lunes, 19 de enero de 2015

ZOOARQUEOLOGÍA: Los Coprolitos

Los seres humanos y los animales realizan dos procesos básicos en su día a día, uno es la alimentación, otro la defecación. Pero no todo lo que ingerimos puede ser digerido por el organismo y estos restos se desechan en forma de heces.
¿Para qué le sirve las heces o excrementos aun arqueólogo/a? ¿Qué información nos aporta?
Cuando excavamos un yacimiento este tipo de material lo encontramos ya mineralizado, y su nombre científico es coprolito. La primera persona en describirlo fue el paleontólogo William Buckland, en 1829, pero enfocado más bien a los registros de dinosaurios. Los restos de dinosaurios fueron descubiertos a mediados del XIX y supuso toda una revolución científica, debido a que eran especies extintas y en aquella época interesaba todo lo relacionado con su alimentación y forma de vida.
Actualmente los estudios arqueozoológicos nos van dando nuevos datos de estos fósiles. Cuando se analizan los excrementos fosilizados podemos encontrar pequeños restos de huesos que nos pueden servir para identificar qué especies  comían, y también se puede saber si se trataba de un carnívoro o herbívoro. Hay que decir que la información obtenida de un coprolito herbívoro es diferente de la de un carnívoro. Así, si se trata de un herbívoro los microanálisis determinan que son principalmente materia orgánica, pero también están presentes restos de vegetales, fúngicos, microbianos y minerales, así como, semillas y frutos, es decir, nos informa del tipo de pastos que han ingerido y de posibles enfermedades por la presencia de parásitos.Podemos decir que los estudios de los herbívoros  están más enfocados a determinar el tipo de vegetación que se da en la zona, así como, los forrajes y enfermedades de los animales en comunidades del neolítico, según nos revelan los trabajos realizados por E. Badal, en algunos yacimientos del Levante.
Sin embargo, los coprolitos de carnívoros y depredadores son los que mejor se conservan en los yacimientos por la presencia de fósforo y calcio de los huesos de sus presas que son excelentes compuestos para la preservación y formación de los fósiles.
Estos restos a veces son difíciles de reconocer porque es fácil confundirlos con una roca u otro objeto al estar fosilizado, pero su forma redondeada normalmente los delata ya que suelen presentar bultos adyacentes. Su tamaño también puede inferir mucho, puede oscilar desde unos milímetros a varios centímetros, dependiendo del  animal que se trate.
Pero como he comentado el estudio de estos restos, aplicados a registros arqueológicos, podemos decir que son bastante recientes, ycada día surgen nuevos análisis multidisciplinares que están dando nuevos enfoques y perspectivas a estossedimentos.Así, por ejemplo, vamos a ver tres tipos de análisis respecto a coprolitos de animales y de humanos. Uno de ellos corresponde a las hienas que son los animales que suelen estar presentes en los depósitos de cuevas. Un grupo de investigadores franceses han llegado a la reconstrucción del genoma de la hiena de las cavernas a través de su ADN presentes en las heces, y han llegado a determinar tanto el ADN de sus dueños como el de sus alimentos, en este caso el del ciervo rojo, con que se alimentaban las hienas de las cavernas.


Otro ejemplo, es el que ha realizado la investigadora M. Esteban Nadal, basándose en una metodología actualista con excrementos de lobos, para poder llegar a comprobar qué tipo de capturas podían haber efectuado en el Pleistoceno. El objetivo de la investigación se ha centrado en el contenido de las heces de lobo desde la perspectiva de su representación taxonómica, frecuencias esqueléticas, tamaño de los restos y transformaciones físicas y químicas de los restos anatómicos desde el momento de la ingestión hasta la defecación. Después del proceso de análisis se ha visto que estas especies habían consumido Bos taurus, Capreoluscapreolus, Ovis, Capra y Lepus. Y los elementos anatómicos identificados corresponden a fragmentos craneales, postcraneales y apendiculares. El estudio nos refleja las preferencias de estos animales.
Y el último,respecto a los excrementos fosilizados de los humanos, se ha realizado un estudio por parte de investigadores de la Universidad de La Laguna (Sta.Cruz de Tenerife) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts con unas muestras recuperadas en el yacimiento de El Salt (Alcoy, Alicante) que se remontan a 65.000 años y corresponden con una ocupación de neandertales. Las muestras han sido analizadas con una serie de técnicas geoquímicas donde se encontraron presencia de coprostanol, la primera evidencia de que se trataba de coprolitos humanos; después  se determinó la proporción de coprostanol, producto del colesterol animal y fitosterol presente en las plantas.
Con este tipo de análisis se establece que los grupos de neandertales se alimentaban tanto de carne como de algunos vegetales, es decir, tenían una dieta omnívora.
En general, podemos decir, que los cropolitos o excrementos fósiles mineralizados, son una fuente de información en los trabajos de arqueozoología y tafonomia para conocer el paleoclima, paleovegetación y los patrones de dietas tanto de poblaciones animales como de los grupos humanos  en la Prehistoria.





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