La vida de Mary Anning la podemos definir cómo
cautivadora, pero a la vez desgarradora, por la cantidad de injusticias que
tuvo que soportar de la comunidad científica de su época; basadas principalmente
en dos estigmas: uno era el de ser mujer y otro pertenecer a una clase social
baja o trabajadora.
Nació en el año 1799, en el seno de una familia
muy humilde, su padre se dedicaba a la ebanistería y sus ratos libres los
dedicaba a buscar fósiles para venderlos en el sur de Inglaterra a los turistas.
Con 11 años se quedó huérfana de padre y decidió que se dedicaría a buscar
fósiles como medio de subsistencia, junto a su hermano Joseph.
Para comprender las vicisitudes por las que
paso esta mujer, tenemos que trasladarnos a la situación social del momento, en
que murió su padre. En Gran Bretaña imperaba la teoría creacionista, es decir,
la religión era la que marcaba las directrices de la vida. La Biblia era el
único texto que se utilizaba para interpretar cualquier acontecimiento que
surgiese en el entorno. Pero ya se iban alzando voces en favor a una teoría
evolutiva, presentada por Lamarck. También, surgen los planteamientos de R. Owen
sobre la presencia de dinosaurios en la tierra. Hay que decir que, los dinosaurios
estuvieron presentes en la tierra durante más de 150 millones de años y los
podemos agrupar en diferentes categorías, tamaños, etc, es decir, su diversidad
era formidable, pero hasta el siglo XIX no se había encontrado restos de
fósiles de estos animales.
La presencia de estos restos fósiles se la
debemos a la búsqueda incansable de Anning, que vino a dilucidar las hipótesis
planteadas por algunos científicos. También hay que destacar los trabajos
llevados a cabo por el anatomista Gorges Cuvier, que fue el primero en fijar el
término “extinto”.
Mary Anning vivía en Lyme Regis (sur de Gran
Bretaña) ajena a todos estos acontecimientos que iban surgiendo en el mundo de
la ciencia, ella sólo deseaba buscar fósiles, en su zona era conocida como “la
buscadora de fósiles”. Solía salir después de los días de lluvia y cuando la
pleamar bajaba para adentrase en los acantilados, que debido a los golpes de
las olas contra las rocas jurásicas, estos fósiles se desprendían y caían. En
un principio, Annig sólo encontraba animales pequeños y piezas sueltas, hasta
1820, que se encontró su primer esqueleto de Plesiosaurio; también
encontró el primer esqueleto completo de Ictiosaurio, hasta entonces desconocido,
y Dapedium
politum, un pez que vivió durante el Triásico y Jurásico. Annig sólo gozaba de una preparación de educación
básica que le sirvió para poderse comunicar con los estudiosos de la Geología
de la época, como eran G. Cuvier, William Buckland y Herry de la Beche.
Todo lo que Mary Annig aprendió fue de forma
autodidacta, sus inquietudes y falta de medios le impulsaba día a día a
superarse, así, consiguió aprender francés para poder leer los artículos de
Cuvier o bien hacía disecciones con animales, para poder conocer su anatomía, y
poco a poco se convirtió en una excelente anatomista e ilustradora de los
fósiles que encontraba, fue conocida en todo el mundo.
Sus descubrimientos llegaban a todas partes, el
coleccionista de fósiles, Thomas Bierch, viajó hasta Regis para visitarla y ver
sus hallazgos; y descubrió la precaria situación económica en que vivían, les
quiso ayudar organizando una subasta de fósiles, para la comunidad de
coleccionistas, que imperaba en la época. Así, Anning pudo abrir una tienda y
vender sus fósiles.
Con el correr del tiempo, Anning fue ganándose
el respeto de la comunidad científica y llegó a tener un conocimiento más
avanzado que muchos de ellos, pero sin embargo, nunca le otorgaron su nombre a
ninguno de los fósiles que ella encontró, a pesar de que la mayoría de ellos,
se encuentran en museos y colecciones privadas.
En vida, nunca recibió nada de la Sociedad
Geológica de Londres a pesar de su gran contribución al conocimiento de la
ciencia.
Cuando murió su madre, tuvo que vivir sola y
enfermó muy joven de cáncer de mama y debido a la cantidad de fármacos que
tomaba, le atribuyeron que era alcohólica. Murió con sólo 47 años.
Al morir, científicos y coleccionistas borraron
su nombre de los libros que avalaban que era la autora de tales hallazgos y se
acreditaron su autoría.
Anning nunca entendió este comportamiento tan
fatuo de sus compañeros. Aunque siempre fue consciente de que fue utilizada y esgrimida
por la comunidad científica.
Destacar de Mary Annig, que sus
descubrimientos fueron esenciales para la reconstrucción de la Historia de los
seres vivos y fue una de las fundadoras de la ciencia geológica y de la
especialidad moderna, que hoy conocemos como Paleontología. Su aportación al
conocimiento de esta disciplina científica fue excepcional; y sirvió de
cimiento para lo que, posteriormente, sería la teoría de la extinción de las especies y, sobre todo, para la teoría de la evolución por selección natural.
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