La evidencia de la
existencia de los primeros humanos se remonta a 3.67 millones de años, según el
último hallazgo de los fósiles de Little
Foot (Australopithecus prometheus),
en Sudáfrica. La investigación nos va determinado en qué momento se va
desarrollando la evolución cognitiva
humana. Hasta la fecha, los estudios
sólo han recuperado adornos corporales fabricados con conchas o dientes de
animales que habían sido perforadas para ser colgados, sobre todo en Oriente Próximo
y en África, en concreto en la cueva de
Blombos en Sudáfrica, hace unos 75.000 a 100.000 años; considerados los
primeros inicios de pensamiento simbólico. Sin embargo, la ausencia en Europa
de este tipo de registro determinó, desde el Historicismo Cultural, se creyese que los neandertales carecían de habilidades
simbólicas, es decir, carecían de toda capacidad de pensamiento y abstracción,
hasta la llegada del Homo sapiens al
continente europeo. No obstante, los últimos estudios llevados a cabo tanto en
la cueva de Gorham (Gibraltar) con presencia de grabados en la roca, como en la Grotte du Bison, en Francia, con la
fabricación de herramientas en hueso de reno, con una antigüedad de 60.000 años,
nos revelan como los neandertales tenían capacidad para el pensamiento abstracto.
Otro rasgo donde
podemos determinar también la simbología de los neandertales es a través del
adorno personal, considerándolo, como cualquier objeto documentado
arqueológicamente y que ha sido llevado por los grupos humanos con una función
de adorno corporal o bien con objeto de haber sido utilizado como útil practico.
Un grupo de investigadores
del Museo de Historia Natural de Croacia y de la Universidad de Kansas han revisado el material óseo que había aparecido hace 100 años, en el yacimiento de Krapina,
en Croacia, aplicándole las nuevas tecnologías. De este interesante estudio tafonómico se ha publicado un artículo, en la revista PLos ONE, donde los autores dan cuenta de la
aparición de ocho garras, pertenecientes al águila de cola blanca, que han sido
manipuladas para realizar un collar o una pulsera, con una antigüedad de 130.00
años cal BP. En este grupo de garras, cuatro de ellas presentan marcas de corte
con bordes lisos, y las ocho muestran señas de abrasión o de haber sido pulidas.
Tres de las garras más grandes presentan unas muescas a lo largo de toda la
superficie plana. Hay muestras de evidencias de haber sido tratadas para la elaboración
de un collar o pulsera, la presencia de estas garras nos viene a revelar que
los neandertales de Krapina podrían haber utilizado los huesos de las aves para
la fabricación de adornos o con algún objetivo simbólico, 80.000 años antes de
la aparición de los humanos modernos en Europa.
Águila de cola blanca |
Referencia:
Davorka Radovcic, Ankica Oros, Jakov Radovcic, David Frayer; 2015: “Evidence for Neandertal jewelry: modified White-Tailed Eagle Claws at Krapina”. PLOS ONE, Doi: 10.1371/ 0119802
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