Cuando visitamos Asturias, una de las ciudades de obligada parada es la ciudad de Oviedo, para disfrutar de su inmenso patrimonio, tanto cultural como natural. En pleno centro de la ciudad, se encuentra el Museo Arqueológico del Principado, que conserva una larga tradición museística desde 1845. Nuestra visita la realizamos a las nuevas instalaciones del museo que se halla a la espalda de la Catedral, en el monasterio benedictino de San Vicente, y que está relacionado con el primer asentamiento de la ciudad. El edificio ha sufrido varias reformas. La última ha sido una exquisita rehabilitación que ha dotado al edificio de unas renovadas instalaciones. Se abrió al público en 2011. En esta rehabilitación se llevó a cabo también la reposición del claustro y la ampliación en el solar del edificio contiguo, respetando la fachada de estilo barroco.
Un paseo por el interior, y te das cuenta de la diversidad
cultural y la riqueza arqueológica e histórica que guarda la historia de
Asturias y que vamos descubriendo a través de sus exquisitas colecciones
particulares, que van desde tiempos prehistóricos, época de los Castros, Roma y
Asturias Medieval.
Prácticamente, me voy a centrar en la sala de Prehistoria,
qué para mí, son las preferidas en un museo. Comienza con unas vitrinas
dedicadas a las condiciones ambientales en la prehistoria, que muestran una
rica colección de restos de fauna cuaternaria de las cuevas de El Castillo,
Buxu, cueva de Sofoxó, La Rierca, cueva del Cierro…
La incorporación de equipos de investigación, en las
excavaciones arqueológicas, ha permitido conocer cuáles fueron las estrategias
de subsistencias entre los primeros grupos humanos (caza, pesca, recolección,
etc) y los avances técnicos en la fabricación de las herramientas que se
encontraron en distintas cuevas y abrigos. Dentro de este período, la parte
antropológica está muy bien representada con los hallazgos de la cueva de El
Sidrón.
Una de las vitrinas alberga una representación a escala 1:1
de la figura de una mujer neandertal, donde se pretende resaltar la visión de
las diferencias anatómicas existentes entre los grupos de neandertales y los
humanos modernos. La cueva de El Sidrón, podemos decir que tiene uno de los
registros más completos de fósiles de neandertales (Homo neanderthalensis), sus restos vienen siendo estudiados desde
2003, por el Grupo de Paleoantropología del Museo Nacional de Ciencias Naturales
–CSIC, con el paleoantropólogo Antonio Rosas González como director. Decir que, en 1953, el descubrimiento
de la estructura del ADN marca el inicio de la era de la biología molecular y
de la genética. Gracias a los beneficios que nos aporta la genética, y partiendo
de esos registros, podemos reconstruir parte de la historia de la especie a la
que pertenecieron y así hacerlos nuestros, reintegrándolos en la gran familia
biológica que es la especie humana. Pues bien, a través de su ADN se han
constituido las relaciones de parentesco entre los 12 individuos que han
aparecido.
Entre la información que nos han dejado sabemos que eran
grupos que practicaban el canibalismo, usaban plantas medicinales en su vida
cotidiana, y el empleo de palillos de dientes. Pero quizás una de las novedades,
es que este grupo conocía la división del trabajo por sexo y edad.
Lo que hace extraordinaria a esta cueva es que en la
Península Ibérica no existe registro tan completo y tan variado de esta
especie, por lo que es un referente en el mundo neandertal.
Otra de las evidencias, única del rico patrimonio de Asturias,
es el conjunto de arte mueble paleolítico, qué para mi modo de ver está muy
bien expuesta. Basándose en los aspectos museográficos, han conseguido a través
de iluminación con leds, el efecto de una vitrina de doble visión, de tal forma,
que te permite ver las piezas desde sus diferentes ángulos. También, la
información de éstas es accesible a través de los recursos interactivos en los
que se puede profundizar sobre los elementos decorativos de las piezas. El
conjunto de industria lítica y ósea proceden de las cuevas de Buxu, Llonín,
Tito Bustillo, Las Caldas…
Hay que resaltar que buena parte de las colecciones
disponibles en el museo, son gracias al trabajo de investigación y la donación
de muchas personas, y me gustaría resaltar la del profesor Francisco Jordá
Cerdá, que fue nombrado director de este museo desde 1953 a 1963 y del Servicio
de Investigaciones Arqueológicas de la Diputación Provincial de Oviedo. Esas
donaciones se deben a sus trabajos en las cuevas de Pindal, Cueto de Mina, Peña
de Candamo, La Lloseta, Cova Rosa, El Cierro, la cueva de Les Pedrose...
Otra de las salas que está muy bien distribuida es la que
alberga las sociedades del neolítico. En este período nos sorprende los
megalitos, el mundo funerario que se desliza entre el culto y el territorio,
así como, la transformación del paisaje como reflejo de una nueva sociedad.
Y por supuesto, en Asturias, no podía faltar el poblamiento
castreño, que tanto ha influido en el paisaje de esta comunidad, entre el final
de la Edad del Bronce y la conquista romana. Donde se generaliza el uso del
hierro, aparecen los primeros poblados fortificados y sobre todo mejora las
técnicas de cultivo. De este período destacar la diadema de Moñes, que
corresponde al arte figurativo en la orfebrería céltica. Es una tira de oro que
tiene representaciones figurativas, de un exquisito trabajo.
De aquí, se pasa a la sala donde se refleja la llegada de
Roma a Asturias, que supuso la organización del territorio, la transformación
de las actividades económicas y el fuerte cambio cultural que la vincula a la
civilización clásica. Se da paso a la monarquía Astur, desde su formación en la
alta Edad Media hasta la llegada del s. XV. El recorrido termina con la visita
al claustro del antiguo convento, de estilo gótico y friso renacentista.
En general, podemos decir que el Museo Arqueológico de
Asturias satisface las necesidades tanto culturales, como las científicas,
educativas y lúdicas de cualquier tipo de público que se acerque a sus salas.
Sólo me queda, felicitar a todas las personas que han
participado en la puesta en valor de este museo, por la diversidad cultural y
la riqueza arqueológica y, sobre todo, su planteamiento museológico y museográfico
de las piezas que custodia.
Referencia:
-Izquierdo, I y García, S., (2011-2012): “El museo Arqueológico de Asturias (Oviedo):
identidad y memoria del patrimonio asturiano”. Museos.es, 7-8, pp 264-279.
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