lunes, 31 de mayo de 2021

La Tafonomía en Andalucía: análisis de la situación.

 



La Tafonomía nos ayuda a distinguir la sincronía y diacronía de los procesos desarrollados por los diferentes fenómenos y/o procesos en un resto óseo. Por eso, los restos faunísticos recuperados en los asentamientos arqueológicos encierran una valiosa información, sobre diferentes aspectos del pasado, y no siempre se ha aprovechado este potencial para obtener información sobre las condiciones ambientales y culturales de los grupos humanos.

En esta entrada no vamos a hablar de Zooarqueología, que normalmente va unida a la Tafonomia como disciplina auxiliar que se dedica al estudio de los restos animales recuperados en una excavación, procedente de los yacimientos arqueológicos, sino que vamos explicar la evolución que ha sufrido ésta última, a lo largo de las últimas décadas.

La Tafonomía nos ha venido de la mano de los paleontólogos. El primero que publicó una monografía de las implicaciones paleobiológicas y un estudio de los mecanismos de alteraciones en la carcasa de los vertebrados, fue J. Weigelt en el año 1927. Ésta se consolidó con los trabajos del ruso Iván. A. Efremow (1940), que la dotó de una definición y de contenido sobre las alteraciones que sufren los restos animales en el sedimento cuando son manipulados. Se puede definir también como el paso de la biosfera a la litosfera.

Más tarde Müller (1951) diferenció la bioestratinomía de la diagénesis como dos fases diferentes del proceso tafonómico. Aunque Efremov y Müller, ya en la década de 1940 a 1950, nos estaban dando los planteamientos tafonómicos bajo una metodología analítica y evolutiva, sobre los procesos que influyen en la formación de un yacimiento y los fenómenos que actúan en su destrucción, no es hasta bien entrada la década de los ochenta cuando los paleontólogos/as incluyen dicha disciplina en el estudio del registro arqueológico. Esta materia era impartida en las aulas de Geología y Paleontología.

A nivel nacional, hay que destacar los trabajos del paleontólogo Sixto Fernández López, que ha dotado a dicha disciplina de una teoría y una serie de contenidos metodológicos, conceptuales y finalidades. Y, los estudios epistemológicos de Emiliano Aguirre.

Así, uno de los primeros paleontólogos que hicieron informes tafonómicos de registros arqueológicos, fue Miguel de Renzi de la Fuente y la primera arqueóloga que incluyó en sus estudios un breve informe tafonómico fue Mª Ángeles Querol Fernández, que se lo encomendó a la paleontóloga Nieves López Martínez, una investigadora que fue clave en los estudios de Tafonomia científica, Bioestratigrafía y Paleobiogeografía.

Entre los años 1970 y 1980, se llevaron a cabo una serie de encuentros de arqueólogo/as y prehistoriadores, que marcaron los fundamentos para una investigación epistemológica de la Prehistoria y una trayectoria de la Arqueología, en la Península Ibérica, como fueron el Coloquio Internacional de Prehistoria de Morella (Castellón) y las primeras Jornadas de Metodología de Investigación Prehistórica, en Soria, en el año 1981, que fueron organizadas por Manuel Fernández-Miranda.

Fueron unos encuentros dónde se plantearon nuevos métodos de análisis, debates sobre las diferentes corrientes de pensamiento, la necesidad de incluir las disciplinas auxiliares en el estudio de los registros de la Arqueología… Podemos considerar que fueron las jornadas más críticas y fructíferas, que como digo, marcaron la trayectoria de la Arqueología, en España.

Ya entrada la década de los ochenta, del siglo pasado, hubo una serie de prehistoriadores/as que empezaban a manifestar sus inquietudes por conocer ésta disciplina y empezaron a tener un acercamiento a estos estudios que intentaban dar luz a la interpretación de los procesos de pre-enterramiento para llegar a conclusiones de los comportamientos de las comunidades prehistóricas, sobre todo en yacimientos del Plio-Pleistoceno.

Uno de estos reformadores, en el sentido de dotar a la Arqueología de nuevas disciplinas auxiliares, fueron los trabajos de Jordi Estévez Escalona que, más tarde, creo el Laboratorio de Arqueozoología de la UAB.

A raíz de aquí se fue forjando un cuerpo de investigadores, que incluían en sus estudios esta disciplina, y que nos han servido de referencia a las generaciones que veníamos detrás. Hay que destacar, sobre todo, los trabajos tafonómicos realizados por Manuel Domínguez-Rodrigo, que son fundamentales para conocer el origen de nuestra especie, así como, los de Jorge Martínez Moreno, J. Carlos Díez Fernández-Lomana, Yolanda Fernández-Jalvo, Fernanda Blasco Sancho, Martínez Valle, J. M. Rueda y Manuel Pérez-Ripoll, en la zona de levante. También destacar los últimos trabajos de José Yravedra, Jordi Russell, Rosa Huguet, Isabel Cáceres Cuello de Oro, Palmira Saladié, Antonio Rodríguez-Hidalgo y R. Blasco...

A nivel de Andalucía, los primeros trabajos sobre Tafonomía científica no surgieron hasta la década de los años noventa, del siglo pasado, y fueron realizados por mi (Isabel Cáceres Sánchez), con formación en Humanidades. Desde un marco teórico y metodológico supe aplicar dicha disciplina a los restos óseos hallados en un contexto arqueológico.

El trabajo “La transición de los cazadores-recolectores a pastores-agricultores en el mediodía peninsular a través de los restos óseos”, es una síntesis de lo que fue mi trabajo de Tesis Doctoral, que estuvo codirigida por los Catedráticos José Ramos Muñoz (Univ. de Cádiz) y J. Carlos Díez Fernández-Lomana (Univ. de Burgos). Aquí, se analizan todos los procesos bioestratinómicos naturales-humanos y los procesos fosildiagenéticos. Además, se aportaron los resultados de un Proyecto de Investigación sobre Experimentación, en el campo de la fracturación intencional, como materia auxiliar de la ciencia arqueológica al servicio de la arqueozoología, que a través de la contrastación empírica (morfotipos obtenidos) nos ayudan a responder a las hipótesis planteadas, sobre las pautas de subsistencia de las comunidades del pasado. Este proyecto surgió de la necesidad de estudiar los yacimientos de la zona, y llegar a una comprensión, a través de la réplica de la actividad del tratamiento, de la carcasa animal, de las alteraciones legibles del reparto óseo provenientes de yacimientos arqueológicos.

También, para conocer las características ecológicas y climáticas que se desarrollaron en el sur peninsular, y su relación con el resto de zonas del mediterráneo, se realizó el Espectro Biocenótico a través de una serie de yacimientos, que comprenden desde el pleistoceno inferior al superior, para determinar así, la existencia de un ecosistema circunmediterráneo. Para éste trabajo se aplicó la metodología de los Biocenogramas, que caracterizan las Biozonas, basado en los estudios de Antonio Ruiz Bustos.

Pero no es hasta 2018, cuando un grupo de investigadores se reunieron en Antequera, en el I Congreso de Prehistoria de Andalucía, Memorial Luis Siret, para resaltar la necesidad de aplicar las Ciencias Experimentales y dar respuestas a algunas cuestiones arqueológicas. Aquí, J. Antonio Riquelme hace un alegato a la necesidad de formación de nuevas especialidades y sobre todo, de especialistas en los diferentes campos (mamíferos, peces, moluscos, aves, anfibios, polen, …), para que no pase como ocurrió en los años 1990, dónde la comunidad científica de Andalucía, se dio cuenta que se tenía que aplicar las disciplinas auxiliares (geoarqueología, antropología física, zooarqueología, traceología, antracología…) a los registros arqueológicos, para llegar a conocer nuestro pasado. 

Y para ello, la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía, puso en marcha una serie de becas para que algunos de los arqueólogos/as se especializasen en las diferentes áreas, pero no todos pudimos disfrutar de éste tipo de ayudas y nos formamos a nivel particular, a través de las Universidades y Centros de Investigación, con nuestros propios recursos.

En esa época se contaba con un personal joven y sobre todo entusiasta con las nuevas áreas de estudio, quedaba atrás los estudios monográficos de tipología, que imperaban en la época y metodologías arqueológicas y se abrían así, nuevas posibilidades de investigar. 

Andalucía contaba con los requisitos necesarios para llevarlo a cabo, se disponía de buenos yacimientos y con permisos para excavar, pero ni las Universidades ni las administraciones e instituciones públicas han sabido acoger a estos investigadores especialistas en los diferentes centros e instituciones, y que han contribuido a crecer el campo de la Arqueología científica, en la comunidad.

Andalucía, siempre ha contado con el reconocimiento de ser una tierra con una gran riqueza y antigüedad en yacimientos arqueológicos, pero también tiene el renombre de no haber sabido gestionarlos, ni tampoco ha mostrado una equidad presupuestaria entre ellos.

El resultado de todo esto es que Andalucía carece de equipos formados en las diferentes disciplinas, y en concreto en la que nos ocupa, la Tafonomía científica, hay escasez de especialistas formados en aspectos teóricos, prácticos y experimentales. Y lo más importante es que carece de Centros de Investigación, con tecnologías avanzadas en determinados campos. Un tema en el que se debería reflexionar y debatir.

A pesar de la escasez de estudios, no debemos de olvidar los trabajos que ha llevado a cabo Eloísa Bernáldez Sánchez, de tafonomia en la Estación Biológica de Doñana, desde una perspectiva paleobiológica. Ni los trabajos realizados en la cuenca de Guadix-Baza (Granada), una zona muy rica en registros del plio-pleistoceno y que se remontan a 1916, donde se llevaron a cabo trabajos de prospecciones y excavaciones, por diferentes paleontólogos, entre ellos A. Arribas, A. Ruiz Bustos, M. Botella, M.T Alberdi.

A partir del año 1983 entró a formar parte de los trabajos, el Instituto de Paleontología Miguel Crusafont (Sabadell), en las excavaciones de la zona de Orce, que fueron dirigidos, en diferentes campañas, por los investigadores G. Gibert, G. Martínez, I. Toro, B. Martínez-Navarro, R. Sala, A. Mazo, donde se realizaron estudios de Geología, Paleontología, Paleoecología y Arqueología.

Actualmente, las excavaciones están siendo dirigidas, por el profesor Juan Manuel Jiménez, de la Universidad de Granada, en los yacimientos arqueológicos de Venta Micena, Fuente Nueva 3, Barranco León y Barranco del Paso.

También, hay que destacar los trabajos que se han realizado en Fonelas, entre los años 2001 a 2009. Se creó El Centro Paleontológico Fonelas P-1 (Cuenca Guadix-Baza), donde se estudia la geología y paleontología del cuaternario (Pleistoceno Inferior), dirigido por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME); y donde hay que resaltar los trabajos realizados por Alfonso Arribas y Guiomar Garrido.

Este centro de Fonelas P-1 (Granada), junto con el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (Sevilla), y el Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Íbera (Jaén) son los centros que existen, en Andalucía, dedicados a la investigación de éstos periodos.

Son breves pinceladas de cómo se encuentran los estudios de tafonomia y, demás disciplinas auxiliares en Andalucía, que nos deberían hacer reflexionar, sobre todos estos aspectos: de por qué no es sencillo ser arqueólogo/a en Andalucía, cómo se encuentra la investigación en nuestra comunidad, porqué el androcentrismo sigue anclado en las instituciones, sobre todo el nepotismo y porqué a la fecha de hoy los estudios arqueológicos no cuentan aún con un estudio integral de sus registros…

 

Referencias:

-EFREMOV, J. A., 1940: "Taphonomy: A new branch of paleontology". Pan American Geologist, 74. pp. 81-93.

-ESTÉVEZ, J., 2000: “Aproximación dialéctica a la Arqueotafonomía” Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social, 3, pp. 7-28. Universidad de Cádiz.

-FERNÁNDEZ LÓPEZ, S., 1984: "Nuevas perspectivas de la Tafonomía Evolutiva: Tafosistemas y asociaciones conservadas". Estudios Geológicos, 40, pp. 215-224. Madrid.

-MÜLLER, A.H., 1951: “Grundlagen der Biostratonomie”. Abt. Dr. Akad. Wiss, pp. 1-147. Berlín.

-RUIZ BUSTOS, A., 2005: "El límite Neógeno-Cuaternario en las Cordilleras Béticas. Características Paleoambientales del cuaternario". A.E.Q.U.A. Vol. 2.