Los
codirectores de la campaña de excavación de Atapuerca, E. Carbonell, J.Mª
Bermúdez y J.L Arsuaga han presentado los resultados de la campaña de 2012. El yacimiento más rico del mundo, en registro de fósiles humanos, sitúan al yacimiento de Atapuerca, como el primer “santuario de
la Humanidad” por el número de registros encontrados, según J. L. Arsuaga.
La presencia de una falange distal, con la
incorporación de una uña, del pie de un niño que vivió en la sierra de Atapuerca, hace 300.000 y 500.000 años, podría corresponder a un Homo heidelbergensis. Los coodirectores, del yacimiento, consideran que la acumulación
de cadáveres (30 individuos) fueron depositados allí por otros humanos, lo que
tendrían la prueba “más antigua de un comportamiento humano simbólico de tipo
funerario”.
Durante
ésta campaña de excavación en el nivel TD4, en la Gran Dolina, se ha recuperado
un cráneo completo de la especie de oso, Ursus
dolinensis, con una antigüedad aproximada que oscila entre los 900.000 a
los 780.000 años, de antigüedad, es decir, durante el último tramo del
pleistoceno inferior.
Hace una década se había registrado una mandíbula, ahora
se dispone de un cráneo completo; por lo que se determinará mejor su posición
filogenética, en la cadena de los úrsidos.
Según, el arqueólogo Jordi Rosell del IPHES, el oso utilizaba las cuevas para hibernar
y los restos fósiles encontrados podrían pertenecer a animales viejos, que
mueren durante este período. Así, se han encontrados señales de algunos zarpazos en la pared, pero estos
animales no competía directamente con los carnívoros.
Los
osos tienen la capacidad de hibernación que consiste en adaptarse a unas
condiciones climáticas extremadamente frías, es decir, un estado de hipotermia
regulada durante un determinado tiempo y les permite conservar su energía
durante el invierno. Por eso, durante estos periodos de tiempo, cuando el oso
está hibernando su consumo de energía es mínimo, por lo que pueden sobrevivir
sin ingerir comida, empleando tan sólo su grasa acumulada.
El
tema de la hibernación es muy relativo, ya que, varía en relación a las circunstancias
climatológicas, como en la sierra de Atapuerca, el clima hace un millón de años
era diferente al actual, los osos hibernaban en las cuevas.
El Ursus dolinensis es la especie más
antigua encontrada en los niveles de Gran Dolina TD4-5 y en la Sima del
Elefante, en los niveles 9-11, pertenecientes a un pleistoceno inferior. Este
oso pertenece a una especie hasta ahora no registrada, en los yacimientos de
Europa, por lo que se ha denominado Ursus
dolinensis, por ser en el yacimiento de Gran Dolina, donde aparecieron los
primeros restos fósiles, de este animal.
Presenta características primitivas y
derivadas en su morfología. Así, el cuerpo mandibular grácil y los dientes
también gráciles y, de pequeño tamaño, lo asemejan a formas como Ursus arctos y Ursus etruscus.
El Ursus dolinensis era un animal muy
parecido a los osos pardos actuales, y tienen algunos rasgos comunes con los
osos de las cavernas, que habitaron posteriormente Europa. Esta especie convivió
con el Homo antecessor.
Pero
a aparte de esta especie, en Atapuerca, también, se han registrado otras especies
de osos, como el Ursus deningeri, con
una antigüedad de medio millón de años, que serán los que darán lugar a los grandes
osos de las caverna, el Ursus spelaeus.
Esta especie, se ha registrado en muchos yacimientos del pleistoceno medio
europeo, con una datación de hace 250.000 años y se extinguió hace unos 10.000.
Normalmente, sus registros se localizaban en lo más profundo de las cavernas, de
ahí su nombre.
Contigua, a la Sima de los Huesos, se encuentra la Sala de las Oseras, donde se realizó
una pequeña excavación, ante la presencia de encames que utilizan los osos para
la hibernación y presencia de zarpazos en la pared, y en la que se descubrió
decenas de huesos de la especie de Ursus deningeri, de todas las edades, desde
adultos hasta cachorros.
Pero, para Nuria García, este sitio era una trampa
mortal para los osos, debido a que este tramo de la cueva dispone de una boca
estrecha y difícil de atravesar, y con 13 metros de distancia, hacia el abismo y
los osos morían allí despeñados.
En esta
sima es donde se han recuperado más de 180 individuos de esta especie. Pero, no
sólo los osos se sentirían atraídos por el olor que desprendía la sima, sino que, otros carnívoros sufrieron la misma fortuna que estos osos, así, se han
recuperado restos fósiles de leones, zorros, linces, gato montés, martas y
lobo.
Y, más recientemente, también, se han recuperado restos de Ursus arctos, el oso pardo, que habitó hace unos 18.000 años, ya con
la especie de Homo sapiens.
Sus
restos se han encontrado en el interior de las galerías de la Cueva Mayor.
REFERENCIAS:
- García,
N y Arsuaga, J.L., (2001). Ursus
dolinensis. Una nueva especie de úrsido del pleistoceno inferior de la
Trinchera Dolina, Atapuerca (España). Comptes rendus de l’Académie des
sciences. Série 2. Pp 717-725.