El huevo, en general, es un
elemento que está lleno de simbología y connotaciones a lo largo de la
Historia. En todas las civilizaciones han representado diferentes conceptos y atributos.
Hoy vamos hablar de los huevos de avestruz. Esta ave es la más grande que
existe y, no puede volar por su tamaño, su existencia se remonta a 120 millones
de años.
Como
ya hemos comentado en otras entradas, con respecto a determinados objetos, la
cultura material asociada a determinados materiales orgánicos exóticos han
pasado desapercibidos en las excavaciones o bien se han descartado,
directamente, como elemento de explicación social. Es lo que les ha pasado a
las cáscaras de huevos de avestruz, al ser un material relativamente frágil, se
han encontrado en los registros arqueológicos muy fragmentados, y la mayoría de
las veces, no se les ha inventariado, son pocos los registros donde aparecen
enteros. Pero desde hace unos años, para acá, debido a la aplicación de nuevas
metodologías están dando unos hallazgos sorprendentes.
Cuando
observamos una cáscara de huevo de avestruz, en una vitrina de un museo, lo
asociamos a la cultura fenicio-púnica. Sin embargo, la costumbre de utilizar
las cáscaras como recipientes o vasijas se remonta al paleolítico, cómo así, se
viene demostrando en las últimas investigaciones.
El
registro más antiguo, que se han encontrado, es en el
yacimiento rocoso de Ga-Mohana, en el desierto del Kalahari
(Sudáfrica), con presencia de 22 cristales de calcita blanca junto a fragmentos
de cáscaras de huevos, con una antigüedad de 105.000 años. Esto nos viene a
determinar que el proceso evolutivo de los Homo
sapiens se desarrolló tanto en las zonas costeras, como por el interior del
continente africano.
Estos
huevos fueron utilizados como recipientes, para almacenar el agua, dado que el
entorno de la época era mucho más húmedo que la actual sabana del Kalahari.
Estos trabajos nos vienen a concretar que los humanos acumularon objetos y además
mostraban unos comportamientos tanto tecnológicos como simbólicos. Para llevar
a cabo estos trabajos, tuvo que existir un complejo tramado de recolección de
los mismos, ya que, los huevos había que recogerlos de los nidos, y se requería
de unas pericias bastantes hábiles, debido a que son animales bastantes
desdeñosos. En un principio, el huevo, les serviría de alimento a todo el grupo,
ya que pueden llegar a pesar hasta 2 kg, con un alto valor proteico.
Cerca de éste asentamiento, también en Sudáfrica, en el refugio rocoso de Diepkloof. Se han encontrado 270 fragmentos de cáscara de huevos con una datación de 60.000 años. Estas piezas están grabadas con representaciones lineales abstractas y que se realizaron sobre una serie de elementos funcionales, en éste caso los huevos, fueron seleccionados para servir de recipientes de agua, en los desplazamientos de los cazadores-recolectores.
Estos motivos de bandas
rayadas, nos están determinando una producción estandarizada en la iconografía
de los huevos por parte de los Homo
sapiens. Nos viene a representar un hecho bastante novedoso en los modos de
vida de estos cazadores que reflejaban un nivel de pensamiento, ya que, se
tenía que extraer la masa líquida sólo perforando un extremo del mismo, para
que luego sirviese de recipiente. Una vez el huevo preparado tenían que pasar
un tiempo vacíos para su proceso de secado y que la cáscara consiguiera una dureza
consistente para luego ser tallados, ya que el 96% de su composición es calcita cristalina. Todo un proceso de conservación que se requiere de
unos conocimientos preliminares.
Seguimos
en Sudáfrica, en Border Cave, han aparecido una serie de artefactos orgánicos,
como el uso de pigmentos, cuentas de cáscaras y herramientas de hueso. Estaban
presentes en el sur hace 75.000 años, y nos reflejan ya unas innovaciones
culturales. Se recogieron 18 cuentas de cáscaras con una datación de 38.020 cal
BP. Se han determinado dos tipos de perforaciones, las cónicas y la
cilíndricas, lo que sugiere una variabilidad en la morfología de las puntas de
los perforadores y, posiblemente, de las técnicas que se han utilizado. Cuatro
de ellas están ennegrecidas, lo que nos plantea que
fueron sometidas a calor para reducir su tamaño.
En
el este de África, en pleno bosque tropical, se encuentra el yacimiento de Panga
ya Saidi (Kenia). La cueva cuenta con un amplio registro arqueológico y
estratigráfico, de 78.000 años de antigüedad. La serie excavada es de 3 m de
profundidad, con 19 capas, de dónde se han recuperado 88 cuentas de cáscaras
que alcanzan una edad de 25.000 años, que nos revela un patrón de presencia
intermitente de diferentes rasgos tecnológicos y artefactos simbólicos
Ya,
en el continente euroasiático, en el macizo de Altái (Siberia), en la cueva de Denísova
apareció la falange de una niña, que dio lugar a una nueva especie conocida como homínidos de Denísova. En los últimos trabajos realizados en la
cavidad han visto la luz una serie de cuentas para adornos, elaboradas con
cáscaras de huevos de avestruz, con 1cm de diámetro. Su datación está en 45.000
años. La cáscara de huevo suele tener un grosor entre 2-3 mm, por lo que
tuvieron que ser perforadas con un buril de piedra. Nos determinan las habilidades técnicas que tenían estas sociedades.
Tanto
el huevo de avestruz como su cáscara han sido utilizados desde el sur de África
hasta la zona de Asía Central, todo el norte de África, sobre todo en Egipto,
desde el período predinástico hasta la época faraónica. Se hallaban en las
tumbas. y estaban decoradas con motivos pintados en rojo, y también se extendían
por el sur de la antigua Mesopotamia y el Próximo Oriente. Pero, en estas
culturas, el huevo ya había adquirido unas connotaciones diferentes, habían
pasado de ser simples recipientes para almacenar líquido y como materia prima
para elaborar adornos, a tener un carácter sagrado y/o ritual, para alejar al
mal, y se empiezan a registrar en santuarios, como elementos votivos, y en las
necrópolis. Su funcionalidad o utilidad se fue extendiendo a otros campos, como
eran los amuletos, cuentas de collar, puntas de flechas, y como recipientes de
uso común.
Durante
la Edad del Bronce y del Hierro, existía un comercio de éste material, por todo
el Mediterráneo y Oriente Medio; y vivió su época de esplendor en el primer
milenio a. C. Su decoración variaba desde ser pintados a grabados, con motivos
decorativos muy diversos, y elaborados con una técnica muy precisa, dando como
resultado verdaderas obras de arte. Según unas investigaciones realizadas sobre algunos huevos de la zona del mediterráneo, por la Universidad de Bristol
y Durham, han llegado a determinar si los huevos habían sido puestos en zonas
climáticas frescas y húmedas o más calientes y secas, elementos que se
determinan a través de la alimentación de la hembra que pasa a formar parte de
la composición de la cáscara. De éste estudio de análisis isotópico se
determinó que había una amplia variedad, por lo que se descubre que hay un sistema
de producción bastante complejo. Los humanos
van desarrollando localmente una serie de estrategias económicas y,
gradualmente, nuevas formas tecnológicas y de socialización.
En
la Península Ibérica, lo asociamos a la colonización fenicia, que se asentó en nuestras costas y estas relaciones se apoyaban en una sólida base económica.
Se trataba de factorías comerciales con manufacturas propias, que practicaban
el libre intercambio de bienes con las tribus indígenas del interior. Hay una
serie de objetos, que eran aptos para el intercambio comercial, realizados con marfil y huevos de avestruz, que eran importados como materia
prima para luego ser trabajados aquí, en los talleres locales, y eran decorados
con motivos y temas de inspiración orientalizante, de los s. VIII y VII a. C.
Del
norte de África procedían los huevos de avestruz, que adornados
con pinturas o artísticas incisiones, formaban parte de los ritos funerarios de
fenicios y cartagineses. Las colonizaciones fenicias gozaban de una posición de
poder singularmente favorable, que explica su influencia económica y cultural.
Así, se han encontrado en los yacimientos de Los Alcores, excavado por
G. Bonsor, y en Carmona (Sevilla); en la necrópolis
de Laurita (Almuñecar-Granada); necrópolis de la Joya (Huelva), factoría de
Toscano, necrópolis de Jardín, o los poblados del Morro de Mezquitilla, Cerro
del Villar, y Alarcón (Málaga), y en la necrópolis de Villaricos, necrópolis
de Herrerías, Almizaraque, necrópolis de Boliche, Adra, Abdera (Almería); la
Albufereta, Villajollosa y el Tossal de Manises (Alicante); la necrópolis de
Puig d´es, Molins (Ibiza). En la Península Ibérica existieron varios centros
y/o talleres, en la preparación de huevos decorados, como el de Villaricos,
Ibiza, Toscano, Cartago y el de Fonteta, que funcionó como un centro artesanal
y de distribución.
En
general, la mayoría de los huevos de avestruz están pintados con motivos
decorados en rojo, y siguen los temas de moda del momento cultural que
representan, bien sean fenicios, púnicos o griegos, de toda la cuenca del
Mediterráneo. Normalmente, las representaciones son las más demandadas. El
huevo pasó de ser un simple recipiente a convertirse en un bien de prestigio,
además fueron objetos que sirvieron de referentes e inspiración en la
decoración de las cerámicas y otros tipos de vasos de diferentes materiales.
Referencias:
- - Astruc., M 1957: “Exotisme et localisme. Etude sur les coquilles dáutruche decorées d´Ibiza”. Archivo de Prehistoria Levantina, 6: 47-112.
- - San Nicolás Pedraz, Mª. P., 1975: “Las cáscaras de huevo de avestruz fenicio-púnico en la Península ibérica y Baleares”. Cuaderno de Prehistoria y Arqueología, 2, 75-100.
- - Texier, P.J, et al., 2010: “A Howiesons Poorit traditions of engraving estrich eggshell containers dated to 60.000 years ago at Diepkloof Rock Shelter South Africa”. PNAS.
- - D´Errico, F et al., 2012: “Early evidence of San material culture represented by organic artifacts from Border Cave, South Africa”. PNAS 14, 109 (33).
- - Shipton, C, at al., 2018: “78.000-year-old record of Middle and Later Stone Age innovation in an East African trpical forest”. Nature 9, 1832.
- - Tamar Hodos, C.R et al., 2020: “The origins of decorated ostrich eggs in the ancient Mediterranean and Middle East”. Antiquity.
- - Wilkins, J., et al; 2021: Innvative Homo sapiens
behaviours 105,000 years ago in a wetter Kalahari. Nature 592.
Artefactos con grabados simbólicos hallados en los enclaves sudáfricanos de Blombos y Diepkloof. |
Cuentas de cáscaras de huevo de avestruz y herramientas de hueso. Cueva de Panga ys Saidi. Foto: Nature comunications.
Cuentas encontradas en la cueva de Denísova. Foto: M. Kozlikin. |
Fragmento de cáscara de huevo de avestruz. Necrópolis de las Cumbres. Poblado de Doña Blanca. Enterramientos de incineración fechados en s. VIII a. C. Museo Arqueológico de Cádiz. |
Huevo de avestruz decorado con motivos vegetales, de origen púnico (s. VIII a. C). |
Huevo de avestruz decorado con motivos florales. Museo Arqueológico de Barcelona. |
Museo Arqueológico de Valencia |
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