Los seres humanos y los animales realizan dos
procesos básicos en su día a día, uno es la alimentación, otro la defecación.
Pero no todo lo que ingerimos puede ser digerido por el organismo y estos
restos se desechan en forma de heces.
¿Para qué le sirve las heces o excrementos aun
arqueólogo/a? ¿Qué información nos aporta?
Cuando excavamos un yacimiento este tipo de
material lo encontramos ya mineralizado, y su nombre científico es coprolito.
La primera persona en describirlo fue el paleontólogo William Buckland, en
1829, pero enfocado más bien a los registros de dinosaurios. Los restos de
dinosaurios fueron descubiertos a mediados del XIX y supuso toda una revolución
científica, debido a que eran especies extintas y en aquella época interesaba
todo lo relacionado con su alimentación y forma de vida.
Actualmente los estudios arqueozoológicos nos van
dando nuevos datos de estos fósiles. Cuando se analizan los excrementos
fosilizados podemos encontrar pequeños restos de huesos que nos pueden servir
para identificar qué especies comían, y también
se puede saber si se trataba de un carnívoro o herbívoro. Hay que decir que la
información obtenida de un coprolito herbívoro es diferente de la de un
carnívoro. Así, si se trata de un herbívoro los microanálisis determinan que
son principalmente materia orgánica, pero también están presentes restos de
vegetales, fúngicos, microbianos y minerales, así como, semillas y frutos, es
decir, nos informa del tipo de pastos que han ingerido y de posibles
enfermedades por la presencia de parásitos.Podemos decir que los estudios de
los herbívoros están más enfocados a determinar
el tipo de vegetación que se da en la zona, así como, los forrajes y
enfermedades de los animales en comunidades del neolítico, según nos revelan
los trabajos realizados por E. Badal, en algunos yacimientos del Levante.
Sin embargo, los coprolitos de carnívoros y
depredadores son los que mejor se conservan en los yacimientos por la presencia
de fósforo y calcio de los huesos de sus presas que son excelentes compuestos
para la preservación y formación de los fósiles.
Estos restos a veces son difíciles de reconocer
porque es fácil confundirlos con una roca u otro objeto al estar fosilizado,
pero su forma redondeada normalmente los delata ya que suelen presentar bultos
adyacentes. Su tamaño también puede inferir mucho, puede oscilar desde unos
milímetros a varios centímetros, dependiendo del animal que se trate.
Pero como he comentado el estudio de estos
restos, aplicados a registros arqueológicos, podemos decir que son bastante
recientes, ycada día surgen nuevos análisis multidisciplinares que están dando
nuevos enfoques y perspectivas a estossedimentos.Así, por ejemplo, vamos a ver
tres tipos de análisis respecto a coprolitos de animales y de humanos. Uno de
ellos corresponde a las hienas que
son los animales que suelen estar presentes en los depósitos de cuevas. Un
grupo de investigadores franceses han llegado a la reconstrucción del genoma de
la hiena de las cavernas a través de su ADN presentes en las heces, y han
llegado a determinar tanto el ADN de sus dueños como el de sus alimentos, en
este caso el del ciervo rojo, con que se alimentaban las hienas de las
cavernas.
Otro ejemplo, es el que ha realizado la
investigadora M. Esteban Nadal, basándose en una metodología actualista con
excrementos de lobos, para poder llegar
a comprobar qué tipo de capturas podían haber efectuado en el Pleistoceno. El
objetivo de la investigación se ha centrado en el contenido de las heces de
lobo desde la perspectiva de su representación taxonómica, frecuencias esqueléticas,
tamaño de los restos y transformaciones físicas y químicas de los restos anatómicos
desde el momento de la ingestión hasta la defecación. Después del proceso de
análisis se ha visto que estas especies habían consumido Bos taurus, Capreoluscapreolus, Ovis, Capra y Lepus. Y los
elementos anatómicos identificados corresponden a fragmentos craneales,
postcraneales y apendiculares. El estudio nos refleja las preferencias de estos
animales.
Y el último,respecto a los excrementos
fosilizados de los humanos, se ha
realizado un estudio por parte de investigadores de la Universidad de La Laguna
(Sta.Cruz de Tenerife) y el Instituto Tecnológico de
Massachusetts con unas muestras recuperadas en el yacimiento de El Salt (Alcoy,
Alicante) que se remontan a 65.000 años y corresponden con una ocupación de neandertales.
Las muestras han sido analizadas con una serie de técnicas geoquímicas donde se
encontraron presencia de coprostanol, la primera evidencia de que se trataba de
coprolitos humanos; después se determinó
la proporción de coprostanol, producto del colesterol animal y fitosterol
presente en las plantas.
Con este tipo de análisis se establece que los
grupos de neandertales se alimentaban tanto de carne como de algunos vegetales,
es decir, tenían una dieta omnívora.
En general, podemos decir, que los cropolitos o
excrementos fósiles mineralizados, son una fuente de información en los
trabajos de arqueozoología y tafonomia para conocer el paleoclima, paleovegetación y los patrones de dietas tanto de
poblaciones animales como de los grupos humanos en la Prehistoria.
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