Las noticias sobre el megalitismo
extremeño de Lácara, no comienzan hasta el s. XIX, aunque hay que decir que éstas
son aún inconclusas, pero poco a poco, se van introduciendo en la Historiografía
de la arqueología extremeña.
La primera mención se la debemos
a D. Vicente Barrantes, en 1875, en la obra Aparato Bibliográfico para la Historia de Extremadura, donde hace un verdadero
relato de lo que ve en sus incursiones por el campo en 1873, sobre todo de
dólmenes, mehires e inscripciones megalíticas. Él lo califica de notable
monumento por sus dimensiones y le da un origen céltico y druídico.
Después, lo mencionaran Doménech
(1886) y Paredes (1899). Ya en el s. XX, será mencionado por Juan Ramón Mélida,
en 1914, que lo incluyo en el catálogo de Monumentos Nacionales, en 1931, pero
no llevó a cabo ninguna intervención arqueológica.
En 1950, el geólogo Ismael Roso
de Luna y el naturalista Fernando Hernández Pacheco recogen la existencia del
dolmen y unas sepulturas excavadas en los bolos graníticos cercanos, en unos
trabajos geológico-geográficos que realizaron de la comarca de Mérida y sus
alrededores.
El matrimonio Leisner, en 1956,
lo incluyen en su catálogo de dólmenes, por unas referencias que le pasa Hugo
Obermaier.
No fue hasta los años 1957 y
1958, cuando el arqueólogo Martín Almagro Basch, llevó a cabo tres campañas
arqueológicas, con una metodología de excavación.
“Monumento megalítico del tipo sepulcro de corredor”
Todo el túmulo dolménico está
delimitado por una hilera circular de piedras a manera de muro de contención,
la mayor de ellas es la que cierra la entrada del corredor del dolmen.
En general, podemos decir que el
dolmen está formado por un largo corredor dividido en un vestíbulo, dos antecámaras
y una gran cámara al fondo, se trata de un enterramiento colectivo.
La primera parte del corredor, lo
que es el vestíbulo está construido con lajas de pizarra. A continuación se
encuentran las dos antecámaras, que son de losas de granito y la cubierta del
mismo material.
La gran cámara funeraria ha sido
construida con ocho grandes losas graníticas, éstas no son rectas sino que
presentan una curvatura, hacia adentro, formando una especie de cámara
cuculiforme, que daría mayor resistencia al monumento para poder sostener el
enorme bloque que cubriría su cámara.
“Está formado por un largo corredor cubierto que da acceso a la cámara
mortuoria”
Cuando el domen fue excavado por
Martín Almagro, el material se encontraba en niveles muy revueltos. Pero se
pudo limpiar todo el corredor, cámara y antecámara hasta el nivel natural.
Entre los restos del ajuar
funerario se localizaron puntas de flecha de metal, una era de tipo hoja de
laurel y otra de hoja de sauce.
Un ídolo placa, realizado sobre
pizarra de color gris oscuro, está grabado por una sola cara, contiene ojos
perforados y decoración geométrica. También aparecieron una serie de objetos de
adornos, entre ellos cuentas de collar y un colgante de hueso formado por una
caña de huesos de ave. Sin embargo, los restos óseos humanos aparecieron todos
fracturados.
Pero lo más llamativo de esta
excavación, es la rica colección que proporcionó de puntas de flechas fabricadas
en sílex, de varios colores, cuarcitas, cristal de roca y pizarra.
También fueron abundantes los
hallazgos de las hojas de cuchillo de sílex, cuarcita y pizarra. La cerámica
aparecida está deteriorada por las continuas remociones que sufrió el dolmen en
sus diferentes etapas. Se trata de una cerámica fabricada a mano, su barro se
presenta con arenas gruesas. Entre las vasijas se encuentran vasos, cuencos y un
vaso campaniforme.
“Una joya arquitectónica del Bronce I y II”
El dolmen ha sido utilizado durante
años como vivienda y como redil para el ganado. Se han utilizado cargas de
dinamita para extraer bloques de granito para la construcción, esto se
determina por la presencia en algunas de las piedras de la cubierta, que
conserva restos de los orificios producidos por los barrenos. A pesar de todas
estas agresiones que ha sufrido el monumento, se encuentra bastante completo,
debido a sus sorprendentes dimensiones.
En la zona se localizan varios monolitos de dimensiones menores, en el centro de este campo de dólmenes y cerca
del de Lácara se encuentra la hondonada que forma el valle del río Lácara, y en
el que se sitúa una peña de forma hemiesférica de 7m de altura, es interpretado
como un altar rupestre porque permite identificar su funcionalidad de ritual,
debido a 16 pequeños entalles excavados en su pared a modo de escalones. En la
parte de arriba se encuentra una cubeta que mide unos 80cm y de ella sale un
canalillo que va a desaguar por el lado oeste de la peña.
Estas características han llevado
a plantear Lácara como un lugar sagrado, probablemente por estar relacionado
con tradiciones mitificadas de antepasados que se considerarían allí enterrados.
“Declarado monumento nacional en el año 1931”
La Comunidad de Extremadura es la
que más vestigios megalíticos posee en su territorio, pero en su catalogación
de yacimientos, el dolmen de Lácara es el de mayores proporciones y el que
muestra unas estrategias constructivas más complejas. Se pueden encontrar
paralelismos técnicos con los Anta Grande do Zanbujeiro en Évora, (Portugal), Menga,
en Antequera (Málaga), el dolmen de Soto, en Trigueros (Huelva), y La Pastora,
en Valencina de la Concepción (Sevilla). Podemos decir que son los sepulcros más
monumentales de la Península Ibérica.
Por eso, La Consejería de Cultura
y Turismo adquirió los terrenos en 2009, dentro del proyecto “Recuperación del
Camino Histórico de la Vía de la Plata en Extremadura. Proyecto Vía de la Plata
II”, que tenía como objetivo recuperar los monumentos que se encuentran en dicha
vía.
La intervención y las estrategias
de protección que se han llevado a cabo, han sido la de consolidar las
estructuras del monumento, así como, la limpieza del entorno, señalización con paneles explicativos, adecuación
del camino de acceso, y zona de aparcamiento.
Referencias:
- Vicente Barrantes., 1875:
Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura. Tomo I. Madrid.
- José Ramón Mélida., 1914:
Arquitectura dolménica ibérica. Dólmenes de la provincia de Badajoz. Madrid.
- Martín Almagro Basch., 1959:
Excavaciones en el sepulcro de corredor megalítico de Lácara, Mérida (Badajoz).
Revista de Estudios Extremeños, 15 (2).
- Martín Almagro-Gorbea y Javier
Jiménez Ávila., 2000: Un altar rupestre en el Prado de Lácara (Mérida). Apuntes
para la creación de un parque arqueológico. Extremadura
Arqueológica VIII. El Megalitismo en Extremadura (Homenaje a Elías Diéguez
Luengo). Mérida.
- Juan Sánchez Cuenca., 2010: Noticias de
dólmenes extremeños publicadas durante el s. XX. Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXVI, Número I.
Esquema de construcción. |
Esquema de construcción, vista lateral. |
Vídeo:
http://www.canalextremadura.es/historia-de-extremadura/5000-anos-de-historia-dinamitados?fbclid=IwAR0Mj9MVLBM37-N_fSXHyev7FGeyaaSMcHkeNysu_EbOU7ORwGUjexveI3k
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