En pleno Parque
Natural de la Sierra de Grazalema y apenas
dos kilómetros de la localidad de Ubrique, se encuentra la ciudad romana de Ocvri.
Uno de los yacimientos más representativos
y exclusivos, del mundo íbero–romano, en
la Sierra de Cádiz.
Las primeras referencias que disponemos de este yacimiento se
remontan al s. XVIII cuando el ubriqueño Juan Vegazo adquirió los terrenos y, llevó a cabo las primeras intervenciones de extracción de piezas arqueológicas,
donde incluso se construyó su propia
casa para estar a píe de lo que se había convertido en su pasión u obsesión
dependiendo de los ojos con los que se mire.
Gracias a los
trabajos de éste entusiasta de la “arqueología” del momento, hoy día, se
conservan dos epígrafes destinados a los emperadores Antonio Pío y Commodo
donde nos ha quedado constancia del nombre de la ciudad, parece ser, que todos
los objetos recuperados por Vergazo han desaparecido en la actualidad, incluido
su cuaderno de campo.
Para el
arqueólogo Luis Javier Guerrero Misa,
basándose en las investigaciones llevadas a cabo en el yacimiento, la ciudad de
Ocvri fue un “oppidum” (se designa
con éste término latino a una ciudad fortificada situada en un lugar elevado),
fundada hacia el s. VIII a. C, primero como ciudad ibérica y posteriormente fue
latinizado, como municipio romano, y adquirió su máximo esplendor en el s. II d. C
y se abandonó en el s.III d. C, coincidiendo con el resto de ciudades romanas
de la zona.
Debido a que esta
ciudad estaba emplazada en un cerro, Salto de la Mora, su urbanización se realizó
en base a la orografía del terreno, distribuidas en terrazas. Su parte más alta
la configuraban los edificios públicos más representativos, como son las termas,
que corresponde a una gran construcción urbanística donde se conservan las
canalizaciones, piletas, restos de piscina, etc.
En esta zona es donde más intervenciones
arqueológicas se han realizado y hay que esperar a nuevos controles para
determinar su funcionalidad. Cerca de aquí, se encuentra otro de los edificios
públicos más representativos de la ciudad, como es su foro, así como una gran
cisterna o aljibe para el almacenaje de agua y restos de una vivienda donde se
conservan tres de sus habitaciones.
En la zona sur,
donde el terreno es más amplio y está más aterrazado, es donde se encuentra la mayor
concentración de viviendas, la zona industrial y también otros aljibes. El tema
del agua es fundamental, en este asentamiento, por la ubicación del mismo en un
cerro.
La ciudad solventó
este problema con la construcción de una serie de cisternas, actualmente se conservan en buen estado, cuatro
grandes cisternas de forma rectangular
con esquinas redondeadas y una quinta en forma de “L”, que se localiza en la
zona de las termas. Además, de estos depósitos, posiblemente, disponían de un
acueducto que traía el agua desde manantiales de Benaocaz, a través de cañerías
de plomo.
En la zona norte de
la ciudad, se encuentra las dos estructuras, para mí, más representativas del yacimiento, una es la
necrópolis localizada fuera de la ciudad amurallada como establecía los cánones
sanitario romanos, con su monumento funerario más emblemático: El Mausoleo/Columbario, con una distribución
de planta rectangular y elaborada con sillares cuadrados de piedra caliza de la
zona.
En su interior, en uno de los laterales, se conservan en la pared las
hornacinas (loculi), de arco rebajado
y dovelas, donde se colocaban las urnas de incineración, y una serie de
hornacinas más grandes y profundas para esculturas o imágenes de dioses
venerados, o bien, para las ofrendas de los familiares.
Otra de las construcciones
que más conmueve de este yacimiento es su Muralla
Ciclópea, posiblemente, de origen púnico, y según demuestran las
excavaciones fueron restauradas tanto en época ibérica como romana. En el lienzo, que se conserva aún de esta muralla, se observan varias técnicas arquitectónicas, una parte
elaborada sin mortero a “hueso” y otra parte con sillares. A pesar de que estos
restos murarios se encuentran muy afectados por la vegetación arbustiva que ha
proliferado a lo largo de los años, parece ser que la muralla circundaba toda
la ciudad y disponía de unas dimensiones bastantes considerables, de unos 5
metros de altura y una anchura de unos dos metros. Cuando se realizaron las tareas de limpieza
se extrajeron elementos de cornisa y de dintel lo que determina que, posiblemente,
la muralla debió de tener una gran puerta de entrada a la ciudad. La
construcción de ésta gran muralla turdetana obedeció más a unos interés de
prestigio, de la ciudad, como se viene determinando, en las actuales investigaciones
del mundo íbero, y no a unos vínculos de origen militar o defensivo como sería
más propio de la cultura romana.
En general podemos
determinar, a través de los restos que se han encontrado, que nos encontramos
ante una ciudad importante y exclusiva del mundo romano, en el sur peninsular,
rodeada por una considerable muralla, donde se llevaron a cabo obras de
infraestructuras que han perdurado hasta nuestros días, entre ellas, tenemos
los depósitos de agua (cisternas), necrópolis, termas públicas, enterramientos
en fosa, restos de viviendas, fuentes, mausoleo, muros perimetrales, calzada…
Posiblemente la
mayor intervención, tanto arqueológica como puesta en valor, que ha sufrido el
yacimiento ha sido la realizada entre los años 1997-2004, a través de la
Escuela Taller “Foro Arqueológico”, y el Proyecto Arqueosierra, formado por un
grupo de jóvenes arqueólogos/as que llevaron a cabo una serie de actuaciones de
limpieza, construcción de infraestructuras turística, obras de consolidación de
muros, caminos interiores, señalizaciones, vallados, excavaciones de urgencia,
etc.
Después de unos
años de completo abandono, como digo, la nueva corporación municipal ha llevado
junto con la Diputación, un nuevo Plan Provincial de Promoción Económica
Turística (2012-2015), donde se han incluido trabajos de excavación de apoyo a
la restauración y consolidación de la Muralla Ciclópea, y la reconstrucción en
3D del yacimiento, iluminación y colocación de nuevos carteles explicativos en
las diferentes zonas, así como, la incorporación del código QR, que es una
aplicación digital que te permite a través del móvil, seguir las explicaciones
de lo que estemos viendo en cada momento.
A pesar de que los
últimos años, el yacimiento ha sufrido un enorme deterioro por falta de inversión en su mantenimiento, hay
que FELICITAR a la corporación actual del Ayuntamiento de Ubrique, por llevar a
cabo una intervención y puesta en valor del mismo para el disfrute y
conocimiento del público en general, de lo que es la ciudad de Ocvri, así como,
la apertura de un Centro de Interpretación de la Historia (C.I.H.U), situado en
la antigua ermita de San Juan de Letrán. Aquí, podemos observar las piezas
arqueológicas recuperadas en el yacimiento como por ejemplo, cerámicas a mano
de finales de la primera Edad del Hierro (s.VI-V a. C), cerámicas ibéricas,
turdetanas y romanas. Así como, una excelente colección de objetos y adornos
elaborados en hueso. Y también, valorar la iniciativa de apertura de un Museo Arqueológico
para la localidad. Ubrique no debe ser conocida sólo por sus artículos de piel,
sino también, por su Patrimonio Histórico que es muy valioso y con unas
características propias que no se ven reflejadas en las demás ciudades de la
época.
También FELICITAR al
compañero, Luis J. Guerrero y a sus
colaboradores, por el magnífico trabajo llevado a cabo para la puesta en valor del
yacimiento; por habernos trasmitido su pasión y entusiasmo con los
nuevos datos aportados en las excavaciones realizadas y por la apertura de la
exposición, sobre el mismo en el Centro de Interpretación de la Historia, y
deleitarnos con sus explicaciones todos los entresijos llevados a cabo en el
yacimiento, desde sus inicios en 1792.
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Centro de interpretación de la Historia de Ubrique |
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Mausoleo |
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El arqueólogo Luis Javier Guerrero Misa y lienzo de la Muralla Ciclópea |
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El foro |
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Estructuras de las termas |
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Fuente de Minerva |