Entre granito y
esquistos se extiende el Valle del Côa. El conjunto de arte rupestre que vamos
a tratar, se extiende a lo largo del río
Côa, que es uno de los afluentes más importantes del río Duero, y recorre gran
parte de la Reserva Natural de Malcata (NE de Portugal).
En el año 1992, se
iniciaron las obras para la construcción de una pequeña presa para la contención
de las aguas de este río, que configuraría lo que posteriormente sería la gran
presa del Foz Côa. Pero el hallazgo, en
1991, de unos grabados, en una roca de Canada
do Infernos y sucesivos descubrimientos posteriores hizo dar la voz de
alarma, sobre el rico Patrimonio que se encontraba a lo largo del valle y que
la compañía de electricidad EDF quería sumergir bajo las aguas de un embalse.
Gracias a un grupo
de paleolitistas involucrados en la defensa del Patrimonio, encabezado por João Zilhão, llevaron a cabo una
campaña de concienciación para preservar este rico Patrimonio Arqueológico. En 1995,
se produjeron en Portugal unos acontecimientos tanto políticos como sociales,
que hizo que se paralizaran las obras y se sentaron las bases de lo que sería
el futuro Parque Arqueológico do Vale do
Côa, que abrió sus puertas en 1996. Y fue declarado Monumento Nacional, y
en 1998 fue incluido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
La visita al parque
se inicia en Vila Nova do Foz Côa
(Portugal). Desde el Museo se conciertan las visitas guiadas. Los tres centros
que tiene el parque rehabilitado para ser visitado por el público son: Canada do Infiernos, La Penascosa y La
Ribera de Piscos.
Nosotros partimos desde el Centro de Visitantes
de Penascosa (Castelo Melhor), donde comienza la visita guiada, en vehículo
todoterreno, hasta los grabados. La persona que nos guía, va dando muestras de
la riqueza y gran diversidad que contiene el parque en las 20.000 hectáreas que
ocupa. A lo largo del valle, en las laderas adyacentes del río Côa, tanto en su
margen derecho como izquierdo, se han descubierto rocas con grabados, que en su
mayoría se trata de paneles decorados de época del paleolítico superior, con
una cronología que va desde el 20.000 al 11.000 a.C, (del solutrense al
magdaleniense), aunque también se encuentran representadas otras épocas como la Neolítica, Calcolítica y
la Edad del Hierro. Se han inventariado más de un millar de figuras
pertenecientes al paleolítico. Las especies más representadas son el uro,
caballo, la cabra montesa y el ciervo.
La técnica
utilizada en la mayoría de los grabados es el piqueteado, la incisión fina, la
abrasión y el raspado, que se utiliza, bien aislado o bien en algunos paneles
van asociados.
La incisión fina es
utilizada en los animales pequeños, sin embargo, las figuras de gran tamaño
suelen estar representada con contornos piqueteados o raspados.
Penascosa está
localizada en una gran llanura fluvial que se configura en la margen derecha,
ya en los últimos Km del bajo Côa. En este lugar se ha adaptado un viejo corral,
que se utilizaba para guardar el ganado, como abrigo para los vigilantes que permanecen
allí 24 horas.
Al tratarse de un
museo al aire libre, la visibilidad de los grabados varía a lo largo del día,
por eso en estas fechas la visita es mejor realizarla por la tarde, ya que por
la mañana están en sombra.
En algunos paneles,
la pátina de los trazos y la superposición de las imágenes hace difícil su
visibilidad, por eso, el personal del parque se sirve de una carpeta con
soporte gráfico de los trazos de los grabados, por lo que su lectura e
interpretación facilita la visión al público. Las visitas se realizan en grupo
como máximo de 8 personas para facilitar la visión a todos y descubrir los
grabados por sí mismos.
En Penascosa los
paneles que se visitan contienen unos 22 grabados en roca con motivos paleolíticos.
Lo más llamativo de este lugar es la utilización en los grabados de la
yuxtaposición de las piezas, es decir, sobre el mismo cuerpo se representa dos
o tres cabezas, con el propósito de transmitir la idea de movimiento. Lo más
frecuente es el movimiento descendiente de la cabeza que se dirige hacia abajo,
en una escena de acoplamiento o de abrevadero. Esta técnica ha sido aplicada
sobre todo en los caballos. Sin embargo, para representar a cabras montesas,
uros y ciervos se utiliza el movimiento de mirar hacia atrás, el giro de la
cabeza del animal para mirar.
En general, podemos
decir que para todo este extenso valle se han contabilizado unos 5.000 motivos
paleolíticos grabados en los grandes esquistos y agrupados en 39 sitios. Esto
le confiere ser el mayor museo al aire libre hasta la fecha conocido en el
mundo. Su temática es principalmente zoomórfica y naturalista. La fauna representada
es típica de climas templados como caballos, uros, cabras y gamuzas, cérvidos y
algunos peces. Entre las figuras humanas se han contabilizado un grupo de 14
figuras en la Ribera de Piscos.
En las rocas de
Penascosa también encontramos ejemplos pertenecientes al Magdaleniense, donde
destacan las figuras de los animales; éstas son más pequeñas y geométricas, las
patas más afiladas, cabeza fina y una mayor presencia de signos abstractos y no
figurativos.
Los grupos humanos
que poblaron estas zonas eran grupos de cazadores-recolectores seminómadas, que
se irían desplazando en función de la emigración de los animales, y su base alimentaria sería la caza, pesca, y
la recolección de frutos y alimentos silvestres. Y se establecieron en campamentos
base, como así se están confirmando en las excavaciones que se están llevando a
cabo en el parque, aunque, en la mayoría de los campamentos la fauna registrada
consumida no está relacionada con la fauna dibujada, por lo que podemos deducir
que el acto de dibujar para estos grupos de artistas cazadores era un acto
cultural, una forma de expresar su entorno más inmediato.