Francisco Giles Pacheco en la sala principal de la cueva de Higueral de Valleja, junto a F. J. Giles Guzmán en una reunión de AEQUA. Foto: gentedelpuerto.com |
La cueva de Higueral de Valleja se localiza en el término municipal de Arcos de la Frontera (Cádiz), en el margen suroeste de Sierra Valleja. La cavidad se compone de dos cámaras que se comunican entre sí, a través, de un estrecho pasaje. La primera sala tiene unas dimensiones de 12m de profundidad, por 10m de ancho y otros 10m de alto. Y la sala trasera es de forma rectangular, con unas dimensiones, de 10m de profundidad por 20m de ancho, y 10m de alto. En el año 1977, el arqueólogo D. Francisco Giles Pacheco y su equipo, realizaron una serie de sondeos estratigráficos, que ponen en evidencia la existencia de varios momentos de ocupación humana.
La administración les conceden una
segunda autorización, en los años 1980-1982, para llevar a cabo una segunda
campaña de excavación, donde se plantean una serie de cuadrículas que van desde
la A hasta la H, con un tamaño de 1m x 1m, cada una, situadas en la primera
sala de la cavidad. Posteriormente, en 2001-2002, se llevó a cabo una nueva
intervención por el arqueólogo Francisco J. Giles Guzmán, bajo la dirección de F. Giles Pacheco.
El corte estratigráfico
lo situó en el área colindante a las excavadas anteriormente. En este sondeo, de
2m x 1m, y una profundidad de 3m, se han documentado 11 niveles estratigráficos. En la secuencia se identificaron tres niveles con elementos tecnológicos
asociados al Modo 4.
Los dos primeros han sido atribuidos a un solutrense
superior y un tercero a un posible gravetiense. Entre los mamíferos han
aparecido restos de ciervo, caballo, bóvido, y entre los carnívoros el lobo, en
el Nivel III.
En 1994, D. Francisco Giles tuvo
la amabilidad de cederme los restos óseos de fauna, registrada en dicha cavidad, para su estudio.
Este estudio se culminó con la lectura, en el año 1996, de lo
que en aquella época se llamaba “Memoria de Licenciatura”, con el título
“Estudio tafonómico y paleoeconómico del yacimiento de Higueral de Valleja”,
bajo la dirección de los Dres. Carlos Díez y José Ramos. Fue defendida en la
Universidad de Cádiz, en la Facultad de Filosofía y Letras.
El material estudiado corresponde
a las cuadrículas situadas en la sala de entrada y en la zona de transición, de
las dos salas principales, que corresponde a las campañas de 1980-82, y se
completo con un sondeo de 1977.
El total de restos óseos
estudiados ascendió a 4.752. Para su estudio, el material se dividió en
diferentes periodos, que abarcaban desde paleolítico superior, neolítico, nivel histórico y sondeo. Y, las especies registradas corresponden a:
Caballo, asno, bóvidos, ciervo, cabra salvaje, cerdo, lince, conejo, hiena y
rinoceronte.
Dependiendo de la fauna
recuperada y de la situación morfogeográfica de la cavidad, se puede
reconstruir el paleoambiente de la zona estudiada, aunque siempre debe de ir
acompañada de un estudio sedimentológico y polínico, de la cavidad, para determinar
el paleoambiente del territorio, dado que la fauna identificada es sólo una
muestra y una adaptación al medio natural.
Según las últimas dataciones por OSL, TL y fechas de radiocarbono se determina que la cueva estuvo ocupada por poblaciones de neandertales y por poblaciones modernas, durante el último máximo glaciar. La secuencia del paleolítico medio (X-VIII), se formó en ambientes cálidos y húmedos y la secuencia superior (VIII-V), se formó cuando el clima era más frío y seco.
A pesar de la poca extensión excavada, se ha podido determinar la génesis del yacimiento y los procesos tafonómicos, tanto bioestratinómicos como diagenéticos, que actuaron sobre los restos óseos.
A pesar de la poca extensión excavada, se ha podido determinar la génesis del yacimiento y los procesos tafonómicos, tanto bioestratinómicos como diagenéticos, que actuaron sobre los restos óseos.
Con respecto al número de restos, según los niveles arqueológicos
se pueden realizar varias deducciones interesantes. En primer lugar, la diversidad de restos de
fauna específica aumenta, pasándose de una captura especializada en el paleolítico superior a una diversificada en el neolítico. Al tiempo que este
ocurre, el número de restos indeterminados disminuye, lo que nos indica una
menor fragmentación hacia el presente, debido en gran medida a un
aprovechamiento medular de menor intensidad. Respecto al nivel neolítico, un
aspecto destacable es el papel que sigue jugando la caza en su economía, y
parece que las fuentes de aportación cárnica no se vieron muy alteradas con la
entrada de una economía de producción.
La presencia del ciervo y el
conejo ha sido una constante, a lo largo de toda la ocupación, siendo las
especies más cazadas por los grupos humanos, desde el paleolítico superior.
Nos
han dejado huellas de su captura tanto por las marcas de carnicería como por la
fracturación, lo que debió de suponer uno de los recursos alimenticios más
intensos para su subsistencia, tanto a nivel cárnico como medular. El conejo es
un animal que tiene poco aporte de grasa y, así, se manifiesta en su menor
fracturación.
Los cérvidos fueron cazados y
transportados enteros al yacimiento, todos los elementos anatómicos
están presentes, aunque con bajos efectivos. Por eso, planteo la hipótesis de
una caza de rebaños de hembras, ante el bajo número de astas identificadas, y
la ausencia de caninos de machos, así como, una mínima representación de
infantiles. Es muy probable que accedieran a los grupos que forman las hembras
tras la berrea, pero cabe también la posibilidad que hubiera una captura de
machos tras la pérdida de sus astas, en el invierno. Además, debió de realizarse
una caza especializada sobre esta especie, sólo complementada, con aportes de
conejos.
Respecto a los conejos, se pueden
determinar varias conclusiones interesantes, a diferencia de las demás
especies. En el nivel paleolítico, sólo los elementos con carne, médula u otras
materias blandas están representados, mientras que, en el neolítico todas las
partes están presentes. En éste nivel, se puede observar que las diáfisis
pertenecientes a huesos largos como la tibia, fémur o húmero, se encuentran
separadas de sus epífisis porque han sido fracturadas para la extracción de la
médula.
En el nivel Histórico, sin
embargo, las diferencias con los anteriores son obvias. El exceso de elementos
articulares o la reducción de los elementos con mayor contenido cárnico, avalan
que la mayoría de estos conejos no fueron cazados, dado que no muestran señales
de mordeduras de carnívoros, en sus superficies óseas, al ser trasladados al interior o marcas de carnicería; es
muy probable que su muerte se produjera por causas naturales en el interior de
la cueva, estos animales excavaron madrigueras y serían los responsables de una
reelaboración tafonómica de materiales.
Al ser el ciervo la especie más
representativa, en la cueva, nos permite plantear la hipótesis de que la cueva
constituyera un alto de caza, es decir, un lugar ligado a la actividad del
procesado de éstos animales. Esto implica la existencia de actividades
concretas y en determinadas épocas estacionales.
El estudio determina que hubo un
aprovechamiento tanto de la médula como de la grasa contenida en el tejido esponjoso,
porque fracturaban las piezas con bajo contenido medular, como son las falanges
segundas. Este hecho puede estar relacionado con la época en que han sido
cazados, ya que, sí los ciervos son capturados después de la berrea o en
invierno, los animales han perdido peso, su grasa se moviliza y son las
falanges y mandíbulas donde los cazadores pueden encontrar el contenido proteico
necesario para alimentarse.
Las marcas sobre los metápodos y
la intensa fracturación, tanto en las mandíbulas como en las falanges, nos
hablan de la recuperación y extracción de la grasa y los tendones. Una vez
realizado el proceso de descarnación y conservación de la masa cárnica, estos
grupos pasaban a realizar la fracturación de los restos óseos, para el
posterior consumo de la médula ósea y, en menor medida, para el aprovechamiento
del hueso industrial.
Atendiendo a la posición y a los tipos de marcas de
carnicería, tenemos que decir, que están presentes tanto las de desarticulación
como las de descarnación, propio de lugares donde se realiza la cadena
alimentaria, es decir, en la cueva los grupos humanos desarticulaban,
descarnaban, deshuesaban y fracturaban muchos huesos; para realizar este tipo
de trabajo se valieron de instrumentos líticos como lascas y láminas con filo
muy agudos.
Estos instrumentos líticos se han utilizado para raspar la piel y
los huesos. Todo el proceso de alimentación animal se desarrollaba en el
interior.
Esto también ha sido determinado
por el estudio funcional de la industria lítica, y parece indicar que el
utillaje se destinó al trabajo de diversas materias de origen animal y vegetal.
Algunos, de los instrumentos se han empleado en el tratamiento de la piel y para
el trabajo de la madera o de algunas plantas. Otros útiles, se han utilizado
para cortar carne y en la transformación de materias. Así, algunos punzones,
como luego veremos, se utilizarían para trabajar las pieles.
Otro de los factores que nos
determina la presencia de grupos humanos en la cavidad es la aparición de
hogares, lo que no podemos determinar es con qué fin fueron utilizados, si cómo
lugar de cocción de alimentos, cómo fuente de iluminación o cómo centro de
calor. En mi opinión, no me parece probable que constituyera un combustible, ya
que los huesos negruzcos son más abundantes que los blanquecinos, es decir, que
no se produce una gran carbonización.
La presencia de carnívoros en la
cavidad es escasa, tenemos el lince con representación sólo de elementos
postcraneales, este animal no utiliza las cuevas como lugar de hábitat, pero sí, es un merodeador, para capturar algún
conejo o un roedor.
Las hienas se detectan por la presencia de
coprolitos, creo que estos carnívoros fueron simples rastreadores de la
cavidad; aunque también es muy posible que estos restos provengan de niveles
inferiores y han visto la luz por las remociones del terreno; así mismo, la
cavidad ha podido funcionar como trampa natural para ellos y haber caído por
algunas de las aperturas que tienen ambas salas en el techo, debido a que se
trata de una cueva kárstica y ha sufrido los procesos de disolución de las
calizas dolomíticas. Sin embargo, la presencia del lobo podría haber sido fruto
de la caza, por ser un animal apreciado por su piel y sus colmillos; aunque hay
que esperar a nuevos registros y estudios tafonómicos para determinar la
presencia de estos carnívoros en la cavidad.
También han aparecido en el registro
una serie de objetos de arte mobiliar y de industria en hueso. En la campaña, de
los años 80, apareció una serie de punzones, azagaya y un raspador en hueso; en
la campaña de 2002 tenemos caninos deciduos de ciervo perforados y con restos
de pigmentación roja, y en el nivel III un colgante elaborado sobre una
plaqueta de caliza con impregnaciones de ocre rojo.
Decir que, cueva Higueral de
Valleja, ha sido una de las pocas cavidades excavadas en el sur peninsular. El excelente
registro que atesora, tanto de su industria lítica con elementos tecnológicos
asociados a los Modo III y IV, como de los resto óseos de fauna, sería
conveniente plantear un Proyecto de Investigación para llevar a cabo
excavaciones sistemáticas interdisciplinares, para plantear las diferentes
hipótesis de trabajo propuestas hasta la fecha y dar luz a los modos de vida y
de producción de las sociedades cazadoras-recolectoras de la zona. Se trata de
una estación clave para llevar a cabo un estudio de la secuencia que va desde
el pleistoceno medio hasta la transición hacia el paleolítico medio y superior,
que permitirá comprender la ocupación de los últimos neandertales y su tránsito
a los humanos anatómicamente modernos, así como, los movimientos estacionales de
estos grupos de cazadores-recolectores de la cuenca media del Guadalete.
Es evidente, que Arcos de la
Frontera dispone de un rico Patrimonio Histórico, pero con la incorporación de
la puesta en valor de ésta cavidad, su Patrimonio se vería ampliado, y sería
una proyección de futuro para el conocimiento de sus orígenes.
Observación: Reconocer la
excelente labor que ha realizado Francisco Giles durante todos estos años, en
el estudio y difusión del conocimiento del registro paleolítico, en toda la
zona del sur peninsular.
Referencias:
-F. Giles Pacheco, A. Santiago,
J. Mª Gutiérrez y E. Mata, 1997: “Las comunidades del paleolítico superior en el
extremo sur de Andalucía occidental. Estado de la cuestión”. En AA.VV. Paleolítico y Epipaleolitico, II Congreso de
Arqueología Peninsular. R. Balbín Henriques y P. Bueno Ramírez (eds), Vol.
I. Zaragoza. Fundación Rei Alfoso Henriques.
-F. Giles Pacheco, J. Mª
Gutiérrez, A. Santiago, y E. Mata, 1998: “Avance al estudio sobre poblamiento
del Paleolítico Superior en la cueca media y alta del río Guadalete”, en AAVV.
Las culturas del Pleistoceno Superior en
Andalucía. J. L Sanchidrián Torti y Mª D. Simón Vallejo (eds). Málaga,
Patronato de la Cueva de Nerja.
- F. Giles Pacheco, J. Mª Gutiérrez, E. Mata, A. Santiago y J. Gracias., 1993: “Secuencia
fluvial y paleolítica del río Guadalete (Cádiz). Resultados de las
investigaciones hasta 1993”. Investigaciones
Arqueológicas en Andalucía 1985-1992. Proyectos. Huelva.
-F. J. Giles Guzmán, F. Giles Pacheco, J. Mª Gutiérrez, R.
Jennigs, J. F. Gibaja, I.C. Corte, A. Mª Doyague., 2015: “El Paleolítico
Superior de la cueva de Higueral de Valleja (Arcos de la Frontera, Cádiz).
Caracterización de los tecnocomplejos de los niveles III y IV”., en Las ocupaciones de las sociedades
Prehistóricas, Protohistóricas y de la Antigüedad de la Serranía de Ronda y
Béticas Occidentales. Actas del I Congreso Internacional de Historia de la
Serranía de Ronda (Ronda, 2015). Real Maestranza de Caballería de Ronda, Instituto
de Estudios de Ronda y la Serranía, Málaga.
-R. P. Jenning, F. Giles Pacheco, R.N Barton, S.N Collautt, R Gale, C. P. Gleed-Owen, J. Mª Gutiérrez,T. F. Higham, A. Pasker, C. Price, E. Rhodes, A. Santiago, J.L. Schwenninger, E.Turner., 2009:"New dates and palaeoenvironmental evidence for the Middle to Upper Palaeolithic occupation of Higueral de valleja cave, southern Spain".Vol. 28. Quaternary Science Reviews.
-R. P. Jenning, F. Giles Pacheco, R.N Barton, S.N Collautt, R Gale, C. P. Gleed-Owen, J. Mª Gutiérrez,T. F. Higham, A. Pasker, C. Price, E. Rhodes, A. Santiago, J.L. Schwenninger, E.Turner., 2009:"New dates and palaeoenvironmental evidence for the Middle to Upper Palaeolithic occupation of Higueral de valleja cave, southern Spain".Vol. 28. Quaternary Science Reviews.
-I. Cáceres Sánchez, 1996:
Estudio tafonómico y paleoeconómico de la cueva de Higueral de Sierra Valleja
(Arcos de la Frontera-Cádiz). Servicio de Publicaciones de la Universidad de
Cádiz.
Entrada principal de la cueva de Higueral de Valleja (Arcos de la Frontera-Cádiz). Foto:espeoleologíadecadiz.com |
Vista de la boca desde dentro, con unas espléndidas vistas del río Majaceite. Foto: Espeleologíadecadiz.com |
Estrías sobre fragmento óseo producida con utensilio lítico, en el proceso de fileteado y estrías de descarnación. La superficie ósea presenta alteraciones por manganeso. |
Detalle del conjunto de incisiones profundas y más superficiales de las marcas de carnicería del fósil anterior, Destaca su organización lineal y su regularidad en el trazo de origen antrópico. La sección presenta fondo en "V", dichas marcas han sido afectadas por la erosión acuífera. M.E.B.x20. |
Vista palmar de las segundas falanges de ciervo, presenta fracturación directa con plano de golpeo, tanto en su zona distal como proximal. Han sido fracturadas para la extracción de la médula ósea. Cuatro de ellas presentan alteraciones por cremación. |
Punzón de hueso de sección más o menos ovalada. |
Placa de caliza perforada, utilizada como adorno personal. Foto: F. J. Giles Guzmán. |