Los arqueólogos B. Gómez y G.
Campeny, del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social –IPHES-, han
puesto al descubierto los esqueletos de un tapir y un bóvido de 3,3 millones de
años de antigüedad, en la localidad gerundense de Caldes de Malavella.
El yacimiento de El Camp dels Ninots
es uno de los pocos registros donde se han encontrado éste tipo de hallazgo, en
conexión anatómica; el encuentro de este ejemplar junto a los dos hallados en
las campañas anteriores, configuran al yacimiento como un lugar adecuado para
el desarrollo de esta especie. El
esqueleto del tapir corresponde a un individuo adulto, de la especie Tapirus arvemensis, de 1,80 metros de
largo y 1,30 de altura, con una masa aproximada de 250 kgs.
El ejemplar de bóvido también se
encuentra en conexión anatómica y es una especie que apareció en Europa, hace dieciocho millones de años.
El tapir es un perisodáctilo que
desapareció de Europa, a principios del Pleistoceno, como consecuencia de un
cambio climático provocado por la ciclicidad, de los periodos glaciares e
interglaciares, momento en que el paisaje subtropical fue sustituido por una
vegetación de tipo mediterránea, rica en bosque de laurisilva, chopos, sauces,
encina, acebos y algunos árboles caducifolios como los nogales.
En este contexto ambiental los
tapires encontraron las condiciones idóneas para vivir. Estos animales son
mamíferos, muy corpulentos, que basan su alimentación en hojas y frutas,
disponibles durante prácticamente todo el año.
Esqueleto de tapir. Foto: IPHES |
El tapir es uno de los mamíferos más
antiguos, y básicamente no ha cambiado mucho en los último 50 millones de años. Es
fácilmente reconocible por su pequeña trompa y su cuerpo grande y robusto;
conservando un aspecto primitivo que en nada recuerda a sus parientes lejanos
actuales, como los equinos y los rinocerontes.
Hoy día se encuentra en
Centroamérica y Asía, pertenecen a la especie de Tapirus indicus, donde su principal característica es su color, el
fuerte contraste entre su dorso blanco y el resto del cuerpo negro. Su peso oscila entre 250 y
350 kgs. Son animales solitarios que se alimentan, exclusivamente, de plantas y
en general pastan tranquilamente en el bosque.