Jacques
Boucher de Crèvecoeur, nacido en Perthes,
de ahí que sea conocido como J. Boucher de Perthes, es un erudito francés que
cultivó varios géneros literarios y además se interesó por la arqueología y
antropología. Para comprender mejor su obra, nos tenemos que remitir al s. XIX
y a su contexto socio-político e ideológico, para entender su pensamiento
aperturista.
J.
Boucher llega a Abbeville, en 1802 como Agente de Aduanas, en esta época esta ciudad
está en plena expansión constructiva, tanto de obras civiles como militares,
promovida por una sociedad burguesa y aristocrática. Para acometer estas obras se necesitaba gran cantidad de
materiales, como era la extracción de tierras de sus alrededores, dónde abundaban
las turberas. Debido a la buena conservación de los materiales, que aparecían en
estas turberas, se desplazaron al lugar para la observación de los mismos, varios
investigadores, entre ellos, se encontraba Casimir Picard, que se establece en
Abbeville en 1829, como médico rural, y como muchos de su profesión, tienen la
afición por la Historia Natural, así como, intereses coleccionistas. Esta afición por las
piedras, le lleva a ser uno de los
primeros en ofrecer un análisis tecnológico y tipológico de las herramientas
prehistóricas, tanto en piedra tallada, como pulidas.
A
través de su trabajo empírico realizado en las graveras del Somme (Francia),
Picard llegó a establecer los fundamentos de la tecnología lítica, sin entrar a
hacer una valoración histórico-cultural, del contexto en el que aparecían.
Podemos
decir que Picard es el que inicia a Perther, en la recogida de materiales de las
conocidas “Antiguedades celtas”, en
las turberas de la zona del valle del Somme. Este valle se sitúa en los
terrenos del norte de Francia, con una edad cronológica del Cretácico, es uno
de los sitios claves para el estudio de la secuencia del Cuaternario, porque
cuenta con estratos ricos en sílex, y además ha contribuido a la presencia de
un gran número de yacimientos paleolíticos.
Pero
corrían los años de 1830 y Europa se debatía entre dos ideologías contrapuestas
sobre el origen de los seres vivos. Por un lado estaban los de la corriente evolucionista,
que consideraban que los seres vivos cambian como respuestas a las condiciones
ambientales; y por otro los fijistas, que consideraban que los
seres vivos no han cambiado desde su creación.
J. Boucher
estaba muy concienciado por las diferentes corrientes de pensamiento, más que
nada, por la influencia recibida de su padre, que era botánico, y conocedor de
las teorías defendidas por Darwin sobre los humanos antidiluvianos; este
interés le llevaba a recoger material en
su tiempo libre, así, fue forjando sus
habilidades como arqueólogo y geólogo. Por medio de la observación de los
registros, principalmente herramientas de sílex, que iban asociadas a una colección de restos fósiles de huesos de
mamíferos ya extintos, llega Jacques a determinar, que los personajes que fabrican las
herramientas eran contemporáneos de los animales que se registraban en las
graveras de la zona, con estos
argumentos escribe la obra: “Antiquités Celtiques et Antédiluviennes”
(antes del diluvio), recogidas en tres volúmenes y publicadas en 1849, 1857, y 1864.
Esta
obra podemos decir que fue la primera en incluir la existencia del ser humano
en la etapa final del Pleistoceno, sin saberlo, J. Boucher estableció las bases
de lo que posteriormente sería la Prehistoria.
Antes
de terminar su obra, Jacques envió una copia del primer volumen a la Academia
de las Ciencias, pero no recibió el apoyo, ni la aprobación científica que
Perther esperaba, principalmente por la falta de registros de restos
antropológicos, imprescindible para llegar a tales afirmaciones, y por la falta
de rigor en los dibujos presentados; sin embargo, en 1849 la publico, ajeno a
todas las críticas de la Academia.
Pasaron
unos años de controversias, por la falta de consenso, entre los especialistas, y por
que los acontecimientos ocurrían en una sociedad en la cual la única referencia
que se tenía acerca del origen del hombre eran los escritos bíblicos. Pero, a
partir de 1859 se publicó, el Origen de
las especies, de Darwin; las hipótesis divulgadas por J. Boucher fueron cada
vez mas aceptadas por un grupo de científicos,
encabezado principalmente por Charles Lyell; de esta forma, las teorías
de Boucher van adquiriendo más popularidad.
En
1863, Jacques descubrió el yacimiento de Moulin
Quignon, que presentaba una asociación de industria lítica y restos de
animales extintos (elefantes, rinocerontes, etc). Pero en esta época, los
obreros que trabajaban en las canteras cobraban una recompensa por facilitar el
material a los coleccionistas y aficionados; y vieron una buena ocasión de
obtener una buena prima, por lo que extrajeron una mandíbula de un cementerio
cercano y la pusieron en la gravera dónde estaba excavando J. Boucher. Este
hallazgo venía a determinar que el hombre actual había vivido en aquella región
en tiempos remotos.
Ante
tales decepciones y astucias, Jacques da un giro a sus investigaciones, y determina estar presente en la excavación y
llevar un control más exhaustivo de análisis de los diferentes estratos que
iban apareciendo. De estos resultados vemos como, en su obra, llegó a la
formulación de lo que sería la estratigrafía arqueológica, donde estableció una
correlación entre los diferentes estratos y la edad de los hallazgos.
Estos
acontecimientos marcaron el devenir de la ciencia prehistórica. Gracias a
investigadores como J. Boucher y a sus contemporáneos se establece un sistema cronológico cultural que será conocido como la
Edad de Piedra, Edad de Bronce y Edad del Hierro que se convertirá en la
primera clasificación sistemática que marcará las bases de la documentación
arqueológica.
En
general podemos decir, que con J. Boucher,
Ch. Darwin, G. Vallace, E. Haeckel, T.H. Huxley, se iniciaron los debates
científicos entre antropólogos conservadores y liberales; así como, la
utilización de nuevas metodologías aplicadas a la ciencia prehistórica. También, se fue abriendo paso hacia un tipo de análisis, más científico, donde los
estudios del origen del hombre se apoyaron más en la geología y la
paleontología. Con él, el estudio de los registros fósiles de animales, así como, la industria lítica adquieren un
contexto socio-cultural, además de colocar a los seres humanos en el
Pleistoceno y principios del periodo Cuaternario. Por todo ello, a J. Boucher
se le ha considerado el padre de la Prehistoria, por llamar la atención del
mundo científico hacia los registros fósiles y darles un contexto arqueológico.
Dibujo de un perfil estratigráfico extraído de Antiquités. |
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