En
el año 2003, recién defendida mi Tesis Doctoral, se celebró la 45ª Reunión Anual
de la Sociedad Hugo Obermaier, en Santander, un encuentro científico de
carácter internacional y donde se presentaron los resultados de las últimas
investigaciones que se realizaron en los
diferentes países del mundo, en torno al Paleolítico. Y allá que me fui, con
unos compañeros del Grupo de Investigación (Pedro Cantalejo, Salvador Domínguez
y Rafael Maura).
El
congreso estuvo organizado por el Grupo de Prehistoria de la Universidad de
Cantabria y se celebró en la Escuela Superior de la Marina Civil y en el Museo
de Altamira, contó con la asistencia del presidente de la Hugo
Obermaier-Gesellschaft (Ludwig Reisch).
Una de las actividades que realizamos en estos días fue la visita al Museo
Arqueológico de Santander, nada transcendental ya que se trataba de un museo
bastante clásico.
Este
verano he pasado de nuevo por Santander y me he llevado una grata sorpresa al visitar
de nuevo este museo. De entrada, se le ha dado una nueva ubicación, en el
Mercado del Este, en un edificio construido entre 1839 y 1842 y que fue
declarado Bien de Interés Cultural en 1986.
Este
nuevo espacio ofrece un itinerario cronológico, que abarca desde la Prehistoria
hasta el Medievo; y se inicia con una estupenda introducción a la Arqueología
donde la Zooarqueología es la gran
protagonista, aquí los restos óseos de animales adquieren un lugar destacado
para comprender los modos de vida de las sociedades paleolíticas, y de la
importancia que tiene la caza para estas comunidades. Las diferentes salas están dotadas de
material informático, pantallas interactivas digitales, paneles, vídeos.. te
garantiza una información exhaustiva sobre los diferentes contenidos y fases
por los que pasó la Prehistoria. Me llamó mucho la atención la sensibilidad, la
escenografía y sensación con que han
sido tratados los diferentes temas, desde la importancia que puede tener un
objeto de uso o instrumento, contextualizando sus contenidos, como al objeto de arte y su valor artístico e
histórico, hasta la sensación que se puede sentir visualizando los diferentes
periodos climáticos por los que han ido transcurriendo los diferentes periodos
históricos.
Pero
quizás lo que más te conmueve de todas las salas es la belleza que encierra el
espacio monográfico dedicado al arte mueble, tallado en hueso y asta, de los
yacimientos de La Garma, El Castillo, El Pendo, Altamira… de una riqueza
exquisita e indescriptible, creo que no existe otra colección tan rica como
ésta en el mundo. Los soportes están colocados de forma que las piezas de arte
inmueble puedes contemplarlas desde todos los ángulos y observar hasta los detalles
más minuciosos. Un museo muy
recomendable de visitar, a todas las personas que pasen por Santander.
Sólo
me queda felicitar a todas las personas que han colaborado y trabajado en este
proyecto museístico, por la labor desarrollada, ya que han conseguido un museo
interactivo, didáctico, actual y muy acorde a todos los niveles de público.
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