Desde el mes de mayo hasta septiembre se encuentra expuesta, en Sevilla, una colección de objetos procedentes del British Museum; entre los que se encuentran seis momias de personas que vivieron en el antiguo Egipto.
A través de un funcionario, dos sacerdotes, una mujer casada, un niño y un joven grecorromano que son los verdaderos protagonistas de esta exposición, se profundiza en los procesos de momificación, y nos dan una visión del concepto del más allá en esta antigua civilización.
Durante este periodo la
momificación en Egipto servía para sobrevivir a la muerte y conducir el cuerpo
a la "vida" del más allá. Cada momia encierra una historia de la vida de la
persona, que ha permitido crear una descripción personal y saber quiénes eran,
su edad, creencias y sus enfermedades.
Estas personas vivieron entre los
años 800 a. C y 100 d. C en Egipto. Una nueva tecnología, no invasiva, ha permitido
realizar los estudios de estos personajes sin necesidad de desenvolver los
restos de sus momias. Estos descubrimientos es lo que ha permitido analizar
cuáles eran las prácticas curativas y cuáles fueron los intercambios culturales
que se llevaron a cabo en esa época, dando ejemplo de cómo era el papel de la
mujer o el de la infancia en el antiguo Egipto.
Durante este período, se tenía la
creencia de que había un más allá después de la muerte por eso era necesario la
conservación artificial del cuerpo, de ahí el embalsamiento del cuerpo para que
perdurase en su acercamiento a los dioses. El mundo de los vivos y de los
muertos.
Las primeras momias están datadas
entre los años 4.000 y 3.000 a. C y siguieron un proceso de momificación
natural. En estos últimos años estas momias han sido estudiadas aplicando
nuevas tecnologías como la tomografía computarizada que te ayuda a extraer
conclusiones de la vida y actividades, así como de enfermedades que sufrieron
en vida. Por ejemplo, gracias a la tomografía se sabe que una de estas momias,
la de Ameniryirt, desarrolló el cáncer en vida, debido a que el embalsamiento
previamente tenía que sacar los órganos internos, resulta difícil saber dónde
se originó, pero sin lugar a dudas aporta datos sobre la considerable
antigüedad de esta enfermedad.
Otro de los datos que aporta el registro arqueológico son los alimentos que consumían. Su dieta era rica y variada, sobre todo la de las clases altas, basada en pan, cerveza de cebada, vino, alubias, pescado, aves, frutas y verduras. La carne era un lujo que sólo se consumía en contadas ocasiones.
En conclusión, podemos disfrutar
de una exposición con una rica selección de piezas y, a través, del estudio de
seis momias te hacen un recorrido por la historia de las enfermedades, dónde se
refleja que muchas de las “alteraciones recientes” han estado con nosotros desde
tiempos antiguos.
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