Las construcciones
megalíticas son una de las manifestaciones culturales que más literatura han
generado a lo largo de la Historia, para poder determinar sus características
simbólicas. Irlanda destaca por sus monumentos funerarios, que ha sabido
rescatar y conservar hasta nuestros días. Hablo del complejo funerario de Brú
na Bóinne, que he presentado ya en otro post,
y de otras muchas estructuras megalíticas esparcidas por todo el país.
En el valle del
Boyne se encuentran los dos sepulcros de corredor que más popularidad han
generado en toda Europa occidental; Newgrange, destaca por disfrutar de una
posición privilegiada, por su conservación, su arte neolítico y su tamaño; y ni
que decir, de su cámara interior acompañada de luminosidad solar en el
solsticio de invierno; y el de Knowth es un derroche de símbolos, el tercer
túmulo, Dowth, se encuentra en proceso de excavación y estudio por lo que no se
puede visitar.
La tumba de
Newgrange fue construida aproximadamente hacia finales del IV milenio a.C
(3.300 BC, según las dataciones del C14); está compuesta de un gran montículo
de 80 metros de diámetro y una altura de 11metros, fruto de la elaboración de
capas de tierra y piedras cubierto de un manto de hierba en su parte superior. Debido
a su dimensión el túmulo estuvo integrado en el paisaje dando un aspecto de
colina por donde transitaba la vida pastoril de la zona, hasta 1960, que fue
rescatado por la comunidad científica.
Atendiendo a su
forma, se trata de un túmulo de planta ovalada. La entrada presenta dos
aberturas separadas por un dintel, que han sido restauradas y reconstruidas a
base de piedras de cuarzo blanco y
reforzado con bordillos grabados en espiral, que recubre todo el perímetro del
túmulo.
La roca más utilizada
en este monumento ha sido la grauvaca, roca detrítica, típica de esta zona, de
color grisáceo. De su análisis geológico
se desprende que los materiales utilizados en la construcción de los túmulos se
deben a materiales procedentes tanto del Norte como del Este como es el caso del
granito, la limonita y la caliza; y lo hicieron a través del río Boyne y de las
terrazas de éste.
Otro aspecto a
destacar de Newgrange es el arte
esquemático grabado en las piedras que se encuentran tanto en la entrada (la más
llamativa por su tamaño), como en las piedras que concurren a su alrededor y en el interior de
la cámara. A ésta se accede por un estrecho pasaje de 19 metros que te conduce
a tres pequeñas cámaras, una más grande compuesta de losas entrelazadas que se cierra
en su parte superior por otra losa que hace la función de tapa. Cada una de las
demás cámaras están compuestas de una losa plana, que era donde posiblemente se
depositaría el cuerpo del difunto. En la puerta de acceso se encuentra una gran
piedra donde se ha reflejado el arte megalítico más famoso de toda Europa.
Los arqueólogos creen
que las tallas o grabados se realizaron en las piedras antes de que fuesen
colocadas en el lugar, a excepción de la gran piedra de la entrada que fue in situ y donde se refleja el arte
megalítico irlandés.
Pero, quizás, lo
que más llama la atención al público, en general, de estas construcciones y que
tan en moda se ha puesto entre las investigaciones de estos estudios es la
iluminación de la cámara por los rayos del sol, en el solsticio de invierno. Es
llamativo el conocimiento técnico que estas sociedades tenían en cuanto a la
orientación, dispersión y alineamiento de monumentos con determinados fenómenos
estelares; al igual que su conocimiento en cuanto al transporte, desplazamiento
y construcción de grandes bloques de piedras, lo que podemos determinar como
los inicios de la arquitectura.
Todo el túmulo está
rodeado por 97 bloques de piedras, cada una de éstas piedras tiene una longitud
media que oscila entre los dos y cuatro metros. Estos ortostatos están grabados
con espirales dobles, triples, círculos semiconcéntricos, soliformes,
serpentiformes, etc, acompañados de fondos ocres.
Las excavaciones
llevadas a cabo entre 1960 y 1970 han revelado la existencia de huesos humanos de
varias personas, que habían sido incineradas, debido a que en el interior y las
paredes del túmulo no se han encontrado vestigios de humo, por lo que se cree
que las cremaciones se realizaron en el exterior. Sí se ha registrado objetos
funerarios que fueron depositados juntos a los cuerpos como canicas, cuentas de
collares, hojas de perdernal, hueso (algunos labrados), lascas de sílex, cincel
de hueso y clavijas óseas (aunque mucho de este material funerario fue
expoliado y han ido a parar a anticuarios y a manos de coleccionistas).
KNOWTH
En el mismo valle
de Boyne y próximo a Newgrange se encuentra la tumba de corredor de Knowth. Se
compone de un gran montículo de unos 67 metros de diámetro y unos 10 metros de
alto, la diferencia con el anterior está en que ésta tumba contiene un segundo
corredor y no contiene cámara, sin embargo, el corredor principal dispone de
una cámara cruciforme igual que Newgrange y habilita tres huecos y grandes
losas en la que se depositaban los restos de los muertos.
Como tantos otros
monumentos megalíticos de la costa atlántica, Newgrange no puede analizarse
aisladamente, ya que es considerado el más grande de Europa, pero no debemos de
olvidar que en la Península Ibérica se
han localizado grandes monumentos funerarios, que están en la misma línea que
los de Newgrange, sólo que, por una serie de características climáticas, de
restauración, conservación y sobre todo presupuestaria, no han podido ser
conservados con tanta suntuosidad, como los de este complejo. Por ejemplo, me
remito a los complejos de Menga (Antequera), La pastora (Sevilla) o El dolmen
de Soto (Huelva) que alberga una de las manifestaciones artísticas más ricas y
peculiares del sur peninsular; y el dolmen de Alberite (Cádiz) es uno de los
dólmenes que refleja muchos paralelismos con
los irlandeses, en cuanto a manifestaciones artísticas y constructivas,
con una antigüedad que data del IV milenio;
estamos hablando de una datación calibrada de unos 800 años antes en su
construcción, que los de Newgrange, luego en datación es uno de los más
antiguos de toda la costa atlántica.
En esta línea
artística también hay que destacar la estela-menhir que se ha encontrado en la
Sierra de San Cristóbal, que se encuentra depositada en el Museo Municipal del
Puerto de Santa María. Se trata de un gran menhir que conserva aún una
decoración igual a las utilizadas en el arte megalítico atlántico, a base de
líneas circulares concéntricas. Lo que nos viene a determinar la conexión
ideológica entre el noroeste peninsular y la fachada atlántica.
En general podemos
decir que las sociedades tribales del neolítico disponían ya de una
organización social y evolución cultural perfectamente desarrolladas, y
conocimientos en la técnica de la piedra, de la arquitectura, del arte y de la
astronomía que se desarrollaban en toda la vertiente atlántica europea.
Distribución geográfica de los túmulos en el Valle de Boyne |
Megalitismo en la vertiente atlántica europea |
Newgrange |
Vista del valle de Boyne |
Knowth |
Entrada de luz solar en el sepulcro en el solsticio de invierno |
Ortostato con motivos soliformes del dolmen de Alberite (Villamartín-Cádiz) |
Ortostato decorado con varios motivos: soliforme, concéntricos de Knowth (Irlanda) |
Estela-menhir de la Sierra de San Cristobal (Puerto S. María-Cádiz) |
Piedra decorada con motivos concéntricos en el túmulo de Knowth (Irlanda) |
Muy interesante Isa, el Ortostado de Villamartin nada mas verlo lo había conocido y la comparativa con este otro de Irlanda es bastante curioso.
ResponderEliminarGracias Salvador, cada día se van documentando más estos temas de megalitos, los círculos son temas muy concretos del mundo atlántico a partir del neolítico, lo podemos ver en muchas estelas, por ejemplo, en el museo de Espera también hay estelas con este tipo de círculos.
ResponderEliminarSaludos.