En Antequera
(Málaga) tenemos la necrópolis megalítica más monumental de toda Andalucía, que
forman el Conjunto Arqueológico Dólmenes de Antequera y está integrado por tres
sepulcros: Cueva o Dolmen de Menga, Dolmen de Viera y más alejado tenemos el Tholos
de El Romeral.
El Dolmen de Menga es un sepulcro que
tenía la finalidad de albergar enterramientos colectivos. Lo que más te
sorprende cuando entras en este sepulcro son los grandes ortostatos en posición vertical que hacen de pilares y sirven de soporte a la gran cubierta. En un
principio esta estructura principal estaba formada por cuatro pilares de los
cuales sólo se han conservado tres. No hay otro referente en la arquitectura
megalítica europea que posea esta magnánima monumentalidad de sus piezas.
Según la morfología
de la planta se trata de un sepulcro de corredor, que desemboca en una cámara de planta
ovalada. La técnica constructiva
utilizada es la ortostática, consistente en la utilización de grandes losas de
piedra, que van unidas entre sí a piedra seca, es decir, sin utilizar ningún
tipo de mortero o argamasa. La altura del recinto se realiza de forma
progresiva desde la entrada hacia la cabecera donde alcanza su altura máxima de
unos tres metros y medio.
Uno de los
ortostatos, a la entrada del corredor, tiene una serie de elementos decorativos,
algunos son de época prehistórica como
una estrella de mar y otros de forma cruciformes de edad moderna.
Detrás del último
pilar, en las excavaciones llevadas a cabo en el año 2006 se descubrió un pozo
que tenía la función de captación de agua, aunque este pozo fue ya descubierto
en las excavaciones que llevo a cabo Rafael Mitjana, en 1847, pero aún está en
proceso de investigación, para determinar su naturaleza y función, ya que es
algo insólito en las construcciones megalíticas.
La materia prima
que se utilizó en la construcción de este monumento fue la arenisca, muy
abundante en la geología local.
Según los últimos
trabajos realizados por el profesor F. Carrión sobre la datación del dolmen con
C-14, han arrojado unas cronologías que lo sitúan en 3790 a.C y 3730 a. C.
Todo el dolmen está
cubierto por túmulo que lo rodea y lo cubre.
El Dolmen de Viera fue
descubierto en 1903, por dos vecinos de Antequera, los hermanos Antonio y José
Viera, de ahí el origen del nombre; se
dedicaron a despojar la cámara funeraria
de todo tipo de material, por lo que hoy no se conserva ningún tipo de registro.
La entrada al túmulo
de Viera se lleva a cabo por un corredor arquitectónico que se realizo en las
últimas intervenciones de restauración, para la contención del túmulo, por lo que no
se han conservado los ortostatos de la entrada y no sabemos cuál sería el
diámetro y el volumen de la masa tumular. Uno de los ortostatos del corredor
conserva pequeñas decoraciones a base de cazoletas. El último tramo del
corredor si ha conservado perfectamente los diferentes ortostatos, y aún se
conservan los calzos entre los verticales y los horizontales. Se accede al
interior por una gran piedra de arenisca por medio de una puerta perforada. La
planta de la cámara es de sección cuadrangular que está enlosada con pequeñas
piedras de arenisca.
En este dolmen se
han recuperado una serie de objetos que pudieron pertenecer a los ajuares entre
los que figuran un cuenco de cerámica, un vaso de piedra, un punzón de cobre, y
pequeñas herramientas de sílex y varias hachas de piedra pulimentada.
Según, los últimos
trabajos llevados a cabo por Gonzalo Aranda, sobre muestras óseas de animales
de bóvidos, procedentes de la colección de Gómez-Moreno, lo sitúan en la
primera mitad del III milenio a.C. El sepulcro está cubierto de un gran túmulo
y está orientado al sureste por lo que en los amaneceres de los equinoccios de
primavera y otoño los rayos del sol
penetran en la cámara sepulcral.
El Tholos de El
Romeral está más alejado de los de Menga y Viera.
También fue descubierto por los hermanos Viera. Se puede considerar un tholo de
falsa cúpula. El corredor, a diferencia de los anteriores está construido por
pequeñas losas con la técnica de piedra seca, lo que podemos considerar paredes
de mampostería, las paredes no son rectas sino que presentan una pequeña
inclinación. La entrada a la cámara es adintelada. La cámara es de planta
circular y está cubierta de falsa cúpula y tiene sus paredes ligeramente
abovedadas, elaboradas en mampostería que termina en una gran losa horizontal.
Al fondo de la
primera cámara se abre un vano que da acceso a un pequeño corredor que termina
en una cámara circular más pequeña.
En general,
basándonos en las dimensiones del sepulcro, podemos decir que en la zona debió
de existir una población considerable, según los últimos trabajos de
prospección de la zona se han localizado un número apreciable de poblados o
aldeas en los alrededores de los dólmenes, posiblemente pertenecientes a
sociedades tribales que confirman un control del territorio. A partir del IV
milenio se van consolidando las prácticas agropecuarias y modos de trabajo
diversificados donde cada grupo social se va especializando. La construcción de
estos monumentos vendría facilitada por la paleotopografía del lugar al
tratarse de una zona muy llana donde se podría trasladar con cierta facilidad
estos grandes bloques de arenisca.
El conocimiento de
la existencia del conjunto arqueológico de Antequera nos viene desde 1530, consistentes
en trabajos descriptivos, no será hasta 1547, cuando el arquitecto Mitjana y
Anderson realizaron la primera intervención arqueológica en el pozo y la apertura
de una entrada para la colocación de una reja para su conservación.
Después han sido
muchos los arqueólogos que han escrito
sobre estos dólmenes y lo han dado a conocer, atraídos por su monumentalidad y otros
realizando trabajos de investigación. Entre ellos podemos destacar, por ejemplo:
Amador de los Ríos, R. Mitjana, R. Velázquez, M. Gómez Moreno, A. Mortillet, G.
Leisner, J.E. Ferrer, H. Obermaier, S. Giménez Reyna, Mergelina, etc. Todos
ellos han supuesto un referente para el estudio del Megalitismo en la Península.
Los dólmenes de
Antequera han sido declarados por la administración con distintas nomenclaturas,
así en 1886, fue declarado Monumento Nacional el Dolmen de Menga, en 1923 el Dolmen
de Viera y El Tholos de El Romeral, sin embargo, fue declarado en 1926 como
Tesoro Artístico Arqueológico Nacional y en 1931 pasó a ser Monumento Histórico
Artístico. En 2010 aparece como Conjunto
Arqueológico Dólmenes de Antequera.
A partir de 1985
fue la Junta de Andalucía la que se hizo cargo de su protección, conservación y
difusión. A raíz de entonces se puso en marcha una serie de proyectos de
investigación donde han participado las universidades de Málaga, Sevilla y Granada.
Se han ido introduciendo nuevas formas y metodologías de trabajo. El último
trabajo que se está realizando es el Proyecto General de Investigaciones “Sociedades, Territorio y Paisajes en la
Prehistoria Reciente de Antequera”, aprobado por la Dirección General de
Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, que abarcará hasta 2018, bajo la
dirección del Dr. Leonardo García Sanjuán de la Universidad de Sevilla.
Este excepcional
conjunto megalítico aspira a convertirse en Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO, su candidatura ha sido presentada en el año 2015. Estas obras
arquitectónicas merecen ser reconocidas por esta entidad, esperemos que lo
consiga y que Andalucía sume un nuevo monumento a su rico Patrimonio y los
ciudadanos sepan valorar, respetar y conservar su Patrimonio Arqueológico y
Cultural.
Cueva o Dolmen de Menga |
Losa con elementos decorativos |
Entrada al Dolmen de Viera |
Entrada al Tholos de El Romeral |
Os dejo el vídeo que ha editado la Junta de Andalucía sobre la recreación de cómo sería la construcción de los dólmenes.
Los dólmenes de Antequera con espectaculares, a ver si hay suerte y los declaran Patrimonio de la Humanidad. Muy buena entrada. Un besazo.
ResponderEliminarGracias Pepa, creo que en mayo o así se sabrá el resultado, aunque la Junta no ha protegido muy bien su Patrimonio, permitiendo las barbaridades que se ven a su alrededor, pero bueno, esperemos buenos resultados... Un beso
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