púnica. Sin embargo, la costumbre de utilizar las cáscaras como recipientes o vasijas se remonta al paleolítico, cómo así, se viene demostrando en las últimas investigaciones.

El registro más antiguo, que se han encontrado, es en el yacimiento rocoso de Ga-Mohana, en el desierto del Kalahari (Sudáfrica), con presencia de 22 cristales de calcita blanca junto a fragmentos de cáscaras de huevos, con una antigüedad de 105.000 años. Esto nos viene a determinar que el proceso evolutivo de los Homo sapiens se desarrolló tanto en las zonas costeras, como por el interior del continente africano.

Estos huevos fueron utilizados como recipientes, para almacenar el agua, dado que el entorno de la época era mucho más húmedo que la actual sabana del Kalahari. Estos trabajos nos vienen a concretar que los humanos acumularon objetos y además mostraban unos comportamientos tanto tecnológicos como simbólicos. Para llevar a cabo estos trabajos, tuvo que existir un complejo tramado de recolección de los mismos, ya que, los huevos había que recogerlos de los nidos, y se requería de unas pericias bastantes hábiles, debido a que son animales bastantes desdeñosos. En un principio, el huevo, les serviría de alimento a todo el grupo, ya que pueden llegar a pesar hasta 2 kg, con un alto valor proteico.

Cerca de éste asentamiento, también en Sudáfrica, en el refugio rocoso de Diepkloof. Se han encontrado 270 fragmentos de cáscara de huevos con una datación de 60.000 años. Estas piezas están grabadas con representaciones lineales abstractas y que se realizaron sobre una serie de elementos funcionales, en éste caso los huevos, fueron seleccionados para servir de recipientes de agua, en los desplazamientos de los cazadores-recolectores. 

Estos motivos de bandas rayadas, nos están determinando una producción estandarizada en la iconografía de los huevos por parte de los Homo sapiens. Nos viene a representar un hecho bastante novedoso en los modos de vida de estos cazadores que reflejaban un nivel de pensamiento, ya que, se tenía que extraer la masa líquida sólo perforando un extremo del mismo, para que luego sirviese de recipiente. Una vez el huevo preparado tenían que pasar un tiempo vacíos para su proceso de secado y que la cáscara consiguiera una dureza consistente para luego ser tallados, ya que el 96% de su composición es calcita cristalina. Todo un proceso de conservación que se requiere de unos conocimientos preliminares.

Seguimos en Sudáfrica, en Border Cave, han aparecido una serie de artefactos orgánicos, como el uso de pigmentos, cuentas de cáscaras y herramientas de hueso. Estaban presentes en el sur hace 75.000 años, y nos reflejan ya unas innovaciones culturales. Se recogieron 18 cuentas de cáscaras con una datación de 38.020 cal BP. Se han determinado dos tipos de perforaciones, las cónicas y la cilíndricas, lo que sugiere una variabilidad en la morfología de las puntas de los perforadores y, posiblemente, de las técnicas que se han utilizado. Cuatro de ellas están ennegrecidas, lo que nos plantea que fueron sometidas a calor para reducir su tamaño.

En el este de África, en pleno bosque tropical, se encuentra el yacimiento de Panga ya Saidi (Kenia). La cueva cuenta con un amplio registro arqueológico y estratigráfico, de 78.000 años de antigüedad. La serie excavada es de 3 m de profundidad, con 19 capas, de dónde se han recuperado 88 cuentas de cáscaras que alcanzan una edad de 25.000 años, que nos revela un patrón de presencia intermitente de diferentes rasgos tecnológicos y artefactos simbólicos

Ya, en el continente euroasiático, en el macizo de Altái (Siberia), en la cueva de Denísova apareció la falange de una niña, que dio lugar a una nueva especie conocida como homínidos de Denísova. En los últimos trabajos realizados en la cavidad han visto la luz una serie de cuentas para adornos, elaboradas con cáscaras de huevos de avestruz, con 1cm de diámetro. Su datación está en 45.000 años. La cáscara de huevo suele tener un grosor entre 2-3 mm, por lo que tuvieron que ser perforadas con un buril de piedra. Nos determinan las habilidades técnicas que tenían estas sociedades.

Tanto el huevo de avestruz como su cáscara han sido utilizados desde el sur de África hasta la zona de Asía Central, todo el norte de África, sobre todo en Egipto, desde el período predinástico hasta la época faraónica. Se hallaban en las tumbas. y estaban decoradas con motivos pintados en rojo, y también se extendían por el sur de la antigua Mesopotamia y el Próximo Oriente. Pero, en estas culturas, el huevo ya había adquirido unas connotaciones diferentes, habían pasado de ser simples recipientes para almacenar líquido y como materia prima para elaborar adornos, a tener un carácter sagrado y/o ritual, para alejar al mal, y se empiezan a registrar en santuarios, como elementos votivos, y en las necrópolis. Su funcionalidad o utilidad se fue extendiendo a otros campos, como eran los amuletos, cuentas de collar, puntas de flechas, y como recipientes de uso común.

Durante la Edad del Bronce y del Hierro, existía un comercio de éste material, por todo el Mediterráneo y Oriente Medio; y vivió su época de esplendor en el primer milenio a. C. Su decoración variaba desde ser pintados a grabados, con motivos decorativos muy diversos, y elaborados con una técnica muy precisa, dando como resultado verdaderas obras de arte. Según unas investigaciones realizadas sobre algunos huevos de la zona del mediterráneo, por la Universidad de Bristol y Durham, han llegado a determinar si los huevos habían sido puestos en zonas climáticas frescas y húmedas o más calientes y secas, elementos que se determinan a través de la alimentación de la hembra que pasa a formar parte de la composición de la cáscara. De éste estudio de análisis isotópico se determinó que había una amplia variedad, por lo que se descubre que hay un sistema de producción bastante complejo. Los humanos van desarrollando localmente una serie de estrategias económicas y, gradualmente, nuevas formas  tecnológicas y de socialización.

En la Península Ibérica, lo asociamos a la colonización fenicia, que se asentó en nuestras costas y estas relaciones se apoyaban en una sólida base económica. Se trataba de factorías comerciales con manufacturas propias, que practicaban el libre intercambio de bienes con las tribus indígenas del interior. Hay una serie de objetos, que eran aptos para el intercambio comercial, realizados con marfil y huevos de avestruz, que eran importados como materia prima para luego ser trabajados aquí, en los talleres locales, y eran decorados con motivos y temas de inspiración orientalizante, de los s. VIII y VII a. C.

Del norte de África procedían los huevos de avestruz, que adornados con pinturas o artísticas incisiones, formaban parte de los ritos funerarios de fenicios y cartagineses. Las colonizaciones fenicias gozaban de una posición de poder singularmente favorable, que explica su influencia económica y cultural. Así, se han encontrado en los yacimientos de Los Alcores, excavado por G. Bonsor, y en Carmona (Sevilla); en la necrópolis de Laurita (Almuñecar-Granada); necrópolis de la Joya (Huelva), factoría de Toscano, necrópolis de Jardín, o los poblados del Morro de Mezquitilla, Cerro del Villar, y Alarcón (Málaga), y en la necrópolis de Villaricos, necrópolis de Herrerías, Almizaraque, necrópolis de Boliche, Adra, Abdera (Almería); la Albufereta, Villajollosa y el Tossal de Manises (Alicante); la necrópolis de Puig d´es, Molins (Ibiza). En la Península Ibérica existieron varios centros y/o talleres, en la preparación de huevos decorados, como el de Villaricos, Ibiza, Toscano, Cartago y el de Fonteta, que funcionó como un centro artesanal y de distribución.

En general, la mayoría de los huevos de avestruz están pintados con motivos decorados en rojo, y siguen los temas de moda del momento cultural que representan, bien sean fenicios, púnicos o griegos, de toda la cuenca del Mediterráneo. Normalmente, las representaciones son las más demandadas. El huevo pasó de ser un simple recipiente a convertirse en un bien de prestigio, además fueron objetos que sirvieron de referentes e inspiración en la decoración de las cerámicas y otros tipos de vasos de diferentes materiales.


Referencias:

-        -  Astruc., M 1957: “Exotisme et localisme. Etude sur les coquilles dáutruche decorées d´Ibiza”. Archivo de Prehistoria Levantina, 6: 47-112.

-          - San Nicolás Pedraz, Mª. P., 1975: “Las cáscaras de huevo de avestruz fenicio-púnico en la Península ibérica y Baleares”. Cuaderno de Prehistoria y Arqueología, 2, 75-100.

-         -  Texier, P.J, et al., 2010: “A Howiesons Poorit traditions of engraving estrich eggshell containers dated to 60.000 years ago at Diepkloof Rock Shelter South Africa”. PNAS.

-         -  D´Errico, F et al., 2012: “Early evidence of San material culture represented by organic artifacts from Border Cave, South Africa”. PNAS 14, 109 (33).

-          - Shipton, C, at al., 2018: “78.000-year-old record of Middle and Later Stone Age innovation in an East African trpical forest”. Nature 9, 1832.

-         - Tamar Hodos, C.R et al., 2020: “The origins of decorated ostrich eggs in the ancient Mediterranean and Middle East”.  Antiquity.

-          - Wilkins, J., et al; 2021: Innvative Homo sapiens behaviours 105,000 years ago in a wetter Kalahari. Nature 592.


Artefactos con grabados simbólicos hallados en los enclaves sudáfricanos de Blombos y Diepkloof.


Cuentas de cáscaras de huevo de avestruz y herramientas de hueso. Cueva de Panga ys Saidi. Foto: Nature comunications.


Cuentas encontradas en la cueva de Denísova. Foto: M. Kozlikin.

Fragmento de cáscara de huevo de avestruz. Necrópolis de las Cumbres. Poblado de Doña Blanca. Enterramientos de incineración fechados en s. VIII a. C. Museo Arqueológico de Cádiz.


Huevo de avestruz decorado con motivos vegetales, de origen púnico (s. VIII a. C).

Huevo de avestruz decorado con motivos florales. Museo Arqueológico de Barcelona.

           Huevos de avestruz. Necrópolis de Jardín (Vélez-Málaga), s. V-IV a. C. Museo    Arqueológico de Málaga. 

Museo Arqueológico de Valencia





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