jueves, 22 de agosto de 2019

PIONERAS EN ZOOARQUEOLOGÍA: Dorothea Bate.



Dorothea Bate

Hoy voy hablar de una mujer que ha marcado un antes y un después en la Historia de la arqueozoología, además de ser una pionera en éste campo. Merece toda nuestra admiración por su valor en conseguir un sueño.
Su vida comienza en 1878, en una pequeña población de Gales llamada Carmarthen, donde nace Dorothea Minola Alice Bate. 
Lo hace en medio de una sociedad que tras una revolución industrial, los obreros consiguieron que se aprobara el derecho a la huelga y la implantación de un sistema de sanidad pública, y donde las mujeres ocupaban parte del servicio doméstico.
Su infancia fue de lo más inquieta y extrovertida que se puede dar en una niña de su edad. Su padre le trasmitió un amor por la naturaleza, que ella desarrolló a través de la curiosidad y la observación. 
Estas cualidades fueron forjando su capacidad y admiración por los animales y las plantas. El haber nacido en un pueblo pequeño le facilitó para poderse mover por sus alrededores, y, así, dibujar todo cuanto le llamaba la atención en plena naturaleza.
Nunca llegó a cursar estudios de Ciencias Naturales, sin embargo, su hermano al ser varón sí pudo hacerlo, al igual que su hermana lo hizo de música, afición muy aceptada entre las mujeres de la época, pero ella tuvo que desarrollar sus conocimientos de forma autodidacta.
En 1898, su familia se tuvo que trasladar a Gloucestershire, una zona muy caliza donde proliferan las cuevas, y esto la llevó a interesarse por la Paleontología. Su inquietud y sus ganas por desarrollar sus conocimientos, la trasladó hasta el mismo Londres, dónde se presentó en el Museo de Historia Natural y le pidió a su director,  el Dr. Richard Sharpe, un puesto de trabajo, éste no pudo negarse tras descubrir el conocimiento que albergaba sobre taxonomía de aves, y le dio el puesto de clasificadora de aves.
A los 22 años llegó a publicar su primer artículo, en el Geological Magacine titulado: “Breve informe sobre los huesos del carbonífero de las cuevas de caliza de Wye Valley”, dónde hace un estudio de los roedores que vivieron en la cueva Merlin, que descubrió cuando vivía en Gloucestershire, en sus escapadas a la naturaleza.
Se trata de un estudio de 15 especies de mamíferos y aves del Pleistoceno. Dorothea recibía el apoyo de sus compañeros paleontólogos y le animaban a seguir investigando.
En busca de nuevos registros y fósiles se marchó a las islas Chipre, Creta y Baleares, dónde descubrió numerosos restos fósiles de especies que ya se habían extinguido, y algunos de ellos eran nuevos para la ciencia, por lo que sus descubrimientos se propagaron por todas partes.
Desde 1901 a 1911, estuvo en Creta y Chipre, dónde encontró un variado registro fósil, en las que se encontraban varias especies endémicas del lugar, entre ellas, elefantes, hipopótamos enanos, que hasta entonces no eran conocidos por la ciencia (Elephas cypriote, Elephas creticus, Hippopotamus minutus), y una serie de ciervos (Candiacervus).
En su estudio, Dorothea observó que este rango, de diferenciación de tamaño, era una constante del aislamiento de las faunas en las islas y esto influía a varios grupos de mamíferos.
Todos sus viajes y excavaciones los realizaba sola. Sólo se valía de guías locales para que la acompañaran y en algunos casos realizaran la parte más pesada de una excavación. 
Muchas intervenciones las realizó en cueva y en roca, cuando ésta era muy dura se valía de pólvora o dinamita para deshacerse de las partes complicadas, ambos métodos, eran aprobados en la época.
En sus viajes por el mediterráneo, recolectaron más de 200 especies de aves, mamíferos e insectívoros vivos. Estos animales los enviaba al museo para que formaran parte de las colecciones.
En 1909, su colega zoólogo Aschington Bullen, que estudiaba la malacología de Mallorca, le comunica que en la zona de levante, de la isla, hay una brecha osífera, con restos óseos. Cuando extrajeron los restos, se dio cuenta que se trataba de una especie y un género nuevo para la ciencia, y a la que Bate le dio el nombre de Myotragus balearicus (una especie de cabra de pequeño tamaño), además del lirón gigante de Mallorca (Hypnomys morpheus) y restos de tortugas gigantes.
El Myotragus es un animal que se extinguió unos 5.000 años a.C. Éste coincidió con la llegada a Baleares de los primeros pobladores que lo cazaron para alimentarse y luego ser domesticado.
La arqueóloga Dorothy Garrod (que hablé de ella en otro post) tuvo noticias de los descubrimientos de Bate y, en 1929, se encontraba excavando en las cuevas de Wadi el Mughare, del Monte Carmelo (Israel), y le envió su registro faunístico para que los catalogara.
A raíz de estos trabajos, empezaron a investigar conjuntamente, en varios proyectos, y encontraron restos fósiles de 54 especies diferentes, como cerdos, ciervos y gacelas, incluyendo los artiodáctilos de Dama mesopotámica y Gazella. 
Estos registros sirvieron para que Bate elaborase una tabla Dama-Gazella que, debido a sus características, fue utilizada en los trabajos de campo para determinados cambios climáticos, en los registros en cueva con hábitat.
En 1934, el departamento de Antigüedades de Palestina le pidió que llevara a cabo un estudio de fragmentos de huesos fósiles, y ella los catalogó como uno de los restos de los primeros elefantes que existieron fuera de África, el Elephas planifrons, así como rinocerontes, tortugas gigantes y el caballo primitivo Hiparión.
Bate está eufórica de alegría por estos acontecimientos, que llegaron a oídos del paleontólogo James Starkey, que solicitó estas excavaciones,  que evidentemente tenía preferencia por su diferencia de género, en la época. Bate se tuvo que resignar a ser colaboradora de Starkey y trabajar juntos. Pero a Starkey lo asesinaron cuando iba a inaugurar el Museo Palestino de Arqueología, ante la situación de inestabilidad en la zona, Bate volvió a Londres. Se avecinaba la Segunda Guerra Mundial.
Bate llevó a cabo una actividad científica bastante intensa, que tuvo que costear con su donación personal, algo muy común en la arqueología de todo el s. XX. A pesar de todo, el trabajo de investigación que realizó para la ciencia, nunca ingresó o formó parte del personal científico del museo, privilegio que sólo era atribuido a los hombres. Las mujeres lo disfrutaron a partir de 1928. Sin embargo, todo el trabajo llevado a cabo por Dorothea, sobre todo el registro encontrado en las cuevas del Mediterráneo, facilitó el camino para el campo de la Zooarqueología.
Cuando Dorothea contaba con 70 años fue nombrada directora del Museo de Historia Natural de Tring (a 50 kms de Londres). Murió en 1951.
Pero su trabajo sigue aún vivo, y en 2017 la Sociedad Cívica de Carmarthen, su lugar de nacimiento, le ha colocado una Placa Azul dedicada a su labor renovadora en el campo de la Paleontología. 
Y en 2018, la Dirección Insular de Igualdad en Mallorca descubrió un busto de Dorothea en la isla, por el hallazgo del Myotragus.
Desde principio de siglo, los estudios de la fauna de Baleares son llevadas a cabo por el Grupo de Paleontología del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), bajo la dirección del doctor Joseph Antoni Alcocer.

Referencias:

-Alcocer, J. A y Bover, P (2005): Proceedings of the Internacional Symposium “Insular vertebrate evolution: the palaeontological approach”. Monografies de la Societat d´Històrie Natural de les Baleares, 12.

-Shindler, K (2007): Un conocimiento único: la vida de la exploradora y paleontóloga Dorothea Bate (1878-1951).

-Flaquer, M (2012): Homenaje a Dorothy Bate. Capdepera.

-Emily Osterloff (2018): Dorothea Bate: a Natural History Museum pioneer.

 


Dorothea Bate en una excavación con un trabajador en Belén. Imagen MHN.

Foto del Departamento de Geología del Museo de Historia Nacional (1938). Bate está sentada a la derecha de la foto. Imagen del MHN.

Diente de elefante . Imagen MHN.

Cabeza de Myotragus Balearicus.


Busto en honor a  Dorothe Bate, en Mallorca.