La vida y la muerte están
íntimamente unidas, ambas no pueden existir sin la otra. Para comprender el
significado de la vida tenemos que remontarnos a los orígenes de nuestros
enterramientos; desde las primeras comunidades del paleolítico hasta nuestros
días se han utilizado diferentes formas de sepulcros (que iremos viendo en
sucesivos post).
Hoy hablaremos de las tumbas como
símbolo de la expresión religiosa en la antigüedad, y una de las pruebas más
concluyentes de que la Humanidad siempre ha creído en la otra vida como algo
intrínseco a ella.
Así vemos como, para Roma, la idea
de la muerte marcó los modos de vida de sus ciudadanos y estuvo presente tanto
en su literatura, el arte y la religión. A través de las tumbas, más o menos
monumentales, los romanos querían o pretendían despertar un sentimiento de recuerdo
y compasión en los vivos, para ellos las tumbas se situaban en lugares
visibles, por lo general al lado de los caminos y añadían al monumento imágenes
religiosas, retratos y relieves de temas mitológicos relacionados con la
muerte. Esto lo vemos reflejado en el Conjunto Arqueológico de Carmona que
integra un área de tumbas de la extensa necrópolis romana junto al Anfiteatro y
el Circo.
Esta concentración de estructuras se
debe a que en este lugar convergen las dos vías principales, por un lado la
antigua vía a Hispalis y por otro la vía Augusta (unía Cádiz con Roma), que debido a
la orografía del terreno, con un relieve ondulado y elevado, ofrecen un relieve
ideal para la ubicación de monumentos funerarios. La necrópolis de Carmona fue
descubierta entre 1868-1869 cuando se realizaban unas obras en los caminos.
Ante la evidencia de los hallazgos el historiador Juan Fernández López y Jorge Bonsor compran los terrenos y en
1881 comienzan los trabajos de excavación, aplicando un nuevo modelo de
excavación puramente científica, porque es la primera vez que se utiliza en
España la fotografía como documentación, se enumeran las tumbas
sistemáticamente (225 estructuras funerarias, hoy hay unas 400 ), y se
realizan planos de plantas y secciones de las estructuras. Se delimita el área
de excavación, usan zanjas de ensayos para abrir el terreno y se lleva a cabo
un diario de excavación. Se crea así, la Sociedad Arqueológica de Carmona. Podemos
decir, que el Museo de la Necrópolis, es el primer Museo de Sitio de España.
El yacimiento está datado en torno
al s. I a. d. C hasta el s. II d. C. La necrópolis comprende diferentes tipos de
tumbas, las hay de forma simple que consiste en agujeros en el terreno, otras
son de gran tamaño que se accede por medio de unas escaleras, lo que vemos en
su interior es una especie de habitación, de uno o dos metros cuadrados, y en
la pared estaba excavado pequeños nichos, donde se colocaban las urnas. Las
urnas son de diferentes materiales y formas dependiendo del poder adquisitivo
de la familia. También los romanos dejan inscripciones de a quien pertenecían los sepulcros.
En este yacimiento funerario de Carmona,
las tumbas más representativas son la Tumba del Elefante, Tumba Circular, Tumba
de Postumio y la Tumba de Servilia.
La Tumba del Elefante tiene una forma trapezoidal, con un pasillo en el centro y
dos espacios sobreelevados a cada lado donde aún se conservan los triclinius, es decir, los lugares donde
se celebraban los banquetes funerarios, labrados en la propia piedra del cerro.
Al fondo se conservan tres cámaras, una central, de planta rectangular, otra al
norte que es la cámara funeraria y otra cámara al sur, posiblemente una cocina
(culina).
Manuel Bendala, especialista en Arqueología
fenicio-punica, tartessos y periodo orientalizante, elaboró su tesis doctoral
(1976) sobre este monumento. Para Bendala la tumba del Elefante es un santuario
de culto a la diosa Cibeles y al dios Atis, deidades relacionadas con la
inmortalidad. Supuestamente para él, el
triclinio de la cámara principal correspondería a un santuario, donde los
fieles se reunirían para celebrar las solemnidades de la divinidad. Por lo que
se considera que la tumba estaría relacionada con el culto a Atis y Cibeles,
sirviendo al mismo tiempo de santuario para los partidarios de este culto.
Recientemente, se ha llevado a cabo
una revisión de la Tumba del Elefante bajo los principios metodológicos de la
Arquitectura y la Arqueoastronomía, por los arqueólogos Alejandro Jiménez e
Inmaculada Carrasco. Para ambos autores el monumento no tiene un uso mortuorio
ni tampoco es posible plantear la hipótesis de un comedor funerario, porque los
triclinios han sido introducidos en una fase posterior a la construcción del
edificio. Consideran la Tumba del Elefante como un mitreo, quiere decir, un lugar de culto al dios Mitra. El mitraismo
fue una religión, no oficial, muy extendida en la Hispania romana. Su teoría
está basada en la presencia de una ventana en la cámara principal construida en
la primera etapa del edificio. Dicha ventana estaba orientada para que entraran
los rayos del sol al centro de la cámara,
durante los equinoccios, en primavera y otoño, justo tres horas después del
amanecer se iluminaría una estatua de la tauroctonia (la imagen de Mitra
matando al toro) y que ésta se ha perdido en el tiempo.
La tumba de Servilia está construida en el hueco de una cantera que se accede a
través de una escalera que da paso a un corredor donde en uno de sus laterales
se encuentra una estancia rectangular, un nicho con un sarcófago que contenía
los restos de la joven Servilia, inhumada, este sarcófago fue colocado aquí durante
las excavaciones de Bonsor.
Este corredor se comunica con el
hipogeo donde se encuentra la cámara principal, en los laterales del pasillo se
puede observar pinturas murales, que no han sido protegidas en su debido tiempo
y hoy día se encuentran muy deterioradas. Esta cámara funeraria es de planta
circular, su bóveda está apoyada sobre gruesos nervios y en su parte central
presenta un óculo.
Detrás de este corredor se accede al
patio central, ya que este mausoleo reproduce una casa romana del s. I. d. C, donde
en el centro se sitúa el influvium
(piscina que usaban para recoger el agua de lluvia) y todo el patio es porticado.
Creo que la tumba de Servilia es el
monumento, más excepcional del conjunto arqueológico, donde se han servido de
todo los elementos arquitectónicos de la época (arquitectura, pintura,
escultura) para reflejar la distinción social y económica de la familia del
difunto más allá de la muerte. Parece ser que este mausoleo en honor a Servilia
debió de pertenecer a una familia de gobernantes romanos.
En general podemos considerar que
nos encontramos ante el mayor conjunto arqueológico funerario de la época
romana en la Península, pero aún, no está estudiado en su totalidad, y los
nuevos trabajos llevados a cabo en el yacimiento basándose en los hallazgos de
los mismos, abre el debate científico sobre el carácter púnico tan defendido
hasta la fecha y el proceso de romanización en el sur peninsular.
No quiero finalizar este post, sin
antes, dar mi agradecimiento a Trinidad Gómez Saucedo que tuvo la amabilidad y paciencia de
acompañarnos durante toda la jornada y hacernos participe del rico Patrimonio
Histórico-Arqueológico con que cuenta su pueblo natal, dándonos cuenta de las más importantes expresiones de la
cultura, la identidad y creencias religiosas de las distintas sociedades que
han pasado por allí.
También felicitar al Ayuntamiento de
Carmona (Concejalía de Cultura) por la buena GESTIÓN que llevan a cabo
en la conservación y difusión de su Patrimonio; creo que muchos Municipios deberían de recoger este modelo de intervenciones y hacer extensible este tipo
de trabajos, para la puesta en valor, de sus respectivos patrimonios locales.
Trinidad Gómez Saucedo (Arqueóloga Municipal) |