lunes, 13 de junio de 2022

CASTRO DE ROMARIZ (Santa María da Feira, Aveiro, Portugal).

 

La palabra castro nos viene del latín castrum (fortaleza) y es definido como poblado fortificado en la Iberia prerromana. Normalmente, cuando pronunciamos la palabra castro la asociamos a Galicia, como una seña de identidad, pero esta cultura se extiende a todo el noroeste de la Península Ibérica, norte de Portugal y cada vez más las investigaciones nos aportan evidencias de esta cultura en el mediterráneo. Es ostensible una personalidad atlántica pero también llena de múltiples matices. 

Uno de estos poblados fortificados es el de Romariz, que se encuentra en el concejo de Santa María da Feira, perteneciente al distrito de Aveiro, en la parte norte de Portugal. En esta pequeña población se halla uno de los castros mejor conservados de la comarca del Duero y Voga y data del s. V a. C (última fase del Bronce Final), con unos niveles de ocupación hasta el s. I d. C.

Este castro, se sitúa en un lugar estratégico como es el Monte Crasto, con una elevación de 375 m, y está clasificado como Bien de Interés Público, desde 1945. El área edificada del poblado ocupaba lo que era la meseta superior, y estaba rodeado por una muralla de unos 5 metros de grosor, que protegía principalmente el sector oeste, digamos, el lado más indefenso. Esta muralla quedó reforzada por una segunda línea de murallas, complementada al oeste/suroeste por una fosa de 5 metros de longitud, para reforzar toda esta zona del poblado de posibles ataques.

A raíz de un descubrimiento de unos denarios republicanos a principios de 1843, se llevó a cabo unas intervenciones en el castro, bajo la dirección del entonces alcalde José Correira, y se pusieron al descubierto 16 casa circulares.

Posteriormente, el párroco local de Romariz, Manuel Fernández Santos, puso en conocimiento nuevos hallazgos y bajo la dirección de Alberto Souto, que era director en aquella época del Museo de Aveiro, se llevaron a cabo una serie de intervenciones, entre los años 1942 al 1946, y con el apoyo del municipio de Santa María da Feira, se descubrió una parte considerable de las estructuras actualmente visibles.

Después de unos años de inactividad, el trabajo arqueológico se reanudo en 1980, bajo la dirección de Armando Coelho y Rui Centeno, profesores de la Universidad de Oporto que llevaron a cabo una serie de campañas de excavación en los años 1980, 1981, 1982, del 1990 al 1994 y 2003.

Estos trabajos realizados permitieron identificar las distintas fases de la ocupación protohistórica y romana de este lugar, con niveles de ocupación hasta el s. I d. C. Este marco cronológico y cultural del poblado ha permitido conocer su importancia en el contexto de la cultura castreña del noroeste peninsular. El poblado consta de 22 viviendas circulares y 6 rectangulares, de mampostería granítica de la zona, y de un patio empedrado y dispuesto a lo largo de una calle. Según el estudio de materiales se determinan diferentes niveles de ocupación.

Entre su registro, se han encontrado numerosos tipos de cerámicas, materiales líticos, vidrios, metales, monedas, epígrafes, un conjunto destacado de cerámicas indígenas, púnicas, griegas y romana. La presencia de monedas (denarios de plata) nos indica que este castro tenía un considerable desarrollo social y económico, lo que nos revela que mantuvieron intercambios comerciales. Estas monedas fueron emitidas entre el 157-156 a. C y 74 a. C; además de piezas de oro y plata que vienen a determinar la ocupación de la zona durante la época tardorromana.

La marcha de la población del castro, se produce a finales del s. I, motivada posiblemente por un cambio en los modos de vida de este lugar, que preferían las partes bajas con mejores condiciones del terreno, para los trabajos agrícolas y ganaderos. Algunos habitantes permanecieron en los alrededores del poblado, por los menos, hasta finales del s. IV o hasta el colapso del dominio romano en Hispania.

Respecto a la naturaleza de los castros aún hay muchas controversias entre los investigadores, pero poco a poco, y gracias a los trabajos de campo, muchos de los paradigmas respecto a la cultura castreña van viendo la luz. En estas dos últimas décadas hemos asistido a la renovación técnica y metodológica de las intervenciones, actualizando las técnicas de registros e interpretación. La arqueología referida a la cultura castreña ha cambiado en consonancia con los tiempos, pero muchos de sus problemas siguen sin resolverse.

Referencias:

 -F. Jordá Cerdá., 1984: Notas sobre la cultura castreña del noroeste peninsular. Memorias de Historia Antigua. Nº 6.

  -Ferreira da Silva, A. C., 1986: “A Cultura Castreja no noroeste de Portugal: hábitat e cronología”. Portvgalia: Revista de Arqueología do Departamento de Ciências e Técnicas do Patrimonio da FLUP, pp: 121-129.

-       - Castro Pérez, L., 2010: “Veinte años de investigaciones sobre la Cultura Castrexa (1988-20089.”  Minius, 18: 9-36.

     - Rui M. S. Centeno., 2011: O Castro de Romariz. Aveiro/ Sta. María da Feita. Câmara Municipal de Santa María da Feita. Portugal.