Como comenté en el post anterior, el conjunto arqueológico
de Conímbriga lo configuran las Ruinas del yacimiento y el Museo.
Dicho Museo fue construido en
1962 y, posteriormente, remodelado en 1984 para incorporar todas las piezas
relevantes, localizadas en las excavaciones, y así darle al visitante una mayor
información y comprensión de cómo fue la vida urbana en la ciudad.
Lo aconsejable en este tipo de
visitas es visitar primero lo que son las Ruinas y, posteriormente, como
complemento a la misma, pasar por el Museo.
La parte expositiva del Museo
comprende cuatro salas divididas en dos partes. Las otras tres salas son
dedicadas, respectivamente, a la arquitectura pública, doméstica y a las
religiones que aquí acontecieron, por lo que podemos disfrutar de todo tipo de
objetos de la vida cotidiana, así como de una rica colección de monedas. Y el material procedente del foro, que por la
riqueza de sus piezas, nos demuestran la monumentalidad del edificio que
representó el apogeo de la ciudad romana. También, se puede evocar la riqueza
de sus domus a través de sus
cerámicas de lujo y los objetos de decoración; y también de su rico comercio;
religión y las diversas creencias de la población romanizada, así como de la
presencia de la cultura visigoda.
Los elementos de época visigoda
datan del S. VI-VII, y corresponden a elementos arquitectónicos labrados, donde
impera el motivo de la hoja de vid y del racimo de uvas y algunos motivos
geométricos.
Los mosaicos es uno de los
elementos que más te llaman la atención del yacimientos, todos se encuentran in situ, comprende una rica colección.
El Museo dispone de un servicio
educativo, biblioteca, tienda, cafetería, restaurante y un auditorio. Además el
Museo alberga un Laboratorio de Conservación y Restauración de Bienes
arqueológicos y un Taller de Restauración de Mosaicos.
Se trata de un museo amplío,
moderno, muy didáctico para todos los públicos, sus salas están muy bien
distribuidas, así como, los materiales que se exponen.
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