Hablar de El Tendal es hablar de La Palma, de sus orígenes,
de su yacimiento arqueológico, que le viene dado el nombre de una cueva
natural. Dicho yacimiento se localiza en el Barranco de San Juan, al noreste
de la isla. Al ser un barranco, el yacimiento tiene una fisiografía bastante
peculiar, ya que su terreno escarpado, encajonado, con grandes desniveles y
bruscos acantilados, es un lugar que aparentemente parece inhóspito para la
vida, pero no es así, tenían la ventaja de su orientación, una zona boscosa con
influencia de los vientos alisios y el mar, como fuente de recursos, está muy
cerca.
En esta cueva natural vivieron una comunidad de veinte
Auaritas o Benahoaritas (nombre que reciben los aborígenes de La Palma que
muchas veces lo confundimos con los guanches, estos son los aborígenes de
Tenerife) durante unos mil años.
Desde el año 2001, (se empezó a excavar en los años ochenta del siglo pasado), este yacimiento forma parte de IsoCAN (Insolation and Evolution in Oceanic Islands: the human colonisation of the Canary Islands); es un proyecto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, en colaboración con la Universidad de La Laguna, que ha sido becado por el Consejo de Investigación Europeo para estudiar la evolución y colonización de las Islas Canarias. También cuentan con el apoyo de la Dirección General de Patrimonio Cultural y la Conserjería de Patrimonio Histórico del Cabildo Insular de La Palma. Un proyecto de excavación integral y multidisciplinar que está dirigido por los arqueólogos Ernesto Martín Rodríguez, Juan Francisco Navarro Melero y Felipe Jorge Pais.
En los trabajos iniciales se determinó una estructuración del
espacio, en tres áreas: un área dedicada al descanso, otra como lugar de
trabajo y la última a las labores domésticas.
La zona A, corresponde
a la zona más occidental de la cueva y es el nivel más elevado de todo el
recinto. Dada la poca actividad realizada en él, se ha considerado como la zona
dormitorio.
La zona B, ocupa la zona central, destinada al trabajo de
elaboración de instrumentos líticos, óseos y cerámicos, además de ser zona de
cocinado y de labores domésticas.
La zona C, separada de la anterior por un muro, y dedicada a las labores domésticas; es una de las zonas mejor conservadas y los resultados preliminares sitúan a esta zona en el s. IV d. C y XI d. C. Todo este complejo está compuesto de 27 cuevas naturales de habitación, tres necrópolis y una estación de grabados rupestres.
Con todo el registro recuperado, desde el Cabildo de La Palma, se ha querido poner en
valor el yacimiento con la construcción de un Parque Arqueológico para que la población lo pueda visitar y donde se
encuentran las piezas recuperadas en el yacimiento, que forman parte del ajuar
doméstico, como un conjunto de cerámicas, piezas líticas, industria ósea y
malacológica…
Los modos de vida de estas poblaciones eran principalmente
ganaderas (ovejas y cabras) y la agricultura ocupaba un segundo plano, entre
las plantas que cultivaban tenían la cebada, trigo, lentejas y habas; demás del
aporte de la pesca y recolección de moluscos.
En el Centro también se encuentra información de todo el aprovechamiento del entorno natural, de donde se obtenían las materias primas para la elaboración de los objetos y utensilios para realizar los trabajos cotidianos. La practica y conocimiento de sus recursos los convirtieron en excelentes artesanos, tanto de la cerámica y de la industria ósea (punzones y colgantes para su adorno personal). Su industria lítica utilizada era el basalto gris y la obsidiana con la que fabricaban lascas y cuchillos; estos utensilios les servían para cortar, raspar, despiezar, machacar, moler y perforar. Con el basalto elaboraban molinos de mano, raspadores y colgantes. La piel de los animales se utilizaba para la fabricación de sus vestidos, mochilas y también hacían esteras para el suelo, así como, mamparas para delimitar los espacios y protegerse de las inclemencias del tiempo y para envolver los cuerpos de los cadáveres. También se tiene conocimiento de sus creencias religiosas, grabados rupestres, amontonamiento de piedras, cazoletas y sus costumbres funerarias…
Es un Centro de Visitantes muy enriquecedor y el Cabildo de
la isla ha puesto en valor todo su patrimonio, que a pesar de ser una isla
pequeña se ha conservado muy bien; y donde el visitante puede conocer cómo era la economía y sociedad de la población aborigen de La Palma a través de las piezas arqueológicas, paneles explicativos y vídeos
y sobre todo una cafetería que tiene unas buenas vistas al yacimiento y al mar,
un lugar sin duda para visitar.